WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI)
estima que si persiste la crisis en la eurozona la previsión del
crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2013 podría empeorar
hasta en 1,9 puntos porcentuales, por lo que, en el peor de los
escenarios manejados, podría llegar a bajar un 3,2%, mientras que la
prima de riesgo española llegaría a 750 puntos básicos.
El organismo que dirige Christine Lagarde señala que el retraso en
la aplicación de las reformas o la implementación de políticas
deficientes puede agravar notablemente la crisis de la zona euro y
provocar un desapalancamiento de los bancos de la región mucho mayor de
lo previsto, así como intensificar el fenómeno de salida de capitales
desde los países de la periferia del euro hacia las economías del núcleo
de la región, lo que en el caso de España podría llegar a suponer un
empeoramiento de hasta 1,9 puntos porcentuales en la previsión de
crecimiento del PIB para 2013 manejada por el FMI, que ya augura una
caída del 1,3% y que, por lo tanto, en el peor de los escenarios
manejados por la institución, podría llegar a caer un 3,2%, mientras que
la prima de riesgo española llegaría a 750 puntos básicos.
La última edición del Informe Global de Estabilidad Financiera del
FMI alerta de que los temores a una ruptura del euro han provocado una
extrema fragmentación de los mercados de financiación en la región,
intensificando las presiones para que los bancos, especialmente los de
aquellos países en apuros, reduzcan sus balances, lo que se traduciría a
su vez en mayores restricciones al crédito. De hecho, el FMI considera
que la periferia soportaría el mayor peso de estas restricciones
crediticias, que, de cumplirse el escenario base del Fondo, supondría un
descenso del 9% en la concesión de crédito a la periferia, pero que en
el escenario más negativo manejado por la entidad podría representar un
descenso de hasta el 18% en el flujo de crédito.
Este agravamiento de las perspectivas ha llevado a la institución
dirigida por Christine Lagarde a revisar al alza las cifras estimadas de
reducción de activos para los grandes bancos europeos respecto a su
informe de abril y ahora calcula que podrían llegar en su escenario base
hasta los 2,8 billones de dólares (2,1 billones de euros), equivalentes
al 7,3% del total de activos, al finalizar 2013, frente a los 2,6
billones de dólares (2 billones de euros) previstos en abril. Asimismo,
en un escenario de políticas débiles o deficientes, el Fondo estima que
los 58 grandes bancos europeos analizados deberían reducir activos por
importe de 4,5 billones de dólares (3,4 billones de euros) , el 12% del
total.
En concreto, el informe de la institución internacional calcula
que estos grandes bancos europeos han reducido en 600.000 millones de
euros sus activos, un 2% del total, entre el final del tercer trimestre
de 2011 y el segundo trimestre de 2012, en respuesta a la necesidad de
fortalecer sus reservas de capital. "Aunque el ritmo general de
desapalancamiento se ralentizó en el primer trimestre de 2012 a raíz de
las subastas de liquidez a largo plazo del BCE, la creciente
fragmentación del mercado está provocando renovadas presiones,
particularmente en la periferia de la zona euro", explica la
institución.
De hecho, el informe del FMI subraya que, a pesar de la mejoría de
las condiciones financieras registrada en las últimas semanas gracias
al anuncio de un plan de compra de bonos por parte del BCE, cualquier
estrategia que confíe exclusivamente en medidas de liquidez para
resolver la crisis tiene pocos visos de éxito a largo plazo. "Aunque el
soporte de liquidez por parte del BCE es esencial, no es suficiente
para contener las fuerzas que amenazan con dañar la integración de los
mercados y la política monetaria común", señala.
A este respecto, la institución internacional considera que la
fragmentación actualmente en curso en la zona euro sólo puede revertirse
mediante políticas de largo alcance, incluyendo aquellas enfocadas a
romper el círculo vicioso entre bancos y emisores soberanos, incluyendo
medidas para la recapitalización y resolución de entidades, así como
mediante progresos creíbles hacia la unión bancaria y fiscal de la zona
euro.
"La confianza en el sistema financiero mundial es muy frágil", a
pesar de que la reciente evolución de los mercados financieros haya sido
favorable, asegura el FMI, que advierte de que el retraso en la
aplicación de los ajustes y reformas necesarias sólo sirve para agravar
las dificultades. "Ante las demoras en resolver la crisis se ha
incrementado el volumen proyectado de reducción de los activos
bancarios", apunta la institución, que advierte de que "la carga más
pesada de las contracciones proyectadas de la oferta de crédito recaerá
en los países de la periferia de la zona del euro", donde la combinación
del desapalancamiento de los bancos y las tensiones soberanas generan
"vientos en contra muy fuertes para el sector empresarial".
Como síntoma de esta intensificación de la crisis el FMI destaca
la salida de capitales desde la periferia de la zona euro hacia el
núcleo de la región "a un ritmo típicamente asociado a crisis de
divisas".
"Tanto España como Italia han sufrido salidas de capitales a gran
escala en los doce meses anteriores al pasado mes de junio", señala el
FMI, que cifra en 296.000 millones de euros, el 27% del PIB español en
2011, el dato correspondiente a España, mientras que en el caso de
Italia la salida de capitales sumó 235.000 millones, equivalente al 15%
del PIB de 2011.
"La retirada de inversores extranjeros del mercado de bonos de la
periferia responde a gran parte de estos flujos, especialmente en el
caso de Italia, mientras que en España tendrían una base más amplia",
explica el Fondo.
"La erosión de la base de inversores internacionales en la
periferia subraya las dificultades de financiación externa que afrontan
estos países", añade la institución, que advierte de que esta salida de
inversores internacionales de los mercados de deuda soberana se ha
extendido también a los bancos.
Así, el informe del FMI constata que, además del descenso de los
depósitos en general, algunos países han registrado salidas hacia las
instituciones más sólidas en el seno de sus propios sistemas
financieros.
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