BARCELONA.- El expresidente catalán Jordi Pujol ha afirmado hoy que España atraviesa una profunda crisis económica. Y ha explicado que incluso el Banco de
España está sometido a "cierta vigilancia" europea.
El exmandatario nacionalista ha reconocido que España está inmersa en
un clima de desánimo que dibuja un paisaje propio de una derrota. ¿Y
contra quién ha perdido España esta guerra? Contra ella misma, en
opinión de Pujol. Ha advertido, en este punto, que después de una
derrota "no se puede ser arrogante", sino que hay que admitir el
fracaso, como hizo Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces, el
país germano asumió la derrota, actuó con humildad y se puso a
trabajar, una actitud que, según Pujol, debería seguir ahora España.
Sobre las causas que han llevado al país a esta situación, Pujol ha
explicado que ha habido errores técnicos y también éticos y morales. Ha
recordado, en este sentido, que el actual primer ministro italiano,
Mario Monti, visitó España en 2006 y le comentó que había detectado un
exceso de euforia y optimismo en España.
"Esto de la jactancia no es un pecado grave como la arrogancia o el orgullo, pero es un pecado tonto", ha manifestado. "Cuando un país ha perdido la guerra, ¿qué tiene que hacer? En primer lugar asumirlo, y no de forma fugaz, y explicar con modestia y autocrítica lo que pasó", ha señalado Pujol, que cree que España ha de hacer esto "de una forma muy seria", aunque se ha mostrado convencido de que el país es "vigoroso" y logrará salir adelante.
"Esto de la jactancia no es un pecado grave como la arrogancia o el orgullo, pero es un pecado tonto", ha manifestado. "Cuando un país ha perdido la guerra, ¿qué tiene que hacer? En primer lugar asumirlo, y no de forma fugaz, y explicar con modestia y autocrítica lo que pasó", ha señalado Pujol, que cree que España ha de hacer esto "de una forma muy seria", aunque se ha mostrado convencido de que el país es "vigoroso" y logrará salir adelante.
También sobre el origen de esta crisis, el expresidente de la
Generalitat ha recordado que España ha vivido una burbuja inmobiliaria,
pero también una burbuja laboral, muy vinculada al fenómeno de la
inmigración. Ha alertado, en este punto, que optar por la inmigración
sin límite significa optar por una economía no competitiva", como ha
sucedido en España.
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