LONDRES.- egún han confirmado los últimos datos de la Oficina de Estadística de Islandia, el país nórdico ha conseguido rebajar su tasa de paro desde el nivel récord del 12% que sufría en mayo de 2010 hasta el 5%
registrado en septiembre. Durante ese mes, la población activa de
Islandia ascendía a 180.700 personas, de las que 171.700 tenían empleo y
solo 9.000 estaban desempleadas. En concreto, la tasa de paro masculino
se situó en septiembre en el 4,3%, por debajo del 5,5% de hace un año,
mientras que el desempleo femenino bajó al 5,7%, frente al 6,4% de
septiembre de 2011.
La revitalización del mercado laboral islandés se produce por un esfuerzo de flexibilización que ha permitido reducir unos costes laborales que se dispararon en más de un 50% durante el primer lustro del milenio.
Al mismo tiempo, han ido cobrando protagonismo las industrias de
servicios -como los viajes, los servicios financieros y de salud- en
detrimento de otras más tradicionales, como la pesquera. Sin embargo,
destaca también el elevado porcentaje de afiliación sindical, en torno a
un 85%.
La activación del mercado laboral es
solo el último y llamativo capítulo de la muerte y resurrección de la
economía islandesa. El país nórdico fue el heraldo de la gran crisis que
después azotaría a toda Europa, una premonición a pequeña escala del
desastre que estaba a punto de estallar. En octubre de 2008 su desproporcionado sistema financiero, que suponía cerca de 12 veces el PIB nacional, entraba
definitivamente en colapso. El Ejecutivo decidió no inyectar ningún
tipo de ayuda y los tres mayores bancos (Kaupthing, Landsbankinn y
Glitnir) entraron en suspensión de pagos. Una vez intervenidos, sus
activos fueron transferidos a nuevas sociedades saneadas.
El contribuyente no pagó por la banca
Los contribuyentes no pagaron los excesos de la banca. El
Gobierno renegoció la deuda con los acreedores (en su mayor parte de
Alemania, Reino Unido y Holanda) y permitió que tomaran el control de
las nuevas entidades, aunque finalmente sufrieron una quita de alrededor de un 70%
Precisamente ayer, la agencia de
calificación crediticia Standard & Poor's certificaba los pasos
adelantes de la economía islandesa y ratificaba la nota de solvencia a largo plazo del país, situada en «BBB-»,
a un paso del 'bono basura' y al mismo nivel que la de España, aunque a
diferencia de esta última, S&P otorga al 'rating' islandés una
perspectiva «estable», mientras la del español es «negativa», lo que
abre la puerta a una rebaja a medio plazo.
La calificadora de riesgos explicó
que el «rating» de Islandia se encuentra respaldado por una economía
«próspera y flexible», así como por la «capacidad institucional» del
país de afrontar los problemas del sector financiero y crear un ambiente
más favorable a la creación de empleo y un crecimiento económico
sostenible. «El rápido ajuste posterior a la crisis, tanto fiscal como en la balanza externa, ha permitido a Islandia completar el programa del FMI y recuperar el acceso a los mercados», destacó S&P.
S&P cree que el país ha
demostrado la resistencia de su economía tras sufrir el colapso
financiero. «Tras contraerse más de un 10% entre 2009 y 2010, el PIB de
Islandia comienza a recuperarse», añade la agencia, que incide en otra
de las claves que ayudaron a Islandia y de la que no pudieron
beneficiarse después el resto de países europeos: la depreciación del 36% en la tasa de cambio efectiva de la corona desde mediados de 2007 , que «ha ayudado al reequilibrio de la economía».
La recuperación experimentada por la
demanda doméstica islandesa ha permitido mejorar significativamente la
recaudación fiscal y reducir el déficit hasta el 5,4% del PIB frente al
10% registrado dos años antes, lo que podría llevar a Islandia a «alcanzar el equilibrio presupuestario en 2014».
De este modo, S&P espera que la economía islandesa continúe
expandiéndose a un ritmo del 2% al 3% entre 2012 y 2015, ya que no prevé
que la ralentización económica mundial debilite en demasía sus
exportaciones.
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