CÁDIZ.-Las economías de España y Portugal prácticamente han naufragado
en medio de la crisis de la zona euro. Ambas han necesitado ayuda
externa para mantenerse a flote y los ciudadanos de ambos países han
salido a las calles para protestar por las medidas de austeridad y la
pérdida de empleo. América Latina en su gran mayoría está prosperando, con un
crecimiento medio superior al 4 por ciento en el último año. Ya no es un
socio débil.
Marcar un nuevo rumbo económico y explorar nuevas oportunidades
en comercio e inversión en estos tiempos difíciles será el principal
objetivo de este encuentro en Cádiz.
"Antes España y Portugal decidían la agenda", expresó Ramón
Pacheco Pardo, un experto en estudios sobre España, Portugal y América
Latina del King's College en Londres.
"Ahora, la relación tiene más que ver con la economía, con la
necesidad. España y Portugal realmente necesitan esos mercados. Es
también una oportunidad para sentarse con países que saben lo que es
atravesar una crisis económica".
La profundidad de la desesperación de los ciudadanos españoles y
portugueses fue evidente en los días recientes. Millones de personas
salieron a las calles en ambos países y otras partes de Europa el
miércoles por los recortes sociales, en las pensiones y en los empleos
públicos.
Una mujer en Bilbao se suicidó la semana pasada cuando estaba a
punto de ser desalojada de su hogar, un hecho que sacudió al país y dio
lugar a una reevaluación de la política de los bancos.
Uno de cada cuatro trabajadores españoles está en la actualidad
sin empleo en una crisis agravada por el estallido de la burbuja
inmobiliaria en 2008. En Portugal, el paro se acerca al 16 por ciento.
En lo que viene a ser una repetición del patrón histórico, unos 20.000 españoles emigraron el año pasado a América Latina.
La Cámara de Comercio de España en Brasil dijo que había recibido
casi 1.300 curriculums en el último año de los profesionales
interesados en trabajar en ese país.
"Están buscando oportunidades que no existen en España en este
momento", dijo María Luisa Castelo Marín, director ejecutivo de la
Cámara de Comercio.
Las empresas españolas también dependen en gran medida de los
beneficios de sus operaciones en Latinomérica para compensar los débiles
resultados en el mercado doméstico.
El grupo de telecomunicaciones Telefónica dijo la semana pasada
que Latinoamérica se ha convertido en su principal fuente de ingresos,
compensando la contracción de su cuenta de resultados en España. También
el grupo bancario Santander obtiene más del 50 por ciento de sus
beneficios de esta región, particularmente desde Brasil.
"Esta cumbre se celebra en un momento de grandes problemas para
España y Portugal", dijo el secretario general ibero-americano, Enrique
Iglesias, al diario El País. "El tema central es que estamos buscando
una nueva relación con España y Portugal."
Iglesias apuntó a la actividad frenética de los inversores
ibéricos en Latinoamérica en los últimos 20 años y dijo que quedaban más
oportunidades para explorar, incluyendo en los sectores de la energía,
las infraestructuras y las comunicaciones.
"Es un campo muy fértil para las empresas españolas", dijo el veterano diplomático uruguayo.
Iglesias advirtió, sin embargo, que también Latinoamérica está
notando los efectos de la crisis mundial, debido a la reducción de las
exportaciones a Europa y una desaceleración del crecimiento en China.
Las cumbres anteriores han sido a menudo dominadas por líderes
fuertes, como Fidel Castro de Cuba o Hugo Chávez de Venezuela, lo que
entretuvo a los asistentes pero ofreció poco más. Ninguno de los dos
estará presente esta vez y, sin duda, la figura más importante será
Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, motor de crecimiento para toda
la región.
La inversión española acumulada en Brasil asciende a unos 55.000
millones de euros. Pero las esperanzas españolas de inversiones
recíprocas - la economía brasileña ha superado en tamaño a España -
podrían ser precipitadas.
Rousseff ha expresado su preocupación por un posible colapso en
España o Portugal y permanecerá en España después de la cumbre para
reunirse en Madrid con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El fabricante de aviones brasileño Embraer EMBR3.SA, número
tres en el mundo, abrió en junio una fábrica en Évora, Portugal, y la
siderúrgica CSN adquirió este año la española Grupo Alfonso.
Pero estos movimientos no dan necesariamente origen a un cambio de tendencia.
Los políticos latinoamericanos también están interesados en
atraer más inversión. El presidente peruano, Ollanta Humala también se
quedará después de la cumbre para visitar Portugal y promover los
atractivos peruanos.
Las empresas españolas se han topado con nuevos riesgos en
Latinoamérica, con líderes de izquierda en Argentina y Venezuela
incautando activos españoles en el proceso de renacionalización de
algunos sectores clave de su economía.
La petrolera española Repsol perdió la mitad de su producción
después de que su unidad argentina YPF fuera nacionalizada en abril.
En Venezuela, Telefónica no ha podido repatriar en los últimos
años todos los dividendos generados en ese país por las estrictas reglas
del control de cambios en vigor. También existe preocupación por el
Banco Provincial, que es propiedad de BBVA, porque podría estar en el
punto de mira de Chávez para su proceso de nacionalización.
La presidenta argentina Cristina Fernández no asistirá a la
cumbre y envío en su lugar a su vicepresidente. El Gobierno español no
ahorró esfuerzos para atraer a otros líderes latinoamericanos a Cádiz
tras la escasa participación el año pasado que causó dudas sobre la
importancia de esta reunión.
Sin embargo, al menos un líder político de Latinoamérica alentó
las esperanzas en la Península Ibérica de que vendrían tiempos más
tranquilos.
"Tenemos que reforzar las relaciones con algunas economías debido
a su poder comercial", dijo la senadora Gabriela Cuevas, jefe del
comité de Relaciones Exteriores de México.
"Si en este momento Europa no parece tan atractivo, tarde o
temprano se va a recuperar. Así que ahora es el momento de prepararse."
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