PARÍS.- El Gobierno francés presidido por François
Hollande solicitará a la Unión Europea (UE) que apruebe un paquete de
estímulo económico de unos 120.000 millones de euros, en el marco de la
cumbre del Consejo Europeo que se celebrará en Bruselas a finales de
junio. Además, El Elíseo cederá a la negativa de la canciller alemana,
Angela Merkel, a los eurobonos.
En un documento que recoge las propuestas que presentará
Hollande de forma oficial en la cumbre de finales de junio desvelada por
el semanario francés 'Journal du Dimanche', el Gobierno francés
defiende un impulso del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y de los
fondos estructurales europeos para acometer proyectos de
infraestructuras, algo por lo que ha abogado la Comisión Europea.
Asimismo, Hollande ha retirado su propuesta de mutualizar la
deuda de la eurozona y emprender los eurobonos, un proyecto que quedaría
relegado a un segundo plano para los próximos diez años.
La implementación de un impuesto a las transacciones
financieras --tasa 'Tobin'-- y de medidas para la creación de empleo,
máxime entre los más jóvenes serían otras de las prioridades para el
Gobierno francés.
No obstante, Hollande ya ha transmitido el groso de sus ideas a
los líderes europeos y al Consejo Europeo en vistas a la cumbre del
G-20 en México.
En concreto, el documento, titulado 'Pacto para el crecimiento
europeo', certifica la petición de Francia de "adoptar medidas de
crecimiento de un impacto rápido equivalentes a 120.000 millones de
euros".
Este paquete se desgrana en hasta 55.000 millones de euros en
fondos europeos para el desarrollo que todavía no han sido utilizados,
unos 4.500 millones en fondos para acometer proyectos de
infraestructuras y un máximo de 70.000 millones de euros en inversiones
que se canalizarían a través del BEI.
La UE se ha visto inmersa en una dicotomía entre la doctrina
germana y la francesa, es decir, austeridad o impulso económico. La
victoria de Hollande en las elecciones presidenciales francesas ha
propulsado un viraje en la política europea, secundado por el primer
ministro italiano, Mario Monti, y por el presidente del Gobierno
español, Mariano Rajoy; mientras Merkel continúa enrocada en la
austeridad y en la disciplina fiscal como el modelo único de salvamento
europeo.
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