BRUSELAS.- Alemania y Francia tratarán de reunir mañana martes apoyos suficientes para avanzar en la creación de una tasa a
las transacciones financieras en un número reducido de países de la UE
mediante una 'cooperación reforzada'. El objetivo es superar el bloqueo
provocado por el veto de países como Reino Unido, que impide que el nuevo impuesto se aplique en todos los Estados miembros.
Otros cinco países se han sumado hasta ahora oficialmente a la
iniciativa de París y Berlín. Se trata de Portugal, Grecia, Eslovenia,
Bélgica y Austria. Para activar una cooperación reforzada se requiere la
participación de al menos nueve Estados miembros. El ministro de
Economía, Luis de Guindos, que en junio aseguró que se participaría en
esta vanguardia, ha eludido pronunciarse hasta el martes. En el mismo
sentido se ha expresado su homólogo italiano.
El objetivo de esta tasa es tratar de frenar las operaciones más
especulativas y hacer que la banca asuma parte de los costes de la
crisis. Según la propuesta de Bruselas, la tasa gravaría con un tipo del
0,1% las compraventas de acciones y bonos y con un tipo del 0,01% las
de derivados. El nuevo impuesto generaría unos ingresos de 55.000
millones de euros al año, y la Comisión quiere dedicar una parte a
financiar el presupuesto de la UE.
Los países que se oponen alegan que se trata de una iniciativa
ineficaz y que además provocará la deslocalización de la industria
bancaria fuera de la UE.
La presidencia chipriota informará además este martes a los
ministros de Economía cuál es su calendario de trabajo para tramitar la
norma que dará poderes al Banco Central Europeo (BCE) para supervisar
los bancos de la eurozona. Esta iniciativa es muy importante para España
porque se trata de la precondición para que el fondo de rescate pueda
recapitalizar directamente bancos, sin que la ayuda compute como deuda
pública.
Alemania, Holanda y Finlandia han cuestionado no sólo el
calendario al que se comprometieron los líderes europeos en junio
(llegar a un acuerdo antes de que acabe el año para que la
recapitalización directa esté ya disponible para los bancos que han
recibido ayudas públicas desde el 1 de enero de 2013), sino que también
han sostenido que no tendrá carácter retroactivo, con lo que España no
se vería beneficiada.
Los ministros discutirán estas cuestiones y también el resto de
piezas para crear una auténtica unión bancaria, que de momento no han
prosperado porque chocan también con la oposición de Berlín: un sistema
común de garantía de depósitos y un fondo de liquidación para los bancos
con problemas.
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