BULAWAYO.- Los agricultores del mundo, sobre todo los de países más pobres, no
pueden seguir esperando a que los negociadores internacionales se pongan
de acuerdo sobre si incluyen o no un programa de trabajo sobre
agricultura en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el
Cambio Climático. No les corre prisa solo a los agricultores, el planeta
entero necesita una solución a las prácticas agrícolas responsables de
un tercio de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
Hasta que se apruebe un plan, «continuará siendo difícil que los
agricultores produzcan los alimentos necesarios, y al mismo tiempo
reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero», dice Anette
Friis, del Consejo Danés de Alimentación y Agricultura y portavoz de
Farming First, una coalición mundial que llama a los gobiernos del
planeta a aumentar la producción agrícola de modo sostenible y
socialmente responsable. «En la COP 18 que se ha celebrado en Doha los
países no han llegado a un acuerdo sobre agricultura, lo que significa
que los debates no pasarán al nivel siguiente y que no se divisa en el
horizonte un programa de trabajo sobre agricultura».
Las organizaciones agrícolas tienen que presionar a los líderes para
garantizar que un acuerdo derivado de una futura COP incluya a la
agricultura, dice Friis. Los debates sobre esa posibilidad continuarán
en la reunión preparatoria de la próxima COP que se realizará en junio
de 2013 en Bonn. Pero eso, dice Friis, tendrá que hacerse sin ninguna
ayuda de las partes, que podrían haber informado y empujado el proceso.
Farming First es una de 18 importantes organizaciones agrícolas que
reclaman un programa de trabajo sobre agricultura en el marco del Órgano
Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico, un organismo
asesor creado bajo la órbita de la Convención Marco. «El avance en las
negociaciones sobre agricultura en la Convención Marco ha sido lento,
por eso Farming First, junto con 18 de las principales organizaciones
agrícolas del mundo, ha emitido un llamamiento a la acción», afirma
Friis.
Tal programa encargaría al Órgano Subsidiario investigar, documentar y
compartir conocimientos de prácticas agrícolas mejoradas para informar
sobre la toma de decisiones en torno a la agricultura y el cambio
climático. La seguridad alimentaria y la agricultura climáticamente
inteligente han puesto de relieve la necesidad de un programa de trabajo
específico sobre agricultura en el acuerdo sobre cambio climático,
disposición que ya fracasó en 2011 en Durban en la COP 17.
Sin embargo, por primera vez se adoptó la decisión de incluir a la
agricultura en las conclusiones de la COP. «Los avances han sido
terriblemente lentos», nos dice Bruce Campbell, director del Programa de
Investigación sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad
Alimentaria (CCAFS, por sus siglas en inglés) en el Grupo Consultivo
para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR).
«Una frase en Durban, en el acuerdo final. Luego, unas pocas frases
sin compromiso en Órgano Subsidiario en junio. Esto es un reflejo de las
negociaciones de la Convención Marco en general. Qué se puede decir más
que nos dirigimos hacia un mundo cuatro grados más caliente, que es
probable reduzca en más de un 20 por ciento las temporadas de cultivo en
buena parte del África subsahariana», agrega.
Según el CCAFS, la agricultura y el cambio en el uso de la tierra,
principalmente a causa de la deforestación, contribuyen con un tercio de
las emisiones totales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, una
iniciativa que se lleva a cabo desde 1960 ha reducido ya un 34 por
ciento las emisiones agrícolas.
Con el argumento de que los agricultores de todo el mundo están
experimentando los impactos del cambio climático a diario, Farming First
sostiene que el sector agrícola podría desempeñar un papel importante
en la adaptación y la mitigación del cambio climático. Tracy Gerstle,
copresidenta de Farming First, comenta que los líderes deberían apoyar
el papel único de la agricultura en la respuesta mundial al cambio
climático, dado que constituye un sector crucial en las economías de
muchos países.
Según una infografía elaborada por Farming First y el CCAFS, que
rastrea la historia del cambio climático y la agricultura, cada dólar
invertido en medidas anticipatorias para iniciativas de planificación
sobre el cambio climático podría ahorrar hasta siete dólares en futuros
costes de alivio.
La agricultura climáticamente inteligente incluye la conservación, la
rotación de cultivos, la agrosilvicultura, mejores pronósticos del
tiempo y un manejo integrado de la agricultura y la ganadería. Tiene por
objetivo aumentar de modo ecológico la producción alimentaria,
reduciendo por lo tanto las emisiones agrícolas.
Sin embargo, desarrollar mejores tecnologías para cultivar requiere
dinero, que muchos países no tienen. Farming First y el CCAFS estiman
que los costes globales de la adaptación agrícola llegarán a 7.000
millones de dólares para 2050.
Campbell dice que «lamentablemente, los progresos en la agricultura
son lentos. Mucho más lentos que la urgencia por lograr la seguridad
alimentaria». Añade que «en un foro del Órgano Subsidiario tenemos que
hacer que la ciencia respalde las tecnologías que puedan garantizar la
seguridad alimentaria y la adaptación, y también investigar aquellas
tecnologías que puedan tener beneficios colaterales en materia de
mitigación».
«Tenemos que asegurarnos de que lo que sea que se proponga mejore la
suerte de los pequeños agricultores y de los pobres; no se les puede
echar encima más dificultades».
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