domingo, 17 de junio de 2012

La renegociación del plan de ayuda a Grecia parece inevitable tras los comicios

PARÍS.- Sea cual sea el resultado de los comicios griegos de este domingo, es casi inevitable que se deba renegociar el plan de ayuda de 130.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Unión Europea, según varios analistas, aunque todos deberán hacer concesiones.

Hasta ahora, el FMI y Alemania, que tiene gran influencia en el rumbo de la política europea sobre Grecia, insisten en que el nuevo gobierno heleno deberá respetar las promesas hechas en marzo.
Pero tanto al Fondo como a Berlín no les quedará otra que volver a negociar con Atenas, que ya se ha retrasado a la hora de cumplir sus compromisos.
Los analistas subrayan que será más fácil ajustar el plan de ayuda si gana las elecciones el partido conservador de la Nueva Democracia (ND): su líder, Antonis Samaras, ha dado su palabra de respetar el programa previsto.
Pero la ND debe superar al partido de la izquierda radical Syriza, liderado por Alexis Tsipras, que, tras semanas manifestando su intención de no respetarlo, ha empezado a pedir que se renegocie el pacto.
Cualquier compromiso obligará a Europa a comparar el riesgo que implicaría la salida de Grecia del euro con el de la indulgencia, que podría tener tintes de bondad.
"La cuestión es saber si el nuevo gobierno querrá negociar de buena fe y si la Unión Europea querrá seguir ayudando", resume el execonomista del FMI Simon Johnson, actualmente profesor del Massachusetts Institute of Technology. "El FMI hará lo que pueda, pero empezamos a quedar cortos de opciones".
Jacob Kirkegaard, del instituto Peterson sobre economía internacional en Washington, cree que es probable que se alcance un acuerdo, sea cual sea el resultado de las elecciones. "En mi opinión, incluso una victoria de Syriza no llevará a Grecia a salir del euro, lo que sigue siendo -siempre en mi opinión- una posibilidad muy, muy remota".
Frente a cualquier escenario político nuevo, sólo Europa puede mostrar un cierto tipo de flexibilidad, destaca Kirkegaard, porque el FMI declaró en marzo que sus condiciones ya no son negociables. "Seguramente será muy difícil para el FMI aceptar una renegociación sea cual sea el resultado de los comicios". Los europeos, sin embargo, "pueden hacer prácticamente todo lo que es políticamente posible", apunta. "Esto significa, en mi opinión, que pueden dar al ganador de las elecciones griego, sea quien sea, un poco de margen sobre la austeridad, lo que significa que probablemente se pueden retrasar los objetivos de déficit", añade.
Pero las reformas estructurales criticadas por Tsipras son más difíciles de renegociar, señala Kirkegaard.
"Un compromiso es cuando vemos un nuevo gobierno que se arrodilla ante la Comisión Europea y le dice: 'Sí, haremos las reformas que nos han pedido'", explica el economista Adam Lerrick, del American Enterprise Institute, un centro de investigaciones liberal de Washington, y la respuesta es: "maravilloso, entendemos que la economía está muy mal, en consecuencia, les daremos uno o dos años para lograr el objetivo".
Pero todo dependerá de la confianza que Europa esté dispuesta a depositar en un gobierno griego, que ha fracaso dos veces seguidas a la hora de cumplir sus promesas. "Si Europa no consigue que se respeten las reglas, entonces el sistema presupuestario no podrá funcionar", zanja.

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