NUEVA YORK.- Las cosas se están perfilando para que haya otro verano caliente en
Wall Street, y todavía queda un largo, largo camino por recorrer.
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, volverá al
Congreso de Estados Unidos el jueves para declarar ante una comisión
legislativa sobre el estado de la economía de Estados Unidos. No la va a
tener fácil.
El promedio Dow industrial, que agrupa a las empresas líderes,
está ahora en terreno negativo en el año. El empleo parece estar
frenándose hasta un ritmo de caracol y Europa sigue sumida en la crisis.
"Esto instala a la Fed firmemente en el juego y probablemente se
sientan obligados a responder", dijo Tom Porcelli, economista principal
para Estados Unidos en RBC Capital Markets en Nueva York, tras datos que
mostraron que el empleo creció en mayo a su ritmo más débil en un año.
"El ingrediente que faltaba para impedir que actuara la Fed era
el mercado de valores, pero ahora estamos viendo un debilitamiento",
dijo. "Las acciones están cayendo y ese era el último obstáculo para que
actuara la Fed, porque todos los otros criterios se han cumplidos".
En la semana, el Dow perdió un 2,7 por ciento, mientras que el
S&P 500 y el Nasdaq retrocedieron un 3 y un 3,2 por ciento,
respectivamente.
La próxima reunión de política monetaria de la Fed se llevará a cabo el 19 y 20 de junio.
Un sondeo de Reuters entre 15 operadores da una probabilidad de
un 35 por ciento de que la Fed extienda su política de estímulo. El
sondeo mostró que los operadores que esperan un nuevo alivio
cuantitativo, o QE3, aumentó un 50 por ciento desde un 33 por ciento en
mayo.
Los repuntes de los mercados bursátiles en cada uno de los
últimos tres años fueron alimentados por la combinación de un masivo
gasto de estímulo del Gobierno y el banco central. Este año también esa
podría ser la única esperanza para las acciones.
La perspectiva económica global se oscureció el viernes, cuando
los reportes mostraron también una desaceleración en el crecimiento del
empleo en Estados Unidos, la producción fabril china apenas se expandió y
el sector manufacturo europeo cayó aún más en desgracia.
"Ciertamente sugiere que quizás la debilidad en Europa está
influenciando a Estados Unidos, o bien la recuperación de Estados Unidos
podría no ser tan sólida como para superar la debilidad en Europa",
dijo Jack Ablin, presidente de inversiones en Harris Private Bank en
Chicago.
"Yo creía que Europa podría quedarse en su pequeño rincón en el mundo. Hasta ahora, sin embargo, no parece ser así", agregó.
En este momento nada cuenta mejor la historia de la economía global que los mercados bursátiles del mundo.
Los mercados bajistas están hacienda estragos en España, Italia,
Brasil y Rusia, las bolsas asiáticas han estado débiles, y la mayoría de
los otros mercados de Europa está en terreno negativo para el año. Y es
hacia allí donde las acciones de Estados Unidos se están dirigiendo... y
rápido.
"No veo ninguna razón imperiosa para pensar que tendremos una
recuperación sostenida sin un nuevo estímulo fiscal y monetario, no solo
aquí en Estados Unidos sino quizá, lo que es más importante, en otros
sitios del mundo", dijo Clark Yingst, analista de mercado en Joseph
Gunnar.
Yingst dijo que las señales de un nuevo estimulo podrían ser una razón de peso para volverse optimista.
El viernes el S&P 500 cayó un 2,5 por ciento, levemente por
debajo de su promedio móvil de 200 días por primera vez desde diciembre.
Ese nivel es estrechamente observado por los inversores, y un quiebre
significativo podría abrir el camino a perdidas más pronunciadas.
Esa parece una posibilidad nítida en este momento.
Grecia celebrará nuevas elecciones en dos semanas. Una victoria
de los partidos que se oponen al rescate encabezado por la Unión Europea
y el Fondo Monetario Internacional podría dar inicio a la salida del
país de la zona euro.
Tal evento podría tener consecuencias imprevistas para la
economía global y los mercados financieros. Parte de la caída del 6,3
por ciento del S&P 500 en mayo - su peor mes desde septiembre - ha
tomado en cuenta ese posible escenario.
Los temores a que la crisis de deuda de la zona euro se esté
propagando a Estados Unidos avivaron nuevas compras de bonos soberanos
estadounidenses, alemanes, suizos y nórdicos, que son consideradas un
refugio seguro en tiempos de turbulencia de los mercados.
Los rendimientos de los bonos a 10 años del Tesoro estadounidense
alcanzaron el 1,442 por ciento, el nivel más bajo en los registros que
datan desde principios de 1880.
Pero no todos están oprimiendo el botón de vender. Zahid
Siddique, gerente asociado de cartera en Gabelli Equity Trust, dice que
un horizonte temporal de dos a cuatro año y el enfoque en el valor le
están permitiendo sumar posiciones en sectores que están siendo los más
afectados.
"Las compañías que nos han gustado anteriormente se están
volviendo más atractivas desde la perspectiva de la valoración, y hemos
estado comprando esas", dijo.
"Sólo compramos cuando caen, y salimos de esas posiciones cuando
los precios llegan a lo que nosotros pensamos que valen", agregó.
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