PARÍS.- Sea
cual sea el resultado de los comicios griegos de este domingo, es casi
inevitable que se deba renegociar el plan de ayuda de 130.000 millones
de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Unión Europea,
según varios analistas, aunque todos deberán hacer concesiones.
Hasta ahora, el FMI y Alemania, que tiene gran influencia en el rumbo
de la política europea sobre Grecia, insisten en que el nuevo gobierno
heleno deberá respetar las promesas hechas en marzo.
Pero tanto al Fondo como a Berlín no les quedará otra que volver a
negociar con Atenas, que ya se ha retrasado a la hora de cumplir sus
compromisos.
Los analistas subrayan que será más fácil ajustar el plan de ayuda si
gana las elecciones el partido conservador de la Nueva Democracia (ND):
su líder, Antonis Samaras, ha dado su palabra de respetar el programa
previsto.
Pero la ND debe superar al partido de la izquierda radical Syriza,
liderado por Alexis Tsipras, que, tras semanas manifestando su intención
de no respetarlo, ha empezado a pedir que se renegocie el pacto.
Cualquier compromiso obligará a Europa a comparar el riesgo que
implicaría la salida de Grecia del euro con el de la indulgencia, que
podría tener tintes de bondad.
"La cuestión es saber si el nuevo gobierno querrá negociar de buena
fe y si la Unión Europea querrá seguir ayudando", resume el execonomista
del FMI Simon Johnson, actualmente profesor del Massachusetts Institute
of Technology. "El FMI hará lo que pueda, pero empezamos a quedar
cortos de opciones".
Jacob Kirkegaard, del instituto Peterson sobre economía
internacional en Washington, cree que es probable que se alcance un
acuerdo, sea cual sea el resultado de las elecciones. "En mi opinión,
incluso una victoria de Syriza no llevará a Grecia a salir del euro, lo
que sigue siendo -siempre en mi opinión- una posibilidad muy, muy
remota".
Frente a cualquier escenario político nuevo, sólo Europa puede
mostrar un cierto tipo de flexibilidad, destaca Kirkegaard, porque el
FMI declaró en marzo que sus condiciones ya no son negociables.
"Seguramente será muy difícil para el FMI aceptar una renegociación sea
cual sea el resultado de los comicios". Los europeos, sin embargo,
"pueden hacer prácticamente todo lo que es políticamente posible",
apunta. "Esto significa, en mi opinión, que pueden dar al ganador de las
elecciones griego, sea quien sea, un poco de margen sobre la
austeridad, lo que significa que probablemente se pueden retrasar los
objetivos de déficit", añade.
Pero las reformas estructurales criticadas por Tsipras son más difíciles de renegociar, señala Kirkegaard.
"Un compromiso es cuando vemos un nuevo gobierno que se arrodilla
ante la Comisión Europea y le dice: 'Sí, haremos las reformas que nos
han pedido'", explica el economista Adam Lerrick, del American
Enterprise Institute, un centro de investigaciones liberal de
Washington, y la respuesta es: "maravilloso, entendemos que la economía
está muy mal, en consecuencia, les daremos uno o dos años para lograr el
objetivo".
Pero todo dependerá de la confianza que Europa esté dispuesta a
depositar en un gobierno griego, que ha fracaso dos veces seguidas a la
hora de cumplir sus promesas. "Si Europa no consigue que se respeten las
reglas, entonces el sistema presupuestario no podrá funcionar", zanja.
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