MADRID.- Anualmente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica una gran
encuesta en la que se evalúa en qué y cuánto gastan las familias
españolas el dinero del que disponen. Hace pocas fechas, publicó los
resultados de 2011, en donde se pone de manifiesto, el gran deterioro
que han sufrido las condiciones de vida de los españoles en el cuarto
año de crisis.
Los datos en bruto que facilita el INE no son de demasiada utilidad,
pues no tienen en cuenta ni el aumento de la población desde 1998 (año
de inicio de la encuesta) ni la inflación, por lo que en este artículo
tomaremos los datos del INE corrigiendo ambos factores con el fin de que
los datos sean comparables.
Las familias españolas -siempre hablando en euros de 2011- gastaron el pasado año algo más de 11.200 euros por habitante. El descenso desde 2007 (año en que se dio el mayor gasto) es de casi 2.000 euros, es decir, nada menos que un 14,3%,
lo que nos lleva a niveles en gasto total propios del año 2000. Llama
muchísimo la atención que esta caída sea mucho mayor que lo que se suele
reconocer en otras estadísticas (como el PIB) como pérdida de riqueza
del país en estos ejercicios.
Por desgracia, cuando analizamos más de cerca en qué nos gastamos los
españoles este dinero aparece un cuadro bastante más siniestro sobre lo
que está suponiendo esta crisis para nuestro nivel de vida. Esto aparece
reflejado con toda su crudeza en la estadística de gasto en alimentos, que ha caído un 13,9% y se encuentra un 3,7% por debajo del de 1998.
Llama muchísimo la atención que esto ocurra en un gasto, en principio,
tan inelástico como es la comida, lo que da cuenta de los grandes
problemas económicos que están afectando a buena parte de la población.
Aún peor es la evolución del gasto en mobiliario y equipamiento del hogar, que baja un 32,1% y es un 15,9% menor que en 1998.
El gasto en vestido y calzado ha tenido también una evolución muy desfavorable, un 30,2% menos que en 2007 y un 15,9% menos que en 1998.
Otro sector que está padeciendo de una forma durísima la crisis es el de la hostelería. Los españoles gastamos un 23,3% menos que en 2007, y sólo ligeramente más que en 1998.
El gasto en transportes también se ha hundido (reflejo del menor uso del automóvil, transporte vacacional y transporte al lugar de trabajo), reduciéndose un 29% respecto a 2007 y un 15,7% desde 1998.
El gasto en espectáculos, ocio y cultura no ha corrido mejor suerte, habiendo bajado un 20,7% desde 2007, aunque aún se mantenía en 2011 por encima del de 1998.
El gasto en salud (que es una partida muy reducida de
los presupuestos familiares dada la amplia, hasta la fecha, cobertura
del sistema público de salud) se reduce también con fuerza, aunque menos
que otras partidas: un 18,2% respecto a 2007. Hay que
tener en cuenta que el envejecimiento de la población, y el hecho de que
los mayores son los que menos han sufrido la crisis hasta ahora (como
expone claramente esta encuesta) hace que esta caída sea mucho más
significativa de lo que a primera vista pudiera parecer.
La última categoría que baja con fuerza es la de los bienes y servicios que no entran en ninguna de las otras, en la que el gasto supone un 17,3% menos que en 2007.
Como hemos visto, en todas las categorías anteriores, excepto
alimentación, la caída del gasto es mayor o mucho mayor que la general.
La explicación de este fenómeno la podemos ver en la evolución de otros
grupos de gasto en que los precios han subido de un modo muy notable o
bien se han convertido en prioritarios debido a la misma crisis.
Dentro del primer grupo están los gastos en comunicaciones, que tan solo bajan un 12,7%, lo que es reflejo de un cierto comportamiento de tipo oligopólico por parte de las empresas.
La segunda categoría es el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, en que las fortísimas subidas de impuestos han hecho que el gasto sólo caiga un 6,4%.
A continuación, está el gasto en enseñanza. La falta
de expectativas laborales (que hacen que ahora sea más prioritario que
nunca formarse) y las subidas de tasas han provocado que el gasto en
este sector sea virtualmente el mismo que en 2007.
Y en último lugar, tenemos los gastos en vivienda, agua, electricidad y gas, que son incluso ligeramente superiores a los de 2007.
Las enormes subidas de precios aplicadas, motivadas en parte por los
altos precios de la energía y también por el comportamiento oligopólico
de las compañías y la toma de medidas contra la subida imparable del
déficit de tarifa han provocado que esta situación.
La conclusión del análisis de la Encuesta de Presupuestos Familiares es que el nivel de vida de los ciudadanos españoles se ha deteriorado aún más de lo que pudiera parecer,
ya que a la menor disposición de dinero se ha unido el comportamiento
de los oligopolios de energía y comunicaciones, extrayendo cada vez más
renta de los ciudadanos aprovechando su posición de dominio, y el de los
poderes públicos, que con sus subidas de impuestos han hecho empeorar
todavía más la situación.
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