LISBOA.- El Tesoro portugués ha colocado este miércoles
2.000 millones de euros en sendas emisiones de letras con vencimiento a
seis y doce meses por las que ha ofrecido un interés medio del 2,292% y
del 3,505% respectivamente, logrando en ambas operaciones un coste de
financiación inferior al del Tesoro Público español, a pesar de que el
país luso se encuentre intervenido desde el año pasado tras recibir un
rescate de 76.000 millones de euros por parte de la UE y el FMI.
En concreto, el Tesoro luso ha colocado 750 millones de euros en
letras a seis meses con un interés medio del 2,292%, frente al 2,653
abonado en junio, y una fuerte demanda, que superó en 3,8 veces la
oferta de papel.
Asimismo, en una segunda subasta se vendieron 1.250 millones de
euros en letras a doce meses, por las que el Tesoro portugués ofreció un
interés del 3,505%, frente al 3,834% abonado hace un mes, con una ratio
de cobertura de 2,4 veces.
Por su parte, el Tesoro Público español logró colocar este martes
2.599 millones de euros en letras a 12 meses con un interés del 3,918%,
mientras que en la última subasta de deuda a seis meses tuvo que ofrecer
una rentabilidad del 3,237%.
De este modo, Portugal se convierte en el segundo país sometido a
un rescate completo que logra financiarse en los mercados a costes
inferiores a los de España, después de que Irlanda colocara a principios
de julio letras a 3 meses a intereses inferiores a los abonados
entonces por España.
Rajoy podría aprender algunas lecciones de Portugal
El presidente español, Mariano Rajoy, podría aprender algunas
lecciones en comunicación de la vecina Portugal mientras se esfuerza por
restaurar la confianza en las cuentas públicas de Madrid para evitar un
rescate internacional en toda regla.
Los costes de financiación de España se han disparado, dejando al
país al borde de tener cerrados los mercados de bonos, incluso tras
haber conseguido que sus socios de la eurozona presten ayuda a sus
bancos y un nuevo plan de austeridad.
Portugal, país mucho más pequeño, ya recibió un rescate de 78.000
millones de euros y poco a poco va recuperando parte de la confianza
inversora tras recortar drásticamente su presupuesto y privatizar
compañías públicas bajo el estrecho escrutinio de la troika, formada por
el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario
Internacional.
Ambos países están gobernados por gobiernos de centro-derecha que
disfrutan de amplias mayorías parlamentarias respaldadas por votantes
hartos de la crisis económica que expulsó a los anteriores gobiernos
socialistas.
Pero aquí se acaban las semejanzas.
El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, y sus
ministros han adoptado un severo mantra neoliberal, mientras Rajoy
comenzó adoptando un tono desafiante y nacionalista y enviando mensajes
mixtos a los mercados sobre cómo resolver los problemas de los bancos
españoles, el déficit presupuestario y el excesivo gasto de las
regiones.
Rajoy se demoró en tomar las primeras medidas, negó hasta el
último momento cualquier necesidad de ayuda externa para la banca y
luego dejó que sus ministros hiciesen los anuncios impopulares.
"Mariano Rajoy ha hecho cosas buenas. Si miras a la sustancia, ha
llegado lejos, pero es cierto que la comunicación no ha sido siempre
exitosa", dijo Gilles Moec, economista de Deutsche Bank.
"Se creó cierta burbuja de incertidumbre alrededor de las
regiones y de los bancos que ha tenido consecuencias en los mercados",
agregó.
Passos Coelho se ha ganado una reputación de estricta obediencia a
las dolorosas recetas alemanas en materia de recortes en gasto social.
Tanto él como sus altos funcionarios han mantenido reuniones
individuales con grandes inversores en Alemania, China y Estados Unidos
para explicar su caso.
El ministro de Finanzas portugués, Vitor Gaspar, un ex jefe de
investigación del BCE y antiguo y curtido experto de la Comisión
Europea, tiene una autoridad indiscutible sobre la economía y las
cuentas públicas y cuenta con el total respaldo de Passos Coelho.
En cambio, las líneas de responsabilidad en la política fiscal y
económica de España se han vuelto borrosas y a veces se han cruzado
entre el ministro de Economía, Luis de Guindos, el de Hacienda,
Cristóbal Montoro, y los propios asesores económicos de Rajoy.
Rajoy prometió disciplina presupuestaria, pero de forma
unilateral relajó el objetivo de déficit de Madrid para luego negociar
con Berlín y Bruselas en busca de flexibilidad mientras rogaba en vano
que el BCE comprase bonos españoles para apaciguar a los mercados.
"El Gobierno de Portugal ha comunicado mejor su estrategia a los
inversores, de una manera coherente y creíble", dijo un analista senior
que ha visitado ambas capitales.
"Tienen altos responsables que son coordinados y persuasivos y
parecen genuinamente comprometidos con su programa de reformas", dijo el
analista.
La misma fuente dijo que España se ha visto obligada a hacer
esfuerzos para restaurar la confianza porque ha tenido que responder
constantemente con nuevas medidas.
Otros gestores de activos que han visitado Madrid dijeron que se
dejaron convencer por la determinación política pero luego se quedaron
frustrados con las respuestas vagas sobre los planes del gobierno para
controlar el despilfarro de las 17 comunidades autónomas, uno de los
focos de la desviación fiscal.
"También es justo decir que la capacidad de obtener una
información clara es peor en España que en Portugal. Por ejemplo, si
quieres saber lo que está pasando exactamente con las regiones,
necesitas leer 1.950 páginas. Y no tenemos tiempo para eso", dijo Moec.
Al explicar la determinación del Gobierno portugués, el
politólogo de la Universidad de Lisboa, Antonio Costa Pinto, recuerda
que, a diferencia de España, Portugal no disfrutó de un boom económico
antes de que estallara la crisis financiera en 2008.
"El Gobierno sabe muy bien que el país ha estado estancado en la
última década, así que realmente necesitan encontrar una salida", dijo.
"España, por su parte, sigue esperando volver a la prosperidad
previa a la crisis, por lo que tiende a resistirse a una austeridad
impuesta".
Estos enfoques opuestos son también considerables en la divergente historia y cultura de los vecinos ibéricos.
La pequeña Portugal saca pecho por su obstinada resistencia a
los intentos españoles de conquistarla a lo largo de los siglos, ayudada
por Inglaterra merced a la alianza política más antigua del mundo. Este
telón de fondo hace que Portugal esté más dispuesta a aceptar la lógica
anglosajona y de la Europa del norte.
Mientras los portugueses lidian estoicamente con la austeridad
prescrita por Bruselas y Berlín, algunos españoles, tradicionalmente más
temperamentales, orgullosos y bravucones, han respondido a los recortes
impulsados por la contribuyente Alemania con rabia y protestas en las
calles.
Portugal previsiblemente regresará al mercado de deuda en el
último trimestre de 2013. Su bono de referencia a 10 años tiene una
rentabilidad de más del 10 por ciento en el mercado secundario, aunque
está bastante por debajo del más del 17 por ciento que marcó en enero.
España sigue emitiendo regularmente deuda a largo plazo en el
mercado primario, pero la rentabilidad de su deuda a diez años ha
coqueteado con el 7 por ciento, un nivel considerado insostenible a
medio plazo.
El Gobierno portugués ha empleado los servicios de la consultora
internacional de comunicación Brunswick para ayudarle a construir su
imagen ante la troika y ante los inversores.
Lisboa ha sobresalido en mantener contenta a la troika, con el
resultado de que hay muy pocos comentarios negativos sobre Portugal por
parte de Bruselas u otras capitales europeas.
Sin embargo, José Carlos Díaz, economista español de Intermoney, dijo que complacer a la troika no es garantía de salvación.
"Los bonos portugueses seguirán siendo basura el año que viene.
No tendrán grado de inversión hasta que la economía no crezca", dijo.
Ambos países se enfrentan a una fuerte recesión este año y
podrían no regresar a la senda del crecimiento el año que viene, según
las últimas proyecciones del FMI.
Sin embargo, Moody's Investors Service ve "margen para el
optimismo" en cuanto al presupuesto y la economía de Portugal, mientras
que otra agencia de calificación crediticia, Fitch, alabó sus
privatizaciones y esfuerzos en reestructurar las empresas públicas.
Lisboa también ha conseguido aprobación por mantener la cabeza
gacha y alejarse de la guerra dialéctica que hay en Europa sobre bonos
comunes y medidas de estímulo.
"Las notas no son lo que realmente hacen a un alumno bueno, sino
su comportamiento", dijo Filipe García, economista y responsable de la
consultoría Informaçao de Mercados Financeiros, en Oporto.
Rajoy y su gabinete se pasaron los primeros seis meses de
gobierno enviando mensajes contradictorios a los mercados sobre sus
planes presupuestarios, la toma de control público de la problemática
Bankia, el rescate de sus bancos y la forma en la que controlarán los
presupuestos de las autonomías y su acceso a los mercados.
"Cuando hace comunicados, Rajoy dirige directamente su mensaje a
la ciudadanía española, a los votantes, pero la prioridad debería ser
recuperar la confianza de los mercados. Hay una cacofonía tremenda",
dijo un experto en comunicación en España.
Altos funcionarios en Bruselas también dijeron que el gobierno
español ha perdido credibilidad y no tendrá mucho margen de maniobra a
la hora de implementar su política económica.
Pero Rajoy, que se ha alejado de los focos y dejado a sus
ministros dar la cara en duros anuncios como el rescate de los bancos
del país, podría estar cambiando ahora de estrategia.
El miércoles pasado salió realmente a primera línea de fuego al
anunciar una batería de nuevas medidas de austeridad en el Congreso en
un discurso con tintes dramáticos.