BRUSELAS.- El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang
Schäuble, ha rechazado este martes que el Banco Central Europeo (BCE)
supervise a las 6.000 entidades de la eurozona y ha reclamado que los
bancos más pequeños queden bajo control de las autoridades nacionales.
Por su parte, España y Francia han insistido en que el BCE debe
tener la responsabilidad última sobre todas las entidades para evitar un
sistema "a dos velocidades", pero se han mostrado dispuestas a buscar
un compromiso.
El primer debate público del Ecofin para buscar un acuerdo sobre
la creación de un supervisor único en la eurozona ha puesto de relieve
las grandes diferencias entre los Estados miembros. Además de Alemania,
Suecia y Reino Unido han repetido sus reservas, mientras que España,
Francia, Portugal e Italia han insistido la "urgencia" de alcanzar un
compromiso.
"Tenemos que enviar un mensaje claro a nuestros ciudadanos y al
mercado de que cumplimos nuestros compromisos. De lo contrario, temo que
la incertidumbre puede aumentar de nuevo", ha avisado Guindos durante
el debate.
Para Schäuble "será muy difícil que el parlamento alemán lo
apruebe si se deja la supervisión de todos los bancos alemanes en manos
del supervisor europeo".
"Nadie cree que pueda funcionar, nadie cree que
ninguna institución europea sea capaz de supervisar rápidamente a 6.000
bancos, ni siquiera en esta década", ha señalado.
Alemania está dispuesto a aceptar que el BCE asuma el control de
cualquier banco pequeño si detecta problemas, pero quiere que, en
general, para los bancos pequeños, "la responsabilidad se deje en manos
de las instituciones nacionales".
"Es algo muy importante para nosotros.
En caso contrario no tendremos una solución", ha insistido Schäuble.
Por su parte, el vicepresidente del BCE, Vítor Constâncio, ha
puesto como ejemplo el sistema vigente en Estados Unidos, donde la
Reserva Federal supervisa directamente a todas las entidades con activos
superiores a 50.000 millones de dólares, mientras que "los bancos más
pequeños son supervisados por los componentes regionales del sistema
federal".
Eso sí, Constâncio ha reclamado que el BCE tenga poderes para
asumir una supervisión más directa de cualquier banco cuando lo
considere necesario y que exista un manual con reglas comunes de
supervisión para toda la UE.
Alemania exige además en la nueva norma una "muralla china" para
separar la política monetaria y la supervisión dentro del BCE ya que, en
opinión de Berlín, sólo así se garantizará la independencia de la
autoridad monetaria.
"La decisión final (sobre supervisión) no puede dejarse al consejo
de gobierno del BCE", ha sostenido Schäuble. Como el Tratado señala que
sólo este órgano puede tomar decisiones en el BCE, Berlín defiende una
"solución interina" y preparar un "cambio técnico" del Tratado. El
ministro sueco, Anders Borg, y el polaco, Jacek Rostowski, han expresado
preocupaciones similares.
Por su parte, el representante británico, Greg Clark, ha reclamado
modificar las reglas de voto en la Autoridad Bancaria Europea, el
órgano que fija los estándares técnicos para todas las entidades, para
evitar una discriminación de los países que no forman parte de la
eurozona.
"Las modalidades de voto deben cambiarse para garantizar que los
no participantes (en el supervisor único) queden en una situación de
desventaja. No podemos aceptar una situación en que los Estados miembros
no participantes queden sistemáticamente en minoría en cuestiones de
interés fundamental para ellos", ha resaltado Clark.
Londres apoya que las decisiones en la Autoridad Bancaria se tomen
a partir de ahora por un sistema de doble mayoría. Es decir, un acuerdo
sólo podrá adoptarse si cuenta con el apoyo tanto de la mayoría de los
países de la eurozona como de los que no participan en la moneda única.
Pero Schäuble ha rechazado esta solución por considerar que no
puede tolerarse que unos Estados miembros tengan más derechos que otros.
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