ATENAS.- La dura negociación para poder presentar el viernes al
Eurogrupo un nuevo plan de ahorro para Grecia registró hoy leves
avances, tras nuevas reuniones entre el Gobierno y la troika de
acreedores internacionales y entre los partidos que sustentan al
Ejecutivo.
"Hubo un cierto avance en las negociaciones", resumió hoy
lacónicamente el ministro de Finanzas heleno, Yannis Sturnaras, tras
salir de la reunión con los jefes de misión de la troika que forman la
Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional (FMI).
Esta previsto que el viernes, haya o no acuerdo con la troika, Grecia
presente al resto de Estados de la zona del euro un plan de ahorro
presupuestario por valor de, al menos, 11.600 millones de euros, como
muestra de su compromiso con las reformas que Bruselas le exige para
seguir financiando al país mediterráneo.
Sin embargo, debe ser la troika la que, en su próximo informe de
progresos, previsto para octubre o noviembre, dé el visto bueno a las
reformas para que el resto de los socios europeos accedan a los 31.500
millones de euros de un nuevo tramo del rescate a Grecia.
Los medios locales han revelado que a Grecia se le están exigiendo
reformas laborales, como la ampliación de la semana laboral a seis días,
y nuevos recortes de pensiones y salarios.
Estas exigencias no sólo han provocado reacción en las calles, con
nuevas manifestaciones que colapsaron hoy en centro de Atenas, sino que
también están tensando las relaciones entre los tres partidos que
sustentan al Ejecutivo, el centroizquierdista Dimar, el socialdemócrata
Pasok y el conservador Nueva Democracia.
"Sigo con las líneas rojas que puso mi partido y la troika, y los
europeos deben entender que no se pueden aplicar medidas que pongan a
prueba la cohesión social", declaró a los medios Fotis Kuvelis, líder de
Dimar, tras una reunión de las tres formaciones.
Evangelos Venizelos, líder del Pasok, coincidió en su oposición a
hacer cambios en los derechos laborales y a llevar a cabo despidos
forzosos de funcionarios.
"La negociación es muy difícil. (...) Ellos tienen el dinero y
nosotros debemos proteger a la gente", reconoció, y reiteró que el
Gobierno griego está tratando de convencer a la troika de llevar a cabo
los recortes "en un sentido de justicia social".
Las diferencias en la coalición han llegado al punto de que el
ministro de Reforma Administrativa, Andonis Manitakis, ha amenazado con
dimitir si hay más despidos de funcionarios, según varios medios.
Manitakis argumenta que se podrían lograr 140.000 plazas menos de
funcionarios a través de prejubilaciones y bajas incentivadas, pero la
troika insiste en la necesidad de despidos forzosos por su carácter
"simbólico", en palabras del representante del FMI Poul Thomsen, citado
por el semanario "Athens News".
Thomsen fue hoy abucheado a la salida del Ministerio de Finanzas por
un grupo de policías y bomberos que protestaba porque sus salarios serán
reducidos por cuarta vez en poco más de dos años.
Junto a estos colectivos, también se han manifestado hoy profesores,
médicos, farmacéuticos, empleados de la banca pública y hasta militares,
que denuncian los planes de recorte de sus salarios.
Con todo, el diario "Kathimerini" publicó hoy que, según fuentes
cercanas al Gobierno, el primer ministro, el conservador Andonis
Samarás, estaría "determinado" a concluir "lo antes posible" el nuevo
plan de austeridad para poder acceder, también rápidamente, a la ayuda.
La mayor confederación sindical de empleados públicos, ADEDY, anunció
también hoy que se convocará una huelga general contra los nuevos
recortes a finales de mes o principios de octubre, aunque la fecha no
está fijada pues se está negociando sobre ella con la principal central
sindical del sector privado, GSEE.
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