MADRID.- Bruselas ha señalado que la línea de crédito
de hasta 100.000 millones de euros que recibirá España para
recapitalizar su sistema bancario no es "un cheque en blanco" para los
bancos, y ha asegurado que no se va a inyectar dinero público en
cualquier entidad "sea cual sea su situación" y cuando se han tomado
decisiones "arriesgadas" y "erróneas" en el pasado.
En una entrevista en Gestiona Radio, Amadeu Altafaj, el portavoz
del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha
explicado que los planes de reestructuración del sector bancario español
puede pasar por distintas alternativas, ya que lo importante es
preservar los intereses de la economía y de los ciudadanos españoles, y
ha incidido en que la liquidación de una entidad es "un caso extremo".
En este sentido, apuntó que el tipo de interés que se cobrará a
los bancos a cambio de la ayuda, que en otros países se ha establecido
en torno al 8,5%, es "disuasorio" y pretende que las entidades intenten
solucionar sus problemas por otros medios como ventas de activos o
fusiones, antes de "tender la mano para recibir dinero público".
Así, añadió que cuando no sea posible hacer frente con soluciones
de mercado a los problemas de la entidad se deberá evaluar la
posibilidad de salvar a estos bancos con dinero público, porque la
alternativa tendría consecuencias importantes para la economía española.
Respecto a las tensiones vividas en los mercados en los últimos
días, Altafaj señaló que obedecen a un "conjunto de factores", como la
incertidumbre en torno a todo lo que rodea las elecciones de Grecia o el
nerviosismo que arrastran los mercados desde hace tiempo.
Así, recalcó que, aunque no se conocen los detalles de la ayuda a
la banca, "no hay tantas incógnitas" sobre la misma como se dice, y
confió en que cuando se conozca en breve el resultado de las
evaluaciones de los auditores independientes aporte "un poco más de
calma".
Por otro lado, insistió en que la ayuda financiera concedida a
España solo tiene condiciones que se ciñen al sector bancario, por lo
que instó a no mezclarlas con los esfuerzos que debe hacer el país para
reconducir las cuentas públicas y llevar a cabo reformas económicas y
estructurales para potenciar el crecimiento y el empleo, como cualquier
otro país con déficit excesivo. "Son procesos que discurren por caminos
distintos", aseveró.
En concreto, incidió en que España debe intentar no "cargar las
tintas" en la fiscalidad sobre el trabajo principalmente, pero también
sobre el capital, y tiene que explorar vías a través de impuestos
indirectos como el IVA, las tasas medioambientales o los impuestos a las
grandes fortunas.
Asimismo, Altafaj destacó que en Bruselas existe una percepción
"clara" de que España está acometiendo "con determinación" reformas
importantes, que quizás deberían haberse puesto en marcha antes. "Se
constata una determinación no solo del Gobierno, sino de un país entero
que está haciendo frente a una situación difícil con un temple digno de
mención", agregó.
Por otra parte, el portavoz de Rehn incidió en el deseo de la
Comisión Europea de que cualquier discusión sobre los eurobonos o
cualquier otro mecanismo se ponga sobre el papel para aportar más
claridad y lograr más confianza en el euro. "La simple claridad sobre la
voluntad de llegar a los eurobonos, que no es otra cosa que mutualizar
la emisiones de deuda pública, aportaría mucha confianza en esta
crisis", agregó.
Respecto a Grecia, incidió en que el Gobierno que salga de las
elecciones del domingo asumirá la "responsabilidad histórica" de
reformar la economía, reducir la deuda hasta niveles sostenibles y crear
las bases para un crecimiento sostenible. Además, añadió que debe
entenderse con sus socios europeos y corresponder a la ayuda financiera
con ajustes y reformas económicas.
En este sentido, incidió en que el programa acordado para Grecia
supone un ajuste "duro", pero es creíble y no hay "alternativa más
dulce". Así, agregó que el "único plan" en Europa es que Grecia siga en
el euro y que la Comisión seguirá apoyando a todos los países que estén
presionados por los mercados, como Grecia, España o Italia.
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