A diez meses de su llegada al Banco Central Europeo, Mario Draghi da un golpe de timón y provoca un cambio histórico en la política monetaria europea
al instalar el euro como un objetivo estratégico que debe se
preservado. Este plan busca salvar la moneda única y de ahí el anuncio
de compras ilimitadas de bonos de deuda soberana de los países más
complicados, sujeta a determinadas condiciones como se puede ver aquí y aquí. Con esta acción, y después de varios planes fracasados o ineficientes, Draghi se juega el todo por el todo
en el que puede ser el último muro de contención para evitar el colapso
del euro. Un golpe que tiene mucho más de fuerza y de pasión que de
sensatez y realismo.
Draghi señala que no hay salida a la moneda única y
por eso la única alternativa es cumplir con el rol de prestamista de
última instancia. Esta vez con los gobiernos a través de la compra de
deuda soberana para licuar los costos en los países del eurogrupo. Esto
permitirá bajar los altísimos intereses que países como Italia y España
pagan en el mercado de bonos para obtener dinero fresco. En lo que va de
año estos intereses han escalado al 6% e incluso al 7 por ciento,
carcomiendo la ya famélicas finanzas públicas. Una verdadera sangría de
recursos financieros que sufren países que, más aún, han aplicado
draconianos recortes presupuestarios en áreas sensibles como salud y
educación. Solo ayer, tras el anuncio de esta compra de bonos, la prima de riesgo bajó 60 puntos.
Derribar a los mercados para reducir intereses
El plan de reducir los intereses en los bonos de deuda busca evitar
un colapso financiero en estos países salvaguardando con ello los
intereses de la moneda única. Si bien hasta hace un año un colapso de
gran envergadura en la eurozona parecía imposible, este año ha
demostrado estar muy cerca y hablar del derrumbe de España o Italia no
es una idea descabellada, como muchos pensaban. El problema es que esto
pondría seriamente en peligro a toda la zonaeuro, y es algo que hemos
comenzado a ver con las caídas sucesivas de Francia y Alemania y su
paulatina entrada en recesión. Por eso el muro de contención levantado
por Draghi busca aquietar ese incendio latente que avanza sin tregua
desde la periferia al núcleo europeo. Por eso también puede ser la batalla decisiva por el futuro del euro.
Este es el programa más ambicioso del BCE que ya en mayo de 2010
comenzó a comprar bonos de Grecia, Portugal y otros países, acumulando
209.000 millones de euros en títulos públicos. Sin embargo, a diferencia
de ese programa, el actual no tiene límites en términos de volumen y por eso se habla de “cantidades ilimitadas”.
Esta es una clara señal de que el Banco Central Europeo quiere torcer
la mano de los mercados y derribarlos en su propio juego: la
especulación. Porque el banco Central Europeo entra a especular con
cantidades ilimitadas de dinero demostrando que tiene más poder que los
especuladores.
Por cierto que esta es una arma de doble filo y aunque el BCE se
cubre de la inflación esterilizando el dinero que previamente inyecta,
existe una serie de condiciones que, de no cumplirse, podrían detener la
operación a mitad de camino. Es decir, que si un país incumple los
objetivos de déficit o se retrasa en los pagos, inmediatamente será descartado de estos planes de apoyo,
de acuerdo a la declaraciones de Draghi. Esto puede ser una
contradiccion con los objetivos de salvar el euro dado que ante la falta
de crecimiento y la recesión que golpea la puerta, lo más probable es
que los países sigan incumpliendo los objetivos de déficit. Por otra
parte, este plan busca sólo restablecer los equilibrio financieros, y
nada dice del crecimiento y el empleo. Esta es, sin duda, una importante
omisión.
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