MADRID.- La auditoría a la banca española contempla una recapitalización a
dos velocidades en la que las 4 entidades nacionalizadas, que suponen el
grueso de las necesidades de capital identificadas en el ejercicio de
estrés, serán en el corto plazo las receptoras de las ayudas europeas
que el Gobierno solicitará formalmente el lunes.
Las necesidades del segundo grupo de entidades, en el que se
integran un total de 7 entidades, entre ellos la banca comercial
mediana, podrían identificarse de una forma más detallada en octubre una
vez que hayan concluido en septiembre la segunda fase de una auditoria
más pormenorizada sobre sus carteras crediticias y un nuevo ejercicio de
estrés individualizado. Una vez establecidas las exigencias capital,
estas entidades tendrán que presentar un plan para cubrirlas con fondos
públicos o privados.
Según diversas fuentes, estas diferencias de calendario podrían
permitir también mecanismos de ayuda diferenciados en un intento por
tratar de desligar las ayudas a la banca de la solvencia soberana.
Recién abierto el debate sobre la posibilidad de establecer en el
corto plazo algún mecanismo que permita una inyección directa de
financiación a los bancos - sin pasar, por tanto, por el contador de la
deuda pública - algunas fuentes no descartan que al menos una parte de
la ayuda trate de canalizarse al margen del estatal FROB, que en
principio se había presentado como único conducto de las ayudas
europeas.
Para aliviar la operativa en el corto plazo, el peso pesado
Bankia necesitaría recibir al menos parte de los 19.000 millones de
euros solicitados antes de vencer el mes de julio y posiblemente las
otras entidades nacionalizadas también recibirían al menos una primera
parte de las ayudas a través del FROB.
"Está previsto que la recapitalización de Bankia se inicie lo antes posible", dijo una fuente del Ministerio de Economía.
Entretanto, el grupo de los tres grandes entidades españolas,
Santander, BBVA y Caixabank, están a salvo de cualquier petición de
ayuda, según explicaron la víspera las autoridades españolas. Además,
estos tres bancos no se verán penalizados por nuevas exigencias de
provisiones.
En total, los 14 grupos bancarios españoles necesitan hasta
62.000 millones de euros -en términos agregados- de acuerdo con los
ejercicios de estrés realizados por dos consultoras independientes, con
los déficit de capital concentrados en las entidades nacionalizadas.
Esta cifra máxima se sitúa considerablemente por debajo de la
línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros concedida por el
Eurogrupo para el saneamiento del sector.
En la actualidad, el sector financiero es, junto con el desbocado
déficit de las comunidades autónomas, una de las principales
preocupaciones de los mercados internacionales respecto a España, por el
temor a que precipite la intervención del Estado al estilo irlandés.
Una fuente cercana al proceso de análisis a la banca manifestó
que no necesariamente las necesidades de capital equivaldrían a
inyecciones de dinero público, debido a la posibilidad de algunas
entidades de captar fondos por sus propios medios.
El diferencial de la deuda española a 10 años frente a su
equivalente alemán bajó el viernes a los 479 puntos básicos, el nivel
más bajo desde el 7 de junio, después de que el BCE indicara que
relajaría las exigencias de garantías en las subastas de liquidez para
la banca.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, volvió a referirse este
viernes a la posibilidad de que, al menos una parte de la ayuda,
pudiese llegar de forma directa a los bancos sin tensar la deuda pública
soberana.
"El proceso de la unión bancaria se ha puesto en marcha (...) y
ahí se puede se puede establecer esta posibilidad de inyección directa a
los bancos", dijo.
Aunque dejó claro que las condiciones de los préstamos y las
cantidades concretas están todavía bajo negociación, el titular de
Economía se mostró confiado en unas condiciones favorables con plazos de
vencimiento de al menos 15 años, tipos de interés de entre el tres y el
cuatro por ciento y periodos de carencia de entre cinco y diez años.
Guindos dijo que el dinero que recibirán los bancos podría
instrumentarse mediante aportaciones de capital o bonos del fondo de
rescate (como contrapartida a las acciones o bonos convertibles
contingentes que emitirían las entidades) que podrían ser utilizados
como colateral para obtener liquidez en el BCE.
La parte sin identificar con claridad sigue siendo la "clase
media", según una fuente cercana al proceso de análisis de la banca, a
pesar de que algunas entidades como Sabadell y Bankinter ya se han
apresurado a decir que no iban a necesitar ayudas.
No obstante, la fuente de Economía dijo que era demasiado pronto para fijar las necesidades individuales de las entidades.
El propio Ministerio de Economía explicó el jueves que el trabajo
de las auditoras (KPMG, Deloitte, PwC y Ernst&Young) y la más
detallada información sobre las características de riesgo de las
carteras de los bancos se usará como un nuevo "input" o información para
una segunda fase de ejercicios de resistencia.
Esta segunda parte de las auditorias -que estaría lista para
finales de julio- identificaría las necesidades específicas de capital
de cada banco.
"Esto permitirá una mayor diferenciación a nivel de entidad al
tener en cuenta las diferencias en los perfiles de riesgo", según
Economía.
El resultado de la valoración a nivel individual se publicarán en
septiembre, cuando se requerirá a los bancos que preparen planes de
recapitalización indicando como plantean resolver los déficit de capital
que se identifique.
A mediados de octubre, estos planes se remitirán al Banco de
España y a la Comisión en colaboración con el Banco Central Europeo para
su valoración. A partir de entonces, las entidades cuyos planes de
recapitalización privada sean aprobados tendrán nueve meses para cumplir
las exigencias.
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