ATENAS.- La Policía griega ha empleado gases
lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que les lanzaban piedras
y artefactos incendiarios durante la protesta en el centro de Atenas
con motivo de la huelga general convocada contra las medidas de
austeridad del Gobierno.
Esta es la segunda vez en tres semana que los trabajadores griegos
hacen huelga, en esta ocasión con el objetivo de mostrar a los
dirigentes europeos, reunidos hoy en Bruselas, que nuevos recortes de
los salarios y las pensiones solo empeorarán su situación, tras cinco
años de recesión.
Más de 30.000 manifestantes se han congregado en el centro de
Atenas con motivo de la huelga convocada por los dos principales
sindicatos del país, ADEDY y GSEE.
La tensión aumentó cuando un pequeño grupo de manifestantes
comenzó a lanzar trozos de mármol, botellas y artefactos incendiarios
contra los agentes que habían instalado barricadas en una parte de la
plaza Sintagma, delante del Parlamento, obligando a los agentes
antidisturbios a lanzar varias rondas de gases lacrimógenos para
dispersarlos.
"Ya basta. Han cavado nuestra tumba, nos han metido en ella y
estamos esperando a que venga el cura a darnos la extremaunción",
declaró Konstantinos Balomenos, un trabajador de 58 años de una empresa
hidráulica cuyo sueldo ha sido reducido a la mitad, hasta los 900 euros,
y cuyos dos hijos están en el paro.
"Esta austeridad está empujando a la rebeldía a todo el sur de
Europa, el euro va a ser destruido. Nos piden que seamos nosotros
quienes paguemos las malversaciones de nuestros políticos", manifestó.
Grecia sufre su peor recesión económica desde la Segunda Guerra
Mundial y ha iniciado una política de recortes de hasta 11.500 millones
de euros de gasto público a fin de satisfacer las condiciones impuestas
por la 'troika' (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo
Monetario Internacional) para la concesión del siguiente tramo del
rescate, de un total de 130.000 millones de euros.
"Aceptar estas medidas catastróficas implica conducir a la
sociedad a la desesperación, y las consecuencias, y por tanto las
protestas, van a ser indefinidas", declaró Yannis Panagopoulos, líder
del sindicato del sector privado, GSEE, que representa a alrededor de
dos millones de trabajadores (la mitad de la mano de obra del país).
La huelga de este jueves ha paralizado a buena parte del país. Los
barcos han quedado anclados en los puertos, los transportes públicos de
Atenas no funcionan y los hospitales solo atienden a las urgencias,
mientras que oficinas públicas, ministerios, panaderías y otros
comercios permanecen cerrados.
Los propietarios de kioscos, los abogados, los taxistas y los
controladores aéreos también se han unido a las protestas contra los
recortes, que incluyen una dramática reducción de fondos en los sectores
relacionados con la salud y el bienestar.
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