viernes, 22 de junio de 2012

El BCE se resiste a imitar a la Fed ante la crisis


FRANCFORT.- Los inversores están reclamando una respuesta contundente del Banco Central Europeo (BCE) a la crisis, similar a la impresión masiva de dinero en Estados Unidos y Reino Unido, pero la entidad no parece dispuesta a seguir su ejemplo pese al profundo malestar en la zona euro.

Cada vez hay más presión. Las políticas en las que están trabajando los Gobiernos de la zona euro -una tendencia hacia la integración fiscal con una amplia unión bancaria- llevarán meses o años de implementar, y los mercados financieros podrían no querer esperar tanto tiempo.
Un gerente de un fondo de cobertura activo en Europa dijo que los mercados quieren que el BCE intervenga para detener el alza de los rendimientos de bonos soberanos o que los Gobiernos mutualicen sus deudas, es decir, que los Estados más fuertes efectivamente garanticen los bonos de los más débiles.
Sin esas medidas, los rendimientos de los bonos emitidos por Estados "periféricos" de la zona euro seguirán subiendo, sobre todo en España.
El jueves, un incremento de los costes de financiación a medio plazo en Madrid, a niveles récords para la era del euro, subrayó la presión a la que se enfrenta la cuarta economía de la región. Italia también se ha visto en la línea del fuego.
Aun así, los analistas no prevén que el BCE -que tiene prohibido financiar deudas y déficits de los Gobiernos- ceda en su resistencia a tomar grandes medidas heterodoxas.
Hasta el momento, el BCE se limita a introducir ajustes con sus políticas existentes.
Fuentes del banco central dicen que está discutiendo alternativas para ayudar a España y a sus bancos, que ya tienen previsto recibir hasta 100.000 millones de euros bajo un plan de rescate de la zona euro. Una de ellas es ampliar los tipos de garantías que pueden usar al hacer préstamos a la entidad.
Esto podría alejar una contracción más profunda de los fondos de los bancos, que están luchando con préstamos incobrables debido a la recesión y a la crisis del mercado inmobiliario, pero básicamente sólo preserva el status quo.
"El BCE sigue creyendo que el peso del manejo de la crisis debe caer sobre los hombros de los Estados miembros", dijo Mujtaba Rahman, analista de la consultora de riesgo político Eurasia Group.
"Es poco probable que cambie esa posición en respuesta a la dinámica del mercado y las diferentes señales de la Fed y el Banco de Inglaterra", agregó.
La Reserva Federal de Estados Unidos lanzó otra ronda de estímulo monetario bajo su "Operación Twist" el miércoles y dijo que estaba lista para tomar más medidas para apuntalar una recuperación económica cada vez más frágil.
El Banco de Inglaterra también está a punto de emitir una nueva inyección de dinero a la deprimida economía británica para compensar los efectos de la crisis de deuda de la zona euro.
Esto implicará imprimir dinero para comprar bonos del Gobierno, a cambio de bajar los costes de financiación. Este tipo de "emisión cuantitativa" (EC) es un área prohibida para el BCE.
La ley de la UE le prohíbe al BCE "financiar monetariamente" las deudas gubernamentales y muchas de sus autoridades -sobre todo de Alemania- ya están incómodas con las compras de bonos que el banco efectuó en el mercado secundario el año pasado.
El miembro de la junta directiva Benoit Coeure, que ha demostrado con frecuencia una actitud pragmática desde que se sumó al BCE a principios de este año, no se mostró dispuesto a seguir el ejemplo de la Fed. En cambio, hizo hincapié en que los Gobiernos de la zona euro usen el fondo de rescate MEDE para comprar bonos.
"No mezclen el banco central con las autoridades fiscales", dijo al Financial Times en una entrevista.
Cualquier compromiso de los prestamistas gubernamentales en una cumbre de la Unión Europea el 28 y 29 de junio para tomar nuevas medidas contra la crisis, aunque tarde tiempo en surtir efecto, daría cobertura al BCE para decidir nuevas acciones.
Además de los cambios colaterales, las respuestas obvias del BCE incluyen reducir los tipos de interés, reiniciar el programa de compra de bonos y ofrecer a los bancos otra operación para inundar a los mercados con más liquidez.
El BCE emitió 1 billón de euros en préstamos baratos a tres años para los bancos en diciembre y febrero, aliviando los efectos de la crisis en el primer trimestre del año.
Las operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO por su sigla en inglés) podrían dar menores retornos y enfrentarse a la resistencia de algunos funcionarios, pero de todas maneras muchos analistas prevén una nueva ronda este año.
Sin embargo, una solución a corto plazo podría engendrar problemas a largo plazo.
Si los bancos españoles reciben más dinero del BCE, podrían usarlo para comprar más deuda soberana. Los analistas creen que hay que romper ese "círculo vicioso" en el que los bancos rescatados por Gobiernos débiles compran deuda soberana cuando esta pierde su valor.
Ante la ausencia de una respuesta contundente del BCE, la zona euro podría conformarse con un prolongado estado de crisis con rendimientos de bonos altos pero tolerables, hasta que los Gobiernos encuentren soluciones integrales.
La impaciencia de los mercados podría moderarse si ven una combinación de medidas del BCE y a los líderes gubernamentales diseñando estrategias de largo plazo, opinó Sassan Ghahramani, consejero delegado de SGH Macro Advisors, con sede en Estados Unidos y que asesora a los fondos de cobertura.
"Si España fuera desfinanciada por completo, claramente tendríamos un problema inmediato", dijo. "En estos niveles es feo, pero podemos seguir un tiempo más en una situación fea".

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