BRUSELAS.- El representante alemán en el directorio del
Banco Central Europeo (BCE), Jörg Asmussen, ha advertido de que la
institución no puede por sí sola "garantizar un camino de rosas" para la
economía y los mercados de la eurozona, y de que sus medidas de
urgencia a corto plazo no cambian los problema estructurales que existen
en la unión monetaria.
"La gente y los mercados miran al BCE en busca de soluciones. Pero
no deben hacerse ilusiones de que puede por sí solo garantizar un
camino de rosas para nuestras economías y los mercados", afirmó Asmussen
en un discurso pronunciado en la Cumbre Europea de la Comunicación
celebrada en Bruselas.
En este sentido, defendió que la institución ha ganado importancia
durante la crisis, pero insistió en que hay límites en lo que puede
hacer y en lo que sabe. Así, recordó unas declaraciones del ex
gobernador del Banco de Inglaterra, Eddie George, quien afirmó que los
bancos centrales no tienen "sabiduría divina" e intentan hacer el mejor
análisis que pueden.
Asimismo, recalcó que el banco central puede ser "muy eficaz" a la
hora de aplicar medidas de emergencia para luchar contra la crisis y
cambiar los mercados en cuestión de minutos, pero aún así alertó de que
la incertidumbre en el largo plazo puede seguir siendo "considerable".
Asmussen subrayó que estas soluciones a corto plazo no cambian las
cuestiones estructurales de las economías y los mercados europeos, que
dependen de las políticas económicas de los países, medidas que lleva
tiempo diseñar e implementar. "Firmes compromisos de los gobiernos
pueden reducir esta incertidumbre, pero nunca eliminarla", añadió.
En esta línea, comentó que si la lucha contra la crisis en el
corto plazo tiene éxito, por ejemplo con las medidas del BCE, algunos de
los desafíos más a largo plazo puede que nunca sean abordados, ya que,
como se ha comprobado más de una vez en esta crisis, a medida que su
reduce la presión inmediata se debilitan los incentivos para los
gobiernos. Sin embargo, al mismo tiempo reconoció que si no tiene éxito
en la lucha en el corto plazo, podría no haber un largo plazo en el que
pensar.
"Nuestra comunicación está en la cuerda floja, los mercados
necesitan garantías de que el BCE hará lo que esté en su poder y su
mandato para asegurarse de que el euro no cae. Al mismo tiempo, los
gobiernos necesitan tener los correctos incentivos para hacer frente a
los desafíos a largo plazo", explicó.
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