BRUSELAS.- Los jefes de Estado y de Gobierno de los
Veintisiete celebran el 13 y 14 de diciembre su última cumbre del año en
la que buscarán pactar una hoja de ruta de mínimos (con medidas y
calendario) para corregir los problemas estructurales de la eurozona
cuyo objetivo es garantizar la irreversibilidad del euro y recuperar la
confianza de los mercados.
La principal novedad del plan -elaborado por el presidente del
Consejo Europeo, Herman Van Rompuy- es la creación de un presupuesto
específico para la eurozona, que financiaría las prestaciones por
desempleo de los países en crisis. Sin embargo, su puesta en marcha se
retrasa a después de 2014, con lo que ya no servirá para la actual
crisis.
Además, Alemania y otros contribuyentes netos, como Holanda,
todavía quieren limitar este nuevo fondo anticrisis al mínimo posible
para no tener que aportar más a las arcas comunitarias.
Por lo demás, Berlín ha logrado imponerse a la Comisión, Francia y
España al abortar el debate sobre los eurobonos. La mutualización de la
deuda soberana ni siquiera se menciona en la propuesta de Van Rompuy,
elaborada conjuntamente con los presidentes del Banco Central Europeo
(BCE), Mario Draghi; del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y de la
Comisión, José Manuel Durao Barroso.
Madrid y París defendían la emisión de eurobonos como receta para
estabilizar la eurozona. Pero Alemania se opone por considerar que ello
reduciría la presión sobre los países en crisis para proseguir los
ajustes y encarecería sus costes de financiación. "El grado de ambición
de España está más cerca de la propuesta de la Comisión que del informe
Van Rompuy, pero hay que ser realistas", admiten fuentes diplomáticas
españolas.
La hoja de ruta renuncia también a uno de los tres pilares
considerados fundamentales para construir una unión bancaria: la
creación de un sistema común de garantía de depósitos, una iniciativa
que Berlín también rechaza.
Además, no está claro que se vaya a cumplir el compromiso de
cerrar antes de final de año un acuerdo político para encomendar al BCE
la supervisión de los bancos de la eurozona, condición previa para la
recapitalización directa de las entidades con problemas. Los ministros
de Economía de la UE celebran el 12 de diciembre una nueva reunión
extraordinaria, pero Alemania, Suecia y Reino Unido mantienen sus
reticencias.
La primera fase de la hoja de ruta diseñada por Van Rompuy (que
cubre 2012 y 2013) tiene como prioridad garantizar la sostenibilidad
presupuestaria y "romper el vínculo entre bancos y Estados". Para ello,
el presidente del Consejo Europeo reclama completar la legislación que
refuerza el Pacto de Estabilidad y da más poderes a la Comisión para
intervenir en los presupuestos nacionales.
También exige aprobar a tiempo la creación del supervisor único,
de forma que "esté plenamente operativo desde el 1 de enero de 2014 como
muy tarde". Además, el "marco operativo" de la recapitalización directa
debe acordarse "antes de marzo de 2013".
La segunda fase cubre el periodo 2013 y 2014 y su objetivo es
"completar el marco financiero integrado y promover políticas
estructurales sólidas". En primer lugar, se creará un fondo de
liquidación único para bancos con problemas. "Se financiará ex ante con
tasas calculadas según el riesgo que serán aportadas por todas las
entidades que participen en el mecanismo único de supervisión", señala
Van Rompuy.
Además, el MEDE garantizará una línea de crédito en caso de que no
haya recursos suficientes y cualquier asistencia pública será
recuperada a posteriori con nuevas tasas a los bancos. El presidente del
Consejo Europeo sostiene que el fondo de liquidación único facilitará
la toma de decisiones sobre grandes bancos transfronterizos en crisis
con un coste mínimo para los consumidores.
En esta segunda fase, los países de la eurozona estarán obligados a
firmar contratos bilaterales con Bruselas sobre las reformas que se
comprometen a emprender para corregir sus desequilibrios estructurales.
Estos contratos serán voluntarios para los países no euro. Los acuerdos
tendrán "carácter multianual" y "se centrarán en las debilidades clave"
de cada país. "Dependiendo de la situación de cada país, en esta fase
dos los contratos podrían ser respaldados con apoyo financiero limitado,
flexible y bien orientados".
Sin embargo, la puesta en marcha de un presupuesto propio para la
eurozona se retrasa hasta "después de 2014", en la tercera fase de la
hoja de ruta. El objetivo de este presupuesto será doble, promover
reformas estructurales y facilitar la absorción de crisis que afectan
sólo a uno o a varios Estados miembros a través de un mecanismo de
seguro central. Sin embargo, Van Rompuy todavía no se pronuncia sobre la
dotación de este presupuesto, que estará al margen de las perspectivas
financieras que cubren al conjunto de la UE.
Eso sí, el presidente del Consejo Europeo propone que la capacidad
presupuestaria de la eurozona pueda endeudarse, aunque siempre
manteniendo el equilibrio presupuestario. "Una capacidad presupuestaria
para la eurozona podría ofrecer una base apropiada para la emisión común
de deuda sin recurrir a la mutualización de la deuda soberana", señala.
En cuanto al funcionamiento de este presupuesto de la eurozona,
una de las opciones que propone Van Rompuy es que actúe "como
complemento o sustituto de los sistemas nacionales de prestaciones por
desempleo. Las transferencias podrían limitarse, por ejemplo, al paro
cíclico, cubriendo sólo el desempleo a corto plazo", señala.
En cualquier caso, este sistema "no deberá conducir a
transferencias unidireccionales y permanentes entre países ni puede
concebirse como una herramienta de igualación de retas", avisa. Además,
sólo los países que hayan aplicado las reformas exigidas en los
contratos bilaterales tendrán acceso.
En esta tercera fase, aumentaría la coordinación de políticas
económicas entre los países de la eurozona, en particular en las áreas
de impuestos y empleos.
Sin citar en ningún momento los eurobonos o siquiera las
euroletras, el documento señala que "a medida que la unión monetaria
evoluciona hacia una integración más profunda, deberán examinarse más
otras cuestiones importantes". Y remite a las propuestas presentadas por
la Comisión, que sí incluyen la emisión de eurobonos.
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