WASHINGTON.- La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary
Clinton, mostró hoy su preocupación por "las señales de caída de las
economías francesa y alemana", aunque reconoció que países como España,
Portugal, Grecia o Italia están dando pasos "en la dirección correcta".
Clinton, que dio una conferencia en el centro de estudios Brookings
sobre las relaciones entre Estados Unidos y Europa, anunció que visitará
Europa la semana próxima por trigésima octava vez desde que ocupa el
cargo, un viaje que la llevará a Bruselas, Dublín y Praga.
La jefa de la diplomacia estadounidense destacó durante su
intervención que la crisis económica que atraviesa el Viejo Continente
es "un problema europeo que requiere soluciones europeas".
"Estados Unidos no puede ni debe dictar las soluciones a la crisis en
la eurozona", dijo la secretaria de Estado, quien, sin embargo, subrayó
que EEUU y Europa deben "caminar juntos para fortalecer el comercio y
las inversiones" a ambos lados del Atlántico.
Clinton consideró "vital" la necesidad de crear en Europa políticas
de crecimiento "sostenible", que, a su parecer, ambos socios "pueden y
deben hacer juntos", para fortalecer la situación económica global.
"Tenemos que aprovechar todo el potencial sin explotar del mercado
transatlántico, es tanto un imperativo estratégico como económico",
subrayó.
"Tras cuatro años en una dura situación, los países europeos han
decidido trabajar por mantener la eurozona y la moneda única. (...) Aún
les quedan muchos retos en materia de cohesión, pero nosotros estaremos
ahí para ayudarles", añadió.
La secretaria de Estado comenzó su intervención, bajo el título
"EE.UU.- Europa: Una asociación revitalizada", aludiendo a la debilidad
de las relaciones entre ambos socios cuando ella fue nombrada por el
presidente Barack Obama.
"Debo comenzar siendo franca, cuando llegamos a la presidencia las
relaciones entre Estados Unidos y Europa eran frías y escépticas",
aseguró, refiriéndose a la gestión de las relaciones exteriores del ex
presidente George W. Bush.
Clinton, sin embargo, aseguró que la situación diplomática actual
entre las dos partes "es mejor que nunca", y enumeró una serie de retos
compartidos entre ambas potencias como la presión internacional sobre
Irán para evitar su desarrollo nuclear o la colaboración entre ambos
para acabar con la crisis de Libia.
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