ATENAS.- Mientras Grecia se hunde más en la recesión y es casi imposible
encontrar trabajo, accedió dócilmente el año pasado a recibir un salario
de 160 euros en efectivo y 700 en negro, lo que permite a su empleador -
en crisis - pagar menos a la Seguridad Social.
Los datos sugieren que el trabajo informal en Grecia - que tiene
una de las economías en peor estado de la eurozona - va al alza
rápidamente, alimentado por empresas endeudadas que intentan ahorrarse
las aportaciones al Estado y por la desesperación entre quienes buscan
empleos.
En la primera mitad del año, los trabajadores de la economía
sumergida representaban un 35 por ciento de los aproximadamente 30.000
nuevos empleos, según las comprobaciones del organismo SEPE que
inspecciona las firmas, cinco puntos porcentuales más que en 2011. Más
de la mitad de ellos eran griegos y el 41 por ciento, inmigrantes.
La mayoría de ellos eran empleados en el sector de la
construcción o en negocios familiares como restaurantes, cafés, bares y
tiendas. El número de autónomos en Grecia - otro indicador del aumento
del trabajo sumergido - se sitúa ahora en el 31 por ciento de los
trabajadores, dos veces la media de la eurozona, según el grupo de
expertos con sede en Atenas IOBE.
"Cuando la recesión es tan profunda, los derechos laborales son
de los primeros que se sacrifican", dijo el director de SEPE, Michalis
Kandarakis.
"Se vuelven menos importantes para el empresario".
Los sindicatos afirman que las empresas innovan tanto para
encontrar formas de reducir costes durante la crisis que algunas
compañías depositan los salarios pero luego piden que se les devuelva
parte del dinero unos días después o pagan a sus trabajadores en cupones
de supermercado.
Argumentan que los esfuerzos de los prestamistas internacionales
de Grecia para aflojar la estricta legislación laboral sólo ha hecho que
las cosas empeoren, permitiendo a las empresas usar contratos a tiempo
parcial o flexible para pagar a los trabajadores el mínimo posible en
nómina y el resto bajo cuerda.
"Muchas empresas, incluso las rentables, se están aprovechando de
las crisis para sacar dinero de ello", dijo Nikos Kioutsoukis,
secretario general del sindicato del sector privado GSEE.
"Las políticas gubernamentales prescritas por los prestamistas
son equivocadas y obligan a los jóvenes a ir a la economía sumergida a
buscar trabajo. El trabajo sumergido quedará sin control si esto
continúa".
Estima que un 35 por ciento de los trabajadores griegos cobran en
negro de una u otra forma, con algunos autónomos recurriendo a ello
para evitar los elevados precios y otros viéndose forzados a ello por
empresas que saben las pocas opciones que tienen los trabajadores.
Al otro lado del espectro, los jóvenes griegos dicen que las
condiciones del mercado laboral son tan difíciles que se consideran
afortunados simplemente por tener un empleo informal, pese a no saber si
se les pagará el dinero prometido.
Los elevados niveles de economía sumergida son un alto precio
para un país endeudado que depende de préstamos exteriores para seguir a
flote.
Con un desempleo y una economía sumergida al alza, el principal
fondo de pensiones del país, IKA-ETAM, espera que las contribuciones a
la Seguridad Social caigan un 7,5 por ciento este año, privando al
Estado de unos 800 millones de euros respecto al año previo.
Un reciente informe de un grupo de la UE citó el trabajo no
declarado como "un problema importante" que afecta a Grecia, diciendo
que "ponía en peligro" la viabilidad del sistema de seguridad social del
país.
La coalición que gobierna Grecia - encabezada por los
conservadores - ha prometido hacer frente al fenómeno incrementando las
multas y reforzando a la agencia SEPE que inspecciona a las empresas
para que cumplan la ley.
"Le hemos declarado la guerra a la economía sumergida y que
beneficia la evasión", dijo el ministro de Trabajo, Yannis
Vroutsis.
"La crisis no puede ser una coartada para quienes violan la ley.
Las empresas que quebrantan las leyes no tienen más excusas", añadió.
Pero el Gobierno tiene una dura batalla por delante.
Pese a las reformas que facilitan la contratación y el despido y
la rebaja del salario mínimo, los griegos aún pagan las contribuciones
más elevadas a la Seguridad Social de Europa, dándoles un incentivo para
dejar a un lado los contratos formales, dijo IOBE.
La falta de confianza en un sistema político considerado corrupto
e injusto, los fuertes lazos familiares que alientan el trabajo en
empresas familiares y una larga historia de economía sumergida son
algunos elementos que ha permitido que florezcan los trabajos
informales, dijo IOBE.
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