BERLÍN.- La canciller alemana, Angela Merkel, ha
asegurado que la única tensión que sintió durante las intensas
negociaciones de los líderes del euro para buscar una solución urgente a
la situación de la deuda de España e Italia fue "la de los mercados", y
ha presumido de "muy buena" colaboración con el presidente francés,
François Hollande, y el primer ministro italiano, Mario Monti.
Italia y España bloquearon durante horas de madrugada la
adopción del plan de 120.000 millones para el crecimiento y el empleo en
la Unión Europea hasta adoptar unas medidas urgentes para estabilizar
la moneda única, a las que se resistía Alemania. Hollande reveló que
conocía la intención de Monti y del presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, de plantear estas reservas y les mostró su apoyo.
Preguntada por estos movimientos y por si se sintió presionada por
sus socios europeos, Merkel ha tratado de quitar hierro al asunto y en
rueda de prensa ha asegurado que "la presión es la de los mercados
financieros, eso es indiscutible, y por eso algunos países están en una
situación muy complicada".
La canciller ha explicado que existía una "preocupación" por las
dificultades de las deudas soberanas y la economía de estos países y un
"interés" por encontrar soluciones en un debate en el que ella optó por
"defender los procedimientos que tenemos". También ha dejado claro que
su oposición firme a los eurobonos no ha cambiado.
Además ha admitido que la palabra 'troika' --Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión
Europea (BCE)-- "no aparece en las reglas para la recapitalización de la
banca ni para las operaciones en los mercados primario o secundario",
pese al interés de Berlín por imponer el mayor control posible y frente a
la negativa cerrada de Monti a que una misión de tales características
pudiera viajar a Roma.
Según ha revelado la propia Merkel, durante esa madrugada llegó a
mantener hasta diez encuentros bilaterales con Monti para tratar de
acercar posturas, aunque también para hablar "sobre fútbol", bromeó la
canciller, en referencia a que las negociaciones se intensificaron
después de que Italia eliminara a Alemania en las semifinales de la
Eurocopa.
También ha querido presumir de la "muy buena colaboración" que
mantiene con el nuevo presidente galo, con quien dice haber trabajado
estrechamente para diseñar el programa para el crecimiento y la creación
de empleo, para negar así que la tradicional alianza francoalemana haya
quedado dañada con el relevo de Nicolas Sarkozy en El Elíseo.
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