LISBOA.- La troika (CE, BCE, FMI) ha concedido un año más al gobierno
portugués para conseguir sus objetivos de reducir el déficit público. La
disminución de los ingresos por el alza del paro y la crisis de deuda
en la eurozona, sobre todo, en España, principal socio comercial, hace
imposible que el alumno aventajado de Bruselas cumpla al pie de la letra
sus compromisos. Es un leve respiro en los plazos, pero no en los
ajustes, que aún se endurecerán más.
Portugal ha pasado con nota alta la evaluación de la troika y el
premio, además de desbloquear un tramo del préstamo de 4.300 millones de
euros, es que el déficit público pueda llegar hasta el 5% este año, en
lugar del 4,5% previsto e imposible. A esa cifra deberá llegarse en 2013
y al 2,5%, en 2014.
Más tiempo, pero todavía más esfuerzos a cambio del rescate de 78.000
millones de euros conseguido en 2011. Según los datos dados a conocer
este martes, la economía portuguesa retrocederá este año un 3% y un 1%
en 2013, una «situación difícil y peligrosa», en palabras del ministro
de Finanzas, Vitor Gaspar.
En consecuencia, los portugueses han sabido que todos los sacrificios
realizados hasta ahora no son suficientes. El gobierno ha confirmado
cambios en la tributación del impuesto sobre larenta, nuevos recortes de
gasto del Estado, despidos de trabajadores públicos y reducción de
salarios.
Portugal está cumpliendo a rajatabla las órdenes de Bruselas, como ha
reconocido el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn: «Esta
prórroga, y el hecho de que las autoridades portuguesas confíen en
poder cubrir cualquier necesidad de financiación adicional, son una
prueba más de la credibilidad reforzada de Portugal».
Rehn elogia la aplicación del programa de ajuste y asegura que «como
resultado, la confianza en Portugal entre sus socios internacionales y
entre los inversores continúa aumentando». Y junto al elogio, la
advertencia: Lisboa tiene que continuar «aplicando todos los aspectos
del programa con el mismo nivel de determinación en los próximos meses»,
a pesar de las dificultades por las que atraviesa la población, porque
«están creando las condiciones para unas finanzas públicas sostenibles,
un crecimiento equilibrado y más y mejores empleos».
No se ve así dentro de las fronteras portuguesas. El anuncio de los
nuevos recortes ha provocado una oleada de críticas entre los partidos
de la oposición y los sindicatos, que consideran que «se incrementa el
sufrimiento de los portugueses», a la vez que se «profundiza» en la
crisis.
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