sábado, 1 de diciembre de 2012

Rusia, con visión pragmática ante la inmigración

MOSCÚ.- El gobierno ruso desde una posición pragmática y realista intenta distanciarse de los mitos que históricamente han estigmatizado a la inmigración, con una política en perfeccionamiento, para atraer fuerza laboral calificada. Como estado moderno, multinacional e inmerso en la globalización, Rusia no está exenta de debates internos sobre el papel de la migración en la economía, en la estabilidad del mercado laboral, en la situación social y la socialización cultural, en la que predominan criterios eurocentristas.
Con frecuencia abundan en los sitios rusos en Internet -con dosis enmascaradas de xenofobia y racismo- criterios negativos sobre los inmigrantes para sembrar incertidumbre ante una supuesta competencia en el mercado laboral o el incremento de la criminalidad, achacado solamente a elementos foráneos, principalmente del Cáucaso y Asia Central.

Se abruma constantemente a la opinión pública con cifras exorbitantes de inmigrantes ilegales que "usurpan puestos de trabajo o beneficios sociales", cuando se sabe que la mayoría representa mano de obra explotada, destinada a oficios o empleos de baja remuneración sin absolutas garantías.

Así, los mitos son diversos; las opiniones contrastan desde el estatus social de los individuos hasta la edad, pero en general prevalece el criterio de que el Estado debe controlar la inmigración y combatir a los ilegales, según estudios sociológicos.

Recientemente, el primer ministro, Dmitri Medvedev, hizo pública una disposición que da luz verde al otorgamiento en el 2013 de más de 100.000 permisos temporales a extranjeros sin ciudadanía, residentes en distintas regiones de la Federación.

En octubre pasado, el presidente Vladimir Putin anunció ante su par de Tayikistán, Emomali Rajmón, una serie de facilidades para que los trabajadores tayikos reciban permisos laborales hasta tres años.

Más de un millón 130.000 inmigrantes tayikos trabajan en Rusia, principalmente en construcciones, cuyas remesas sumaron en el 2011 tres mil millones de dólares, casi la mitad del Producto Interno Bruto del país centroasiático.

La inmigración laboral proviene fundamentalmente de las antiguas repúblicas soviéticas Belarús, Moldavia, Ucrania, Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán; además de Turquía, China y Vietnam.

El grueso (el 40 por ciento) ocupa el sector de la construcción, seguido de comercio, industria, agricultura y transporte, en ese orden.

No existen, según estudios, estadísticas reales de la distribución de inmigrantes en la esfera de los servicios, incluidos el ocio, entretenimiento, comunales y trabajo doméstico, en los que son más visibles las mujeres.

Prevalece el criterio de que la migración laboral en Rusia es en gran medida todavía un fenómeno sexista, con el 70 por ciento de predominio masculino, y otras estadísticas sitúan el indicador en el 82,4 por ciento, asociado en primer lugar a la estructura ocupacional de la inmigración.

Al margen de la regulación del flujo migratorio, no caben dudas de que las medidas de estimulación a la fuerza de trabajo foránea ayudarán gradualmente a solucionar la crisis demográfica que enfrenta Rusia hace más de una década, a causa del preocupante desequilibrio entre natalidad y mortalidad, el despoblamiento en varias regiones y el envejecimiento de la ciudadanía.

De acuerdo con el Servicio Federal Migratorio, de 13 a 14 millones de extranjeros ingresan anualmente al país, de los cuales el 77 por ciento proceden de la Comunidad de Estados Independientes y el 10 por ciento de la Unión Europea.

La prensa rusa, sin embargo, maneja cifras más altas de la presencia de inmigrantes, y las más conservadoras la fijan en unos 15 millones de personas, más del 10 por ciento de la población.

En cuanto a los trabajadores, cerca de cinco millones son inmigrantes y, de éstos, se calcula que solo un millón labora en condiciones legales, conforme a las estadísticas del Servicio Federal Migratorio (SFM).

El Estado ruso tiene interés en crear un mercado civilizado de fuerza de trabajo extranjera, de ahí que de manera constante se perfecciona la legislación migratoria, declaró a la Voz de Rusia la subdirectora del SFM, Ekaterina Egorova.

Se asignan, dijo, cuotas específicas para trabajadores extranjeros, en dependencia de las demandas de las regiones, y algunas otras facilidades para la legalización laboral.

La demanda de empleados migrantes, fijada para este año por el ejecutivo, fue de un millón 745 mil 584 personas, equivalente prácticamente al nivel del 2011, puntualizó en un informe el Ministerio de Salud y Desarrollo Social.

Sin embargo, la irrupción de la crisis económica global en este país, en septiembre del 2008, y las medidas posteriores de protección del mercado interno influyeron de manera decisiva en una reducción de las tasas de inmigrantes en busca de trabajo.

Demógrafos calculan que hacia el 2025, la población económicamente activa de Rusia se reducirá al menos en 10 millones de personas, observó recientemente durante un debate el secretario del Consejo de Seguridad, Nikolai Patrushev.

En su opinión, se requieren nuevas decisiones y medidas para atraer fuerza de trabajo altamente calificada.

De acuerdo con estadísticas, en el 2012 el peso de obreros calificados entre los inmigrantes equivalía al 76 por ciento, un aumento del 2,5 por ciento respecto al 2011.

Existe, según fuentes gubernamentales, una demanda en el mercado laboral ruso de ingenieros, cuadros de dirección de nivel medio y administrativos; en general de obreros calificados de diverso perfil, en parte por la sangría de especialistas en la década anterior.

Al mismo tiempo, las propias estadísticas oficiales desmontan los mitos de una supuesta amenaza foránea al mercado laboral interno.

Los empleados inmigrantes representan apenas el 2,54 por ciento del total de los ocupados en la economía, y el 2,38 por ciento de la población económicamente activa de Rusia, conforme con los datos del Ministerio de Trabajo.

Expertos del Instituto de Demografía de la Escuela Superior de Economía de la Universidad Estatal de Moscú sostienen que la economía de Rusia no sobrevivirá sin el trabajo de los inmigrantes.

El proyectado crecimiento económico, e incluso ante un real aumento de la productividad del trabajo, no será posible sin un completamiento a gran escala de recursos laborales a cuenta de los inmigrantes, advierte un estudio sobre el tema.

Muchas regiones de la Federación no solo experimentan un absoluto déficit de fuerza laboral, por ejemplo Siberia y el Lejano Oriente.

Como perspectiva, analistas vaticinan una contracción de la fuerza laboral de ocho millones de personas hacia el 2015 y, para el 2025, de 18 a 19 millones.

La inmigración, en tanto fenómeno moldeable a los factores externos, está capacitada para dar una respuesta rápida a estos desafíos demográficos en la próxima década, alentaron expertos.

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