lunes, 7 de mayo de 2012

Memorándum al presidente Hollande: Cómo y qué negociar con la sra. Merkel / Andrés Ortega

Monsieur Le Président

Ahora va usted a tener que negociar directamente con la canciller alemana.  Hay terreno para el entendimiento. Pero piense que la sra. Merkel no es persona de amistades políticas sino de intereses. Para empezar, no cometa el error de toquetearla. Ya sabe que se quejó del manoseo por parte del presidente Sarkozy, aunque últimamente parece aceptarlo con mayor naturalidad. Tampoco se crea que apreciaba mucho a su predecesor. Una vez elegido, estará en buena disposición hacia usted. No quiere verse aislada en la UE.

Las siguientes recomendaciones están basadas en las entrevistas que, como sabe, hemos mantenido con colaboradores de la Cancillería y con miembros de la sociedad civil alemana.

Las economías de Francia y Alemania están divergiendo en detrimento de la nuestra. Es algo que le va a corresponder corregir a Francia con reformas internas que Vd. ha de impulsar, pues no cabe esperar que Alemania se lance a un proceso de reflación. Y aunque Vd. lance un estímulo en Francia de 20.000 millones de euros, la canciller no va a querer seguirle por esta senda.

Como recomienda una analista alemana de apellido francés, Ulrike Guérot, céntrese en temas en los que se puede esperar un cambio en la posición alemana y no en aquellos en los que hay un consenso interno formado en Alemania.

No se desgaste en renegociar directamente el Pacto Fiscal en sí. Sus reglas de austeridad no se aplicarán, como pronto, antes de cinco años. Además, la disciplina fiscal no depende del color político, como concluye un informe socialdemócrata español. Aunque Francia vaya a acabar adoptando la regla de oro, como ley y no como reforma constitucional, esto no es lo urgente. Lo urgente es crecer. Lo que está provocando la contracción económica no es el Pacto Fiscal que no ha entrado en vigor, sino la aplicación del viejo Pacto de Estabilidad (al que Lionel Jospin hizo añadir, aunque de forma hueca “y de Crecimiento” en 1997) y las reglas del llamado Six Pack.

Puede anunciar el equilibrio presupuestario para 2017, en vez de 2016 como pretendía su predecesor. Pero no es aún el momento de flexibilizar el plazo para que casi todos las economías de la Eurozona lleguen al 3% el año que viene. Aunque, dado que muchos países no podrán cumplir, hay que empezar a pensar en ello. Pese a que ha sido un tema tabú hasta ahora, aunque la Comisión Europea lo empieza a romper, la sra. Merkel podría aceptarlo en unos meses si se ratifica el Pacto Fiscal. 

Pónganse ambos de acuerdo para dejar de hablar de "austeridad", e insistan en la "estabilidad" que es lo que cuenta, y está en el verdadero nombre del Pacto.

Y ponga en su haber cómo Francia se puede acercar a Alemania en sus reglas laborales. Las negociaciones entre los sindicatos y la patronal en Francia para flexibilizar el sistema van por buen camino, y podrían llevar a que, como ocurre en Alemania, se puedan pactar reducciones de salarios y tiempo de trabajo en empresas cuya supervivencia esté en juego a cambio de mantener el empleo. Esto no contradice sus propuestas al respecto.

Lo urgente es lograr un Plan B, un plan de crecimiento para la zona euro y la UE, idea que Vd. ha propuesto y que se ha abierto ya camino. Supedite a ello la ratificación del Pacto Fiscal: Que lo complemente un volet sobre crecimiento, o incluso un Pacto de Crecimiento. La Comisión Europea ya ha preparado un plan público-privado que podría llegar a 200.000 millones de euros, especialmente impulsando los préstamos del BEI. Insista en esta vía, a la que la sra. Merkel está abierta.

Pida avances hacia una unión fiscal, pero real, que incluya eurobonos. Primero bajo la forma de bonos garantizados por la UE para financiar grandes proyectos de infraestructuras. Y luego eurobonos reales, apoyados por el Banco Central Europeo, que permitan a todos los países financiarse al mismo coste. Actualmente, Francia tiene que pagar para colocar sus bonos más que Alemania que lo logra con tipos a menudo negativos. Es lo que hablando del dólar, el presidente de De Gaulle calificó de “privilegio exorbitante”.  Lo más difícil será que acepte un cambio en las funciones del BCE como que el que propone, y que además acabaría requiriendo una revisión de los tratados.

La canciller Merkel se resistirá al principio. Pero convénzala de que esto es mejor que la trampa de las intervenciones del BCE en el mercado secundario de bonos. Y piense, además, que la sra. Merkel de hoy puede no ser la sra. Merkel de mañana, si tras las próximas elecciones, previstas para noviembre de 2013 pero que puede adelantar, pierde o tiene que buscar un nuevo socio para mantenerse en la Cancillería.

La sra. Merkel tiene, además, una carta en sus manos que le puede resultar de interés, a Vd. que ha declarado al sistema financiero como el enemigo a batir. A su antecesor, le negó la tasa sobre transacciones financieras. Pero podría aceptarla. Los cálculos del Parlamento Europeo, que la ha apoyado, indican que si se gravara la venta de bonos o acciones con  un 0,1% y la de derivados con un 0,01 por ciento una tasa de 0,1%, se podría recaudar 57.000 millones de euros al año, casi medio punto del PIB de la UE, una parte para las arcas comunitarias –que iría así creando realmente una unión fiscal-, y otra para los Estados miembros. Aunque no basta el acuerdo de Berlín, ese podría ser el principio de un verdadero federalismo fiscal.

Busque aliados en la UE, y especialmente en la Eurozona. La defensa del Tratado de Schengen le ayudará. Los demás países están hartos de que les lleguen instrucciones ya cocinadas por Berlín y una Francia que se ve como subordinada. Fue muy significativa la carta que doce primeros ministros enviaron en febrero a von Rompuy y a Barroso para pedir una política de crecimiento que acompañara a la de austeridad. Estaba en realidad dirigida contra el presidente Sarkozy y la canciller Merkel. Es necesario crear un núcleo más amplio de gobiernos deseosos de  avanzar en el proceso europeo y de regresar a las instituciones de la UE. Ahora tiene la oportunidad de encabezarlo.

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