viernes, 22 de junio de 2012

La auditoría contempla una recapitalización de la banca española a dos velocidades

MADRID.- La auditoría a la banca española contempla una recapitalización a dos velocidades en la que las 4 entidades nacionalizadas, que suponen el grueso de las necesidades de capital identificadas en el ejercicio de estrés, serán en el corto plazo las receptoras de las ayudas europeas que el Gobierno solicitará formalmente el lunes.

Las necesidades del segundo grupo de entidades, en el que se integran un total de 7 entidades, entre ellos la banca comercial mediana, podrían identificarse de una forma más detallada en octubre una vez que hayan concluido en septiembre la segunda fase de una auditoria más pormenorizada sobre sus carteras crediticias y un nuevo ejercicio de estrés individualizado. Una vez establecidas las exigencias capital, estas entidades tendrán que presentar un plan para cubrirlas con fondos públicos o privados.
Según diversas fuentes, estas diferencias de calendario podrían permitir también mecanismos de ayuda diferenciados en un intento por tratar de desligar las ayudas a la banca de la solvencia soberana.
Recién abierto el debate sobre la posibilidad de establecer en el corto plazo algún mecanismo que permita una inyección directa de financiación a los bancos - sin pasar, por tanto, por el contador de la deuda pública - algunas fuentes no descartan que al menos una parte de la ayuda trate de canalizarse al margen del estatal FROB, que en principio se había presentado como único conducto de las ayudas europeas.
Para aliviar la operativa en el corto plazo, el peso pesado Bankia necesitaría recibir al menos parte de los 19.000 millones de euros solicitados antes de vencer el mes de julio y posiblemente las otras entidades nacionalizadas también recibirían al menos una primera parte de las ayudas a través del FROB.
"Está previsto que la recapitalización de Bankia se inicie lo antes posible", dijo una fuente del Ministerio de Economía.
Entretanto, el grupo de los tres grandes entidades españolas, Santander, BBVA y Caixabank, están a salvo de cualquier petición de ayuda, según explicaron la víspera las autoridades españolas. Además, estos tres bancos no se verán penalizados por nuevas exigencias de provisiones.
En total, los 14 grupos bancarios españoles necesitan hasta 62.000 millones de euros -en términos agregados- de acuerdo con los ejercicios de estrés realizados por dos consultoras independientes, con los déficit de capital concentrados en las entidades nacionalizadas.
Esta cifra máxima se sitúa considerablemente por debajo de la línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros concedida por el Eurogrupo para el saneamiento del sector.
En la actualidad, el sector financiero es, junto con el desbocado déficit de las comunidades autónomas, una de las principales preocupaciones de los mercados internacionales respecto a España, por el temor a que precipite la intervención del Estado al estilo irlandés.
Una fuente cercana al proceso de análisis a la banca manifestó que no necesariamente las necesidades de capital equivaldrían a inyecciones de dinero público, debido a la posibilidad de algunas entidades de captar fondos por sus propios medios.
El diferencial de la deuda española a 10 años frente a su equivalente alemán bajó el viernes a los 479 puntos básicos, el nivel más bajo desde el 7 de junio, después de que el BCE indicara que relajaría las exigencias de garantías en las subastas de liquidez para la banca.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, volvió a referirse este viernes a la posibilidad de que, al menos una parte de la ayuda, pudiese llegar de forma directa a los bancos sin tensar la deuda pública soberana.
"El proceso de la unión bancaria se ha puesto en marcha (...) y ahí se puede se puede establecer esta posibilidad de inyección directa a los bancos", dijo.
Aunque dejó claro que las condiciones de los préstamos y las cantidades concretas están todavía bajo negociación, el titular de Economía se mostró confiado en unas condiciones favorables con plazos de vencimiento de al menos 15 años, tipos de interés de entre el tres y el cuatro por ciento y periodos de carencia de entre cinco y diez años.
Guindos dijo que el dinero que recibirán los bancos podría instrumentarse mediante aportaciones de capital o bonos del fondo de rescate (como contrapartida a las acciones o bonos convertibles contingentes que emitirían las entidades) que podrían ser utilizados como colateral para obtener liquidez en el BCE.
La parte sin identificar con claridad sigue siendo la "clase media", según una fuente cercana al proceso de análisis de la banca, a pesar de que algunas entidades como Sabadell y Bankinter ya se han apresurado a decir que no iban a necesitar ayudas.
No obstante, la fuente de Economía dijo que era demasiado pronto para fijar las necesidades individuales de las entidades.
El propio Ministerio de Economía explicó el jueves que el trabajo de las auditoras (KPMG, Deloitte, PwC y Ernst&Young) y la más detallada información sobre las características de riesgo de las carteras de los bancos se usará como un nuevo "input" o información para una segunda fase de ejercicios de resistencia.
Esta segunda parte de las auditorias -que estaría lista para finales de julio- identificaría las necesidades específicas de capital de cada banco.
"Esto permitirá una mayor diferenciación a nivel de entidad al tener en cuenta las diferencias en los perfiles de riesgo", según Economía.
El resultado de la valoración a nivel individual se publicarán en septiembre, cuando se requerirá a los bancos que preparen planes de recapitalización indicando como plantean resolver los déficit de capital que se identifique.
A mediados de octubre, estos planes se remitirán al Banco de España y a la Comisión en colaboración con el Banco Central Europeo para su valoración. A partir de entonces, las entidades cuyos planes de recapitalización privada sean aprobados tendrán nueve meses para cumplir las exigencias.

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