BRUSELAS.- La Eurozona avanza hacia la creación a largo
plazo de un Tesoro central cuya función será financiar las reformas
estructurales y amortiguar las turbulencias económicas en los países en
crisis.
A cambio, todos los Estados miembros deberán firmar contratos con
Bruselas donde se recojan los ajustes comprometidos para aumentar su
competitividad, según se recoge en el informe preparado para la cumbre
de líderes europeos que se celebra el 18 y 19 de octubre en Bruselas.
Las propuestas han sido elaboradas, tras consultar con todas las
capitales, por los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy;
el Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi; del Eurogrupo, Jean-Claude
Juncker; y de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Su objetivo es
corregir los problemas estructurales de la unión económica y monetaria
que ha contribuido a agravar la crisis.
Según los cuatro presidentes, la eurozona necesita un presupuesto
propio que tendrá "nuevas funciones fiscales que no están cubiertas por
el marco financiero multianual". "Una de las funciones de esta nueva
capacidad presupuestaria podría ser facilitar el ajuste de
perturbaciones económicas que afecten a un solo país al proporcionar un
cierto grado de absorción a nivel central", señala el informe.
En la actualidad, alegan los mandatarios, cuando los problemas
afectan al conjunto de la eurozona puede actuar el BCE con la política
monetaria, pero si sólo impactan en uno o varios, como ahora, el único
recurso son los presupuestos nacionales, ya que el fondo de rescate
(MEDE) es un instrumento de crisis.
"Otra importante función de esta capacidad fiscal sería facilitar
las reformas estructurales que mejoren la competitividad y el
crecimiento potencial en relación a una política económica integrada",
sostiene el informe. Eso sí, el presupuesto de la eurozona contendrá
salvaguardas para "no conducir a transferencias permanentes entre países
ni socavar los incentivos para corregir las debilidades estructurales".
Un "aspecto clave" que debe examinarse de este presupuesto de la
eurozona es su "posible capacidad de endeudarse", aunque siempre
respetando las reglas de la UE de equilibrio presupuestario.
"Un marco presupuestario plenamente integrado requeriría el
establecimiento de una función de Tesoro, con responsabilidades fiscales
plenamente definidas", concluye el informe.
En materia de solidaridad, los cuatro presidentes vuelven a
defender la posibilidad de "poner en común algún tipo de instrumento de
financiación soberana a corto plazo (por ejemplo euroletras), de forma
limitada y condicional", algo que rechaza Alemania. Ello exigiría una
mayor cesión de soberanía en materia presupuestaria, recuerdan.
"Una idea que debe explorarse es que los Estados miembros de la
eurozona firmen acuerdos contractuales con las instituciones de la UE
sobre las reformas para promover el crecimiento y el empleo que se
comprometen a emprender y su aplicación", señala el informe. Estos
contratos serían similares a los memorandos de entendimiento que ya
deben firmar los países rescatados, pero se aplicarían a todos los
socios de la eurozona.
El documento de los cuatro presidentes reitera que el fondo de
rescate permanente (MEDE) debe tener la posibilidad de recapitalizar
bancos de forma directa "con unas condiciones apropiadas". Pero no
precisa si la recapitalización directa será retroactiva, como pide
España, o sólo se aplicará a problemas que surjan una vez que el BCE se
convierta en supervisor único de los bancos de la eurozona.
En todo caso, esta función del MEDE sólo tendrá un carácter
temporal, hasta que se cree un nuevo fondo único europeo de liquidación,
que estará prefinanciado por las propias entidades y que asumirá estas
tareas, según proponen los tres presidentes.
Van Rompuy, Barroso, Draghi y Juncker ven "prioritario" adoptar la
norma para convertir al BCE en supervisor único, pese a los retrasos
que intentan imponer Alemania, Finlandia y Holanda. No obstante, el
informe final da marcha atrás en uno de los tres componentes que todos
los analistas ven imprescindibles para crear una unión bancaria: un
sistema común de garantía de depósitos para evitar fugas de un país a
otro de la eurozona.
A diferencia de lo que ocurría en las anteriores, en la última
versión del informe ya no figura esta posibilidad, sino que se habla de
reforzar las garantías nacionales. "Compartir los riesgos del sector
bancario sin una disciplina fiscal más eficaz podría provocar incentivos
adversos para los países", señalan los cuatro presidentes a modo de
justificación.