LISBOA.- Angela Merkel se enfrentó a protestas dispersas el
lunes en Lisboa, donde escenificó el respaldo alemán a las medidas de
austeridad diseñadas por el Gobierno luso para cumplir las condiciones
de su rescate financiero internacional, pero que los críticos temen que
solo vayan a profundizar la recesión.
"La situación es difícil pero lo que está haciendo
Portugal es para el futuro", dijo la canciller en una rueda de prensa
conjunta con el primer ministro Pedro Passos Coelho, que ha visto como
la paciencia popular y el consenso político empezaron a flaquear en las
últimas semanas.
"Esta visita es una oportunidad para conocer mejor el país y dar esperanza", añadió.
Hablando en su nombre y en el de su homóloga
conservadora Merkel, el mandatario portugués rechazó críticas como las
de un importante periódico de negocios que acusó a la canciller de
llevar a cabo "experimentos de Frankenstein" con la economía lusa,
Passos Coelho insistió: "Creemos que esta es la única forma de avanzar".
Aunque al menos uno de los pocos cientos de
manifestantes en Lisboa portaba una pancarta que mostraba a Merkel con
un bigote a lo Hitler y el lema "Nunca más", no hubo hechos violentos y
se registró un sentimiento antialemán mucho menor al vivido en Atenas en
una visita hace un mes.
Alrededor de 300 manifestantes quemaron una efigie de
Merkel fuera de una conferencia de negocios luso-germana, sosteniendo un
cartel con las palabras "Muere Merkel" y las banderas de España,
Portugal, Grecia e Italia de fondo.
Passos Coelho está ansioso por marcar diferencias entre
Portugal y la endeudada Grecia. Se mostró contento porque Merkel y
líderes empresariales alemanes alabasen a su país como modelo para el
tipo de recortes de déficit y reformas económicas que ven como
necesarias para restaurar la inversión, reactivar el crecimiento y pagar
a los acreedores.
Mientras animó al Gobierno de Lisboa a seguir con su
programa frente a la oposición, Merkel también espera que su visita
tranquilice a los alemanes, que votarán el año que viene, de que los
miles de millones que han prestado de mala gana están siendo bien
utilizados.
"El programa se está cumpliendo por Portugal de forma
excelente", dijo la política en la fortaleza costera donde comió con
Passos Coelho. "Siento un gran sentido de la determinación aquí en
Portugal para superar esta fase difícil".
Sin embargo, la paciencia de los portugueses ante las
subidas de las tasas y el recorte del gasto impuesto por el programa de
rescate de 78.000 millones de euros del año pasado, ha comenzado a
acabarse mientras el país sigue en su peor recesión desde la década de
los 70.
Para el miércoles hay prevista una huelga general contra la austeridad.
El sindicato CGTP, que organiza la protesta, encabezó
otro acto contra Merkel y los prestamistas de Portugal - la Unión
Europea y el Fondo Monetario Internacional - que el lunes iniciaron la
revisión trimestral de su economía tras el rescate.
"Tenemos un Gobierno que no tiene mente propia, solo
hace lo que Merkel le dice, lo que el Consejo Europeo decide", dijo el
responsable del CGTP, Armenio Carlos.
En su primera visita oficial a Portugal desde que
accedió a la cancillería en 2005, Merkel estuvo fuertemente protegida,
incluyendo francotiradores apostados en las almenas de la fortaleza, que
no había sido visitada por ningún líder internacional desde que lo
hiciera el fallecido mandatario libio Muamar al Gadafi.
Los vecinos de Lisboa se despertaron el lunes con una
docena de estatuas públicas cubiertas por plásticos negros en señal de
duelo, y los manifestantes también colocaron carteles que mostraban
Passos Coelho, Merkel y al responsable del Banco Central Europeo, Mario
Draghi, en un casino. En ellos podía leerse: "Nosotros pagamos, ellos
juegan, los bancos ganan".
El Gobierno portugués dejó claro que quiere que sus
aliados europeos vayan más allá de las palabras bonitas para actúen para
ayudar - en particular permitiendo al país que recorte algunas tasas a
las inversiones corporativas que de otra forma podrían estar fuera de
las normas comunitarias.
"Hemos hecho nuestra tarea con muchos sacrificios y
mucha determinación", dijo el ministro de Economía Alvaro Santos en una
conferencia de negocios luso-germana en Lisboa. "Ahora es el momento de
que Europa corresponda".
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