WASHINGTON.- Si finalmente los políticos deciden que Grecia
ha de abandonar el euro, la salida podría ser tan rápida que los
billetes del "nuevo dracma" podrían no estar impresos a tiempo.
En principio, algunas de las consecuencias a largo plazo de que Atenas deje la moneda única no son desagradables. La zona euro
ya no tendría que preocuparse más del que siempre ha sido su miembro
más débil. Aunque el valor de una nueva moneda griega caería tan pronto
fuera emitida, eso haría a la economía griega mucho más competitiva.
Pero los efectos a corto plazo serían brutales, tanto a
nivel local como para la economía mundial. Una Grecia sin euro podría
encontrarse en dificultades para importar alimentos y combustible, la
vida diaria se reduciría a intercambio de bienes y servicios y el
Gobierno se vería incapaz de pagar a los trabajadores con algo que
quisieran aceptar.
"Sería el caos", dice Marios Efthymiopoulos, profesor
visitante en el Centro Universitario Johns Hopkins para Estudios
Internacionales Avanzados y presidente del grupo de expertos Global
Strategy, con sede en Tesalónica.
"Los bancos se colapsarían y habría que
nacionalizarlos. No se podría pagar nada excepto con cupones. Sólo hay
una imprenta (de moneda) en Grecia. Está en el museo de Atenas y ya no
funciona", añadió.
El coste de gestionar una salida de Grecia, lo que
generaría turbulencias en los mercados globales y una presión financiera
colosal sobre España e Italia, podría dejar pequeño el coste de
mantener a Grecia con apoyo financiero. Pero dado que los países del
norte de Europa - y sus electores - se están cansando de rescates, esa
probabilidad claramente va incrementándose.
Los líderes mundiales del G-8 reunidos en Camp David
este fin de semana volvieron a comprometerse con mantener a Grecia en
la zona euro, subrayando las preocupaciones sobre los costes de una
salida.
"Hay tantas cosas que no sabemos", dice Domenico
Lombardi, especialista en economía mundial en la Brookings Institution.
"Si Grecia sale del euro, tendrá que dejar también la UE", añadió,
aunque algunos sugieren que los tratados pueden ser interpretados o
modificados para que Grecia permanezca en el bloque.
Lombardi se pregunta con cuánta ayuda contaría Grecia:
"¿Cuánto apoyo internacional hay? Probablemente no mucho. Es muy difícil
saber qué podrían hacer en la práctica".
Dado que la vida de los griegos cambiaría de la noche a
la mañana, los disturbios serían inevitables. Quien tomara la decisión -
si después de todo se tomara en Atenas - podría contar con dejar el
poder en semanas o incluso días.
"Sería verdaderamente revolucionario, en todo el
sentido de la palabra", dice Tyson Barker, responsable de relaciones
transatlánticas en la Fundación Bertelsmann.
"Hay varias formas en que podría darse (..) pero podría
terminar como Cuba, con el uso de múltiples monedas o con una economía
esencialmente de intercambio, al menos en los primeros días".
Las compañías privadas y países como Reino Unido y
Estados Unidos han detallado planes de contingencia para un colapso de
la zona euro. Grecia, sin embargo, está en una situación más delicada.
Si fuera de conocimiento público que un gobierno griego
estuviera preparando una salida, el pánico resultante podría fácilmente
convertirlo en una profecía.
Esta misma semana, los ahorradores griegos - y en
pequeños números en otras partes de la eurozona - han comenzado a sacar
su dinero de los bancos.
De producirse la salida de Grecia del euro, tendría que
comenzar a los días o incluso horas de que la decisión tuviera lugar en
lo más alto.
Pero a medida que parece incapaz de abrirse paso entre
las duras medidas de austeridad y reformas exigidas por los prestamistas
internacionales bajo los términos de los actuales rescates, Atenas
podría ser sencillamente incapaz de tomar la decisión de irse. Casi sin
excepción, sus líderes políticos han prometido seguir en la moneda única
pese a oponerse a los rescates.
En teoría, no existe la posibilidad según los tratados
europeos de que otros miembros expulsen a un país. Pero en realidad,
analistas y autoridades dicen que podrían paralizar Grecia cerrándole el
acceso a los préstamos del Banco Central Europeo.
Eso forzaría a Grecia a emitir su propia moneda ya que
podría no tener otra forma de pagar a sus trabajadores o proporcionar
efectivo suficiente para mantener en marcha la economía.
En ese momento, Grecia probablemente intentaría también
convertir toda su deuda local, y quizás también la internacional, a la
moneda nueva y depreciada. Los acreedores internacionales, sin embargo,
protestarían. Eso sería el comienzo de una reestructuración de la deuda
que podría llevar años. Pero la deuda histórica sería el menor de los
problemas inmediatos.
Incluso la producción física de una moneda nueva
estaría cargada de problemas. Cualquier firma internacional contratada
para imprimir billetes griegos exigiría a buen seguro el dinero por
adelantado. Cualquier cupón o billetes temporales producidos localmente
serían rápidamente falsificados, lo que le restaría aún más valor.
Como en otros países que no pertenecen a la eurozona,
como Montenegro, el euro podría ser la principal moneda para la mayoría
de las transacciones. Pero el acceso sería mucho menor y estaría más
allá del control o influencia gubernamental, lo que haría casi imposible
usarlo para pagar los sueldos, por ejemplo.
Los ahorros en euros existentes en bancos griegos se
revalorizarían en la nueva moneda, lo que haría caer rápidamente su
valor. Los billetes de euro ya en circulación, sin embargo, conservarían
su valor y serían mucho más apreciados.
Sería necesario probablemente cerrar fronteras para
impedir que los griegos se lleven sus euros a bancos de otros países.
Además, la policía tendría que gestionar un dramático
incremento de los disturbios y quizás más violencia. Ya ha habido
ejemplos aislados de alemanes - o personas que parecían alemanes - que
han sido atacados en un aparente descontento con la austeridad a la que
obliga la UE.
Los líderes griegos podrían decidir desplegar el
Ejército en las calles en un intento de asegurar la seguridad y traer la
calma. Pero eso podría ser profundamente divisorio.
"Si eso ocurre, definitivamente habrá incidentes de
seguridad en las calles de Atenas", dice David Lea, analista de en
Control Risks. "Pero el Ejército griego no está preparado para hacer
frente a esto. Está pensado para contener a Turquía Y hay que recordar
que es un país con una historia reciente de dictaduras".
En pocas ocasiones ha necesitado un país ayuda
internacional tan desesperadamente. Pero los países de la eurozona
probablemente quieran preservar sus recursos financieros para proteger a
otros países, particularmente Italia y España.
En otros tiempos, podría haber sido posible sacar a
Grecia lenta y tranquilamente. Docenas de países han abandonado bloques
monetarios desde 1945, principalmente estados coloniales. Pero hacerlo
bajo tanta presión de los mercados lo convierte en imposible.
"Una salida es técnicamente factible", dijo Lea en
Control Risks. "Pero gestionarlo es extremadamente difícil. Requiere
mucha planificación y acuerdo. Y dadas las circunstancias actuales, no
hay posibilidad de que eso sea así", concluyó.