domingo, 3 de junio de 2012

Días clave para la Unión Europea / José Luis Calderón

La situación de la economía española es observada con gran preocupación también fuera de nuestras fronteras. Para muchos España es el último dique ante el caos económico. Por este motivo desde el BCE y la UE se miran con lupa todos los ajustes destinados a reducir el déficit en nuestro país. Esta preocupación se traduce en continuos avisos dirigidos al actual Gobierno español. Angela Merkel, Jose Manuel Durao Barroso, Mario Draghi, Hermann Van Rompuy y un desfile de comisarios de la UE han manifestado diversas opiniones sobre el futuro de nuestra economía. Pero todos coinciden en la importancia de sanear el sistema financiero español y reducir el déficit público.

Es evidente que un país no puede soportar niveles de deuda tan elevados durante mucho más tiempo. Un elevado porcentaje de economistas no discuten que el déficit público se deba reducir, pero manifiestan que no se puede realizar un ajuste tan radical en un espacio de tiempo tan corto. La medicina del recorte puede acabar matando al paciente, como por otra parte estamos comprobando en los últimos meses.

Por si la preocupación que genera la economía española en el seno de la UE no fuera suficiente, se atisba en el horizonte una serie de acontecimientos que siembran de incertidumbre el futuro más próximo.

El 31 de Mayo se celebrará en Irlanda un referéndum sobre el Tratado de estabilidad. Existe cierto temor en la UE a que los ciudadanos lo interpreten como un referéndum sobre los ajustes efectuados por el del Gobierno conservador de Enda Kenny. En los sondeos el Sí parte con ventaja pero el porcentaje de indecisos es muy elevado, además se debe recordar que los irlandeses ya rechazaron en referéndum el Tratado de Lisboa en 2008. Un No alejaría a Irlanda del Mede (Mecanismo Europeo de Estabilidad) y significaría otro revés a la agenda de la UE.

La victoria de François Hollande puede ocasionar la introducción con menos timidez que hasta ahora de argumentos a favor de promover políticas de crecimiento, arrinconando en parte el "dogma de fe" que ha significado la reducción del déficir público sobre todo lo demás. De momento, aunque tímidamente, algo parece estar cambiando en la UE. La "Agenda del crecimiento para Europa" que Angela Mekel quiere presentar en junio parece el principio de un giro en las decisiones políticas para afrontar la crisis. La cuestión es si la Canciller está realmente convencida de apostar por el crecimiento sobre la austeridad, o simplemente es un guiño a las voces críticas. Otros analistas plantean que Angela Merkel puede instaurar en el mes de junio una nueva dirección que sume al control del déficit una batería de estímulos para el crecimiento económico en la eurozona. Merkel necesita el apoyo del SPD para aprobar el Pacto Fiscal en el Bundestag y los socialistas conscientes de esto han dejado caer algunas condiciones. El establecimiento de un impuesto sobre las transacciones financieras, inversión de los fondos estructurales europeos en proyectos de crecimiento, refuerzo del Banco Europeo de Inversiones y emisión de deuda europea vinculada a proyectos concretos.

Alemania pretende impulsar un plan de crecimiento sin aumentar demasiado el gasto o recurrir al crédito pues esta opción generaría más deuda. A priori parece complicado que se consiga crecer sin invertir previamente.

Pero la preocupación por un eventual derrumbe de la economía española ha traspasado las fronteras de la UE. Según The Washington Post "si la crisis de España agrava la recesión en la UE puede llevar a toda la economía mundial a una depresión persistente". Este hipotético escenario mermaría las posibilidades de reelección de Barack Obama en los comicios de Noviembre. Probablemente ante el temor a que ese escenario se transforme en realidad Obama y Mariano Rajoy se reunirán en el mes de junio. Es por tanto muy probable que el presidente de EEUU intente presionar a la canciller Angela Merkel para incluir nuevas directrices centradas en el crecimiento y el apoyo a los países periféricos de la UE. Eso si no lo ha hecho ya.

Hasta ahora, las únicas certezas son la incapacidad para resolver los problemas de la deuda soberana (los eurobonos aún son un tabú) y la ausencia de mecanismos para resolver las crisis bancarias o frenar la especulación.

Los días pasan, las decisiones clave no terminan de llegar, los pasos no parecen estar claros y el margen del Gobierno español si todo continúa igual cada vez es más estrecho. Sobre todo si sumamos la posibilidad de que Grecia abandone el euro si el resultado de las elecciones que se celebrarán el 17 de junio vuelve a dejar fuera de juego a los partidos favorables al plan de rescate, Nueva Democracia y PASOK. Los problemas económicos de los países periféricos se agravan sin que se adviertan soluciones en el horizonte.

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