FRANCFORT.- Los inversores están reclamando una respuesta contundente del Banco Central Europeo (BCE) a la crisis, similar a la impresión masiva de dinero en Estados Unidos y Reino Unido, pero la entidad no parece dispuesta a seguir su ejemplo pese al profundo malestar en la zona euro.
Cada vez hay más presión. Las políticas en las que están
trabajando los Gobiernos de la zona euro -una tendencia hacia la
integración fiscal con una amplia unión bancaria- llevarán meses o años
de implementar, y los mercados financieros podrían no querer esperar
tanto tiempo.
Un gerente de un fondo de cobertura activo en Europa dijo que los
mercados quieren que el BCE intervenga para detener el alza de los
rendimientos de bonos soberanos o que los Gobiernos mutualicen sus
deudas, es decir, que los Estados más fuertes efectivamente garanticen
los bonos de los más débiles.
Sin esas medidas, los rendimientos de los bonos emitidos por
Estados "periféricos" de la zona euro seguirán subiendo, sobre todo en
España.
El jueves, un incremento de los costes de financiación a medio
plazo en Madrid, a niveles récords para la era del euro, subrayó la
presión a la que se enfrenta la cuarta economía de la región. Italia
también se ha visto en la línea del fuego.
Aun así, los analistas no prevén que el BCE -que tiene prohibido
financiar deudas y déficits de los Gobiernos- ceda en su resistencia a
tomar grandes medidas heterodoxas.
Hasta el momento, el BCE se limita a introducir ajustes con sus políticas existentes.
Fuentes del banco central dicen que está discutiendo alternativas
para ayudar a España y a sus bancos, que ya tienen previsto recibir
hasta 100.000 millones de euros bajo un plan de rescate de la zona euro.
Una de ellas es ampliar los tipos de garantías que pueden usar al hacer
préstamos a la entidad.
Esto podría alejar una contracción más profunda de los fondos de
los bancos, que están luchando con préstamos incobrables debido a la
recesión y a la crisis del mercado inmobiliario, pero básicamente sólo
preserva el status quo.
"El BCE sigue creyendo que el peso del manejo de la crisis debe
caer sobre los hombros de los Estados miembros", dijo Mujtaba Rahman,
analista de la consultora de riesgo político Eurasia Group.
"Es poco probable que cambie esa posición en respuesta a la
dinámica del mercado y las diferentes señales de la Fed y el Banco de
Inglaterra", agregó.
La Reserva Federal de Estados Unidos lanzó otra ronda de estímulo
monetario bajo su "Operación Twist" el miércoles y dijo que estaba
lista para tomar más medidas para apuntalar una recuperación económica
cada vez más frágil.
El Banco de Inglaterra también está a punto de emitir una nueva
inyección de dinero a la deprimida economía británica para compensar los
efectos de la crisis de deuda de la zona euro.
Esto implicará imprimir dinero para comprar bonos del Gobierno, a
cambio de bajar los costes de financiación. Este tipo de "emisión
cuantitativa" (EC) es un área prohibida para el BCE.
La ley de la UE le prohíbe al BCE "financiar monetariamente" las
deudas gubernamentales y muchas de sus autoridades -sobre todo de
Alemania- ya están incómodas con las compras de bonos que el banco
efectuó en el mercado secundario el año pasado.
El miembro de la junta directiva Benoit Coeure, que ha demostrado
con frecuencia una actitud pragmática desde que se sumó al BCE a
principios de este año, no se mostró dispuesto a seguir el ejemplo de la
Fed. En cambio, hizo hincapié en que los Gobiernos de la zona euro usen
el fondo de rescate MEDE para comprar bonos.
"No mezclen el banco central con las autoridades fiscales", dijo al Financial Times en una entrevista.
Cualquier compromiso de los prestamistas gubernamentales en una
cumbre de la Unión Europea el 28 y 29 de junio para tomar nuevas medidas
contra la crisis, aunque tarde tiempo en surtir efecto, daría cobertura
al BCE para decidir nuevas acciones.
Además de los cambios colaterales, las respuestas obvias del BCE
incluyen reducir los tipos de interés, reiniciar el programa de compra
de bonos y ofrecer a los bancos otra operación para inundar a los
mercados con más liquidez.
El BCE emitió 1 billón de euros en préstamos baratos a tres años
para los bancos en diciembre y febrero, aliviando los efectos de la
crisis en el primer trimestre del año.
Las operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO por su
sigla en inglés) podrían dar menores retornos y enfrentarse a la
resistencia de algunos funcionarios, pero de todas maneras muchos
analistas prevén una nueva ronda este año.
Sin embargo, una solución a corto plazo podría engendrar problemas a largo plazo.
Si los bancos españoles reciben más dinero del BCE, podrían
usarlo para comprar más deuda soberana. Los analistas creen que hay que
romper ese "círculo vicioso" en el que los bancos rescatados por
Gobiernos débiles compran deuda soberana cuando esta pierde su valor.
Ante la ausencia de una respuesta contundente del BCE, la zona
euro podría conformarse con un prolongado estado de crisis con
rendimientos de bonos altos pero tolerables, hasta que los Gobiernos
encuentren soluciones integrales.
La impaciencia de los mercados podría moderarse si ven una
combinación de medidas del BCE y a los líderes gubernamentales diseñando
estrategias de largo plazo, opinó Sassan Ghahramani, consejero delegado
de SGH Macro Advisors, con sede en Estados Unidos y que asesora a los
fondos de cobertura.
"Si España fuera desfinanciada por completo, claramente
tendríamos un problema inmediato", dijo. "En estos niveles es feo, pero
podemos seguir un tiempo más en una situación fea".