jueves, 13 de septiembre de 2012

España espera que el Eurogrupo sea benigno ante un hipotético rescate

BRUSELAS.- La reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro que se celebra este viernes en Nicosia (Chipre) va a servir para calibrar hasta qué punto España será capaz de posponer una petición de rescate y qué condiciones podrían venir aparejadas a esta ayuda, es decir, qué esconde el mantra repetido por Mario Draghi una y otra vez la semana pasada de “estricta condicionalidad”.

El Gobierno, por el momento, sigue deshojando la margarita con la tranquilidad de saber que los anuncios del presidente del Banco Central Europeo han tenido un efecto balsámico en los mercados financieros y que la prima de riesgo da una tregua. La sentencia del Tribunal constitucional alemán ha clarificado el escenario al suponer la aprobación del fondo de rescate permanente que actuaría de forma conjunta con el Eurobanco en la compra de deuda.


“No hay presión en ningún momento para que España pida absolutamente nada”, aseguran fuentes del Ministerio de Economía y Competitividad. Una de las principales hipótesis que se barajan hasta ahora es que el Gobierno no pida la activación de un plan de rescate hasta que tenga claro que las condiciones van a ser lo más beneficiosas posibles.


Tanto el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, como el de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn han asegurado esta última semana que no se impondrían a España ajustes adicionales más allá de los ya exigidos hasta ahora, que nos obligan a reducir nuestro déficit público por debajo del 3% para el año 2014 y continuar con las reformas estructurales en línea con las recomendaciones del Ejecutivo Comunitario. Un alto funcionario del Eurogrupo también ha refrendado estas palabras al asegurar que “es posible que las condiciones ya existentes se consideren condiciones estrictas”. Se trataría entonces de estrechar la vigilancia sobre nuestro país con plazos suplementarios y quizás recomendaciones aún más detalladas que las últimas en las que se pedía a España la subida del IVA, el fin de la desgravación por vivienda o seguir retrasando la edad de jubilación entre otras.


"En el hipotético caso de que se pidiera un programa, las autoridades europeas ya han expresado que no va a haber ninguna condición distinta que no se haya pedido hasta ahora”, explican en el Ministerio de Economía, que a la vez niega que el calendario de las elecciones vascas y gallegas tenga algo que ver con los plazos de una hipotética petición de auxilio. Lo que resulta más que evidente es que los deberes ya impuestos no resultan fáciles.

En los últimos días parece que el Gobierno coquetea con la idea de que, al final, quizá no sea necesario rescate alguno. Panicos Demetriades, gobernador del Banco Central de Chipre y, por lo tanto, miembro del Banco Central Europeo (BCE), ha asegurado en una entrevista con Bloomberg que podría no ser necesario activar el programa de compra de bonos anunciado por Mario Draghi: 

“Nadie va a especular contra el poder de fuego ilimitado de un banco central. Esto es lo que estabiliza las monedas de países donde los inversores saben esto. Uno no apostaría contra la Reserva Federal”. Se trataría de la misma filosofía que ha estado subyacente en la gestión de esta crisis: crear instrumentos con al esperanza de que su propia existencia tranquilice a los inversores y no sea necesaria su utilización. Si quieres paz, prepárate para la guerra. El problema es que en esta crisis de deuda que estalló en 2010, al final, siempre ha habido guerra.

Rym Ayadi, investigadora el think-tank Centre for European Policy Studies, con sede en Bruselas, asegura que “la gran pregunta” es hasta qué punto los mercados van a permanecer tranquilos. “Han acogido bien las palabras de Mario Draghi, pero están vigilando al Banco Central Europeo y esperan acciones firmes”. Para Ayadi, el principal problema de España, más que su deuda, es la precaria situación del sistema financiero tras el escándalo de Bankia.

Por eso, aconseja a nuestro país esperar hasta finales de año, cuando la Autoridad Bancaria Europea sea una realidad, pueda poner bajo su supervisión a todos las entidades financieras europeas y se haya empezado a inyectar dinero en las cajas y bancos españoles para “poder empezar a negociar un posible programa preventivo de compra de deuda, siempre y cuándo “la prima de riesgo continúe baja hasta entonces”.

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