BRUSELAS.- Es improbable que Grecia pueda pagar lo que debe y es previsible que
necesite una mayor reestructuración de su deuda, que sería costeada por
el Banco Central Europeo y los gobiernos de la eurozona, dijeron el
martes tres funcionarios de la Unión Europea.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y los funcionarios
europeos que supervisan el cumplimiento de los compromisos hallarán
probablemente indicios de que el país, rescatado en dos ocasiones, no
está en la senda de alcanzar los objetivos, dijeron los funcionarios.
Los inspectores de la Comisión Europea, el BCE y el FMI
-conocidos como la Troika- regresaron a Atenas el martes y completarán
un análisis sobre la sostenibilidad de la deuda griega el próximo mes,
aunque las fuentes dijeron que las conclusiones ya se estaban volviendo
evidentes.
Eso significa que los acreedores oficiales -el BCE y los
gobiernos de la eurozona- tendrán que reestructurar parte de la deuda
griega que poseen, estimada en unos 200.000 millones de euros, para que
Atenas recupere un equilibrio sostenible.
Sin embargo, no existe disposición ni entre los estados de la
eurozona ni en el BCE para tomar una decisión tan dramática en este
momento.
"Grecia está ampliamente fuera de la senda", dijo uno de los
funcionarios, que pidió mantener la condición de anonimato por
la sensibilidad del asunto.
"El análisis de la sostenibilidad de la deuda será bastante malo", añadió.
Otro funcionario señaló que las estimaciones de crecimiento para
Atenas, que hablan de una contracción del 7 por ciento para este año
(frente a los 5 puntos de la anterior previsión), muestran que la carga
de la deuda se está incrementando en relación con el PIB griego.
"En los últimos tres o cuatro meses no se ha hecho nada en
Grecia", dijo el funcionario, refiriéndose a los retrasos provocados por
los procesos electorales celebrados desde mayo.
"La situación va de mal en peor y con ella va el ratio de la deuda", añadió el funcionario de la UE.
Bajo los términos del segundo plan de rescate acordado con la
Unión Europea y el FMI en febrero, Grecia se comprometió a realizar más
recortes de gastos e incrementos de impuestos, a cambio de una reducción
de 100.000 millones de euros en su deuda.
La reestructuración afectó a tenedores privados de deuda pública
griega, con pérdidas de hasta un 70 por ciento de sus posiciones para
aspirar a reducir el ratio deuda/PIB desde alrededor del 160 por ciento a
por debajo del 120 en 2020, un nivel que el FMI ha considerado
sostenible en el largo plazo.
Pero Grecia está muy lejos de alcanzar este objetivo a 2020,
dijeron las fuentes. Una de ellas estimó que la desviación podría
alcanzar hasta los 10 puntos porcentuales, equivalentes a unos 30.000
millones de euros.
Como resultado de todo esto, el FMI podría decidir retirar el
segundo programa de rescate después de haber dicho que no sería
aceptable un nuevo incumplimiento de objetivos. Esta situación dejaría a
los estados miembros de la eurozona y al BCE corriendo con los costes
en solitario.
En esta hipótesis, la única manera de mantener a Grecia a flote y
dentro de la zona euro sería que el BCE y los estados europeos
condonasen parte de la deuda o cambiasen los términos de manera que
Atenas tuviese más tiempo para reembolsar las deudas a tipos de interés
más bajos.
"Esta opción todavía no se ha explorado a nivel político porque
nadie quiere lanzar esa discusión", dijo la primera fuente. "La
viabilidad política de realizar una reestructuración de la deuda en
manos del sector público se vuelve cada vez más complejo".
Pero incluso aunque no se hayan producido discusiones formales
sobre la implicación del sector público, se han mencionado dos
posibilidades: el BCE asumiendo una quita de unos 40.000 millones de
euros en deuda griega, o los estados miembros mejorando los términos de
sus préstamos con Atenas.
Pero las fuentes dijeron que seis estados se oponen frontalmente a
dar más respiros a Grecia no sólo por los sucesivos incumplimientos,
sino porque los costes podrían tener que ser asumidos directamente por
los contribuyentes.
"La dinámica política va contra la dinámica económica", dijo una
de las fuentes. "Los argumentos económicos son claros - necesitamos
reestructurar la deuda Griega si es sostenible - pero no hay voluntad
política".
Esta situación vuelve a traer a la actualidad el debate de si
tras dos años y medio de crisis y dos intentos de rescate con
aportaciones multimillonarias, Grecia seguirá o no en la eurozona a
largo plazo.
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