WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) quiere
que los países de la eurozona y el Banco Central Europeo (BCE) asuman
pérdidas en sus préstamos a Grecia con el fin de reducir la carga de la
deuda helena.
La petición del FMI ha provocado un enfrentamiento dentro de la
troika (de la que forman parte además la Comisión y el BCE) porque los
europeos se niegan a aceptar una quita y se inclinan por dar más tiempo a
Atenas, hasta dos años, para corregir su déficit, según fuentes de las
tres instituciones.
La troika se ha marcado como objetivo del plan de ayuda a Grecia
(que suma ya 240.000 millones de euros entre los dos rescates) reducir
su nivel de deuda hasta el 120% del PIB en 2020 para hacerla sostenible y
recuperar la confianza del mercado.
Sin embargo, los retrasos en el plan de ajuste provocados por las
elecciones celebradas la pasada primavera han puesto en riesgo este
objetivo. Las autoridades griegas han pedido dos años más para cumplir
las metas de reducción del déficit y han estimado que esta prórroga
costaría 15.000 millones de euros adicionales. Otras estimaciones elevan
esta cantidad hasta 30.000 millones.
Los europeos están de acuerdo con dar más tiempo a Atenas y
pretenden cubrir esta brecha de financiación con la emisión de más deuda
a corto plazo, rebajando los tipos de interés de los préstamos o
renovando la deuda en manos del BCE.
Pero el FMI rechaza esta solución provisional y pide a los países
de la eurozona que asuman pérdidas en sus préstamos a Grecia, tal y como
ya hizo la banca privada.
El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ya ha dejado claro
que el BCE no cubrirá las necesidades de financiación de Grecia. A su
juicio, son los ministros de Finanzas los responsables de "decidir sobre
posibles brechas financieras".
"Éstas no deben ser cubiertas por los
bancos centrales", ha insistido.
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