MADRID.- El director general de Servicios Jurídicos
del Banco Central Europeo (BCE), Antonio Sáinz de Vicuña, ha avanzado
este lunes que el supervisor único bancario europeo tendrá un órgano de
preparación de las decisiones y otro de ejecución y que, según el
borrador del reglamento en el que actualmente se está trabajando, las
decisiones se tomarán por silencio positivo del Consejo de Gobierno.
Durante su intervención en la jornada 'El sistema financiero
español: crisis y reforma' organizada por Linklaters en la Bolsa de
Madrid, Sáinz de Vicuña ha resumido los orígenes de la crisis financiera
europea y la sucesión de decisiones adoptadas tanto por las
instituciones comunitarias como por los estados miembros para hacerle
frente.
Así, ha señalado que el proyecto de reglamento de la supervisión
bancaria única prevé una "separación entre la preparación y la ejecución
de las decisiones, culminando en el único órgano de decisión que será
el Consejo de Gobierno (del BCE) que, a su vez, será contrarrestado por
un Consejo de Supervisión", un órgano en el que habrá representación de
los supervisores bancarios nacionales, de la Comisión Europea y de la
autoridad bancaria europea.
"El Consejo de Supervisión será un foro, el centro de gravedad, de
la supervisión europea, y preparará las decisiones del Consejo de
Gobierno, con un sistema de silencio positivo, donde las decisiones se
van a entender adoptadas a menos que el Consejo de Dirección decida
rechazarlas o enmendarlas. En la parte de ejecución (de las decisiones
que se adopten), el Consejo supervisor coordinará y controlará cómo se
hace por parte de las autoridades nacionales", ha apostillado.
Con respecto a la guía temporal de entrada en vigor de esta nueva
autoridad comunitaria, Sáinz de Vicuña ha adelantado que la idea es que
el reglamento base se apruebe a principios de enero, dado que el 1 de
marzo del próximo ejercicio el Banco Central Europeo tiene que decidir
qué entidades financieras serán objeto de supervisión directa --en
principio, "todas las que tienen riesgo sistémico"---.
En 2014 deberá comenzar a funcionar Basilea III, que se aplicará
sobre las más de 6.300 entidades de la UE. En cualquier caso, Sáinz de
Vicuña ha precisado que estas fechas pueden cambiar en virtud de las
negociaciones que actualmente tienen lugar en Bruselas.
La unión bancaria se entenderá completada cuando se cree el Fondo
de Garantía de Depósitos Europeo y el Fondo de Reorganización y
Resolución Bancaria, "en ambos casos con la posible necesidad de
modificar los tratados". El responsable del BCE ha recordado asimismo
que las entidades en las que se inyecten fondos europeos podrán ser
supervisadas por el BCE "en cualquier momento".
Según Sáinz de Vicuña, la decisión de crear una supervisión única
en la UE está "justificada" por varias razones, comenzando por la
"necesidad de asegurar" que "los euros que el BCE banca emite tengan el
mismo valor que los que emiten los bancos centrales nacionales", para lo
cual "hace falta que el sistema no discrimine entre bancos de un país y
otro, porque forman parte de la unión monetaria".
Además, también es necesario "controlar centralmente los flujos de
liquidez en el conjunto de la zona monetaria, porque la crisis ha
demostrado que en momentos determinados la liquidez fluye de un país a
otro y crea burbujas y desequilibrios en la balanza de pagos" a la par
que "deterioros en la calibración del riesgo bancario", lo que conduce a
que parte de la banca se quede con "activos deteriorados".
La idea también es que la supervisión común ayude a "superar la
segmentación del mercado interbancario" que, con la crisis, "ha
disminuido hasta quedar prácticamente congelado" dado que "apenas hay
operaciones transfronterizas".
Sáinz de Vicuña también ha alegado que, desde la puesta en marcha
de mecanismos de rescate y recapitalización bancaria europeos, hace
falta un supervisor común que garantice a los países que prestan los
fondos que se protegerá el interés europeo y no el interés nacional. Lo
mismo hace falta para las futuras medidas contracíclicas que se puedan
adoptar cuando entre en vigor Basilea III.
"Se dice que la supervisión única del BCE romperá el mercado
único, pero no cambiara para nada el escenario de reglamentación común
para los 27. Además, buscará armonizar la supervisión en todos los
países. Lo único que cambia es cómo se aplican las normas, y ahí la
supervisión del BCE suplanta, sustituye y complementa lo que hacen los
supervisores nacionales", ha zanjado, equiparando el nuevo sistema al
modo de funcionamiento de otras entidades como la Reserva Federal
estadounidense.
Sáinz de Vicuña ha recordado que "la salida de la crisis requiere
que el sistema financiero vuelva a funcionar con normalidad" y ha
defendido que, para lograrlo, hace falta que toda esta nueva normativa
bancaria de la UE "dé mayor confianza" en el mercado.
Sin embargo, en paralelo es necesario, a su juicio, avanzar en la
solución de otros "defectos estructurales", tales como la "excesiva
intermediación bancaria en la financiación de las empresas", el fomento
de los mercados de capitales o el cumplimiento de las nuevas
estipulaciones para el control de las finanzas públicas.
Con ello, se podrá avanzar en la "coordinación de las emisiones de
deuda pública, que puede permitir diversos grados --productos
conjuntos, sincronización de emisiones" y que llevaría, "al final del
trayecto, a los eurobonos". "Pero primero hace falta la OHIO-rule: 'own
house in orden'", ha matizado el dirigente del BCE.
Finalmente, Sáinz de Vicuña ha defendido las decisiones tomadas
por el organismo emisor desde el estallido de la crisis --emisiones de
deuda, mantenimiento y reducción de los tipos, ampliación de los plazos
de financiación, eliminación de límites cuantitativos en las subastas,
etc.-- porque, sin afectar a la inflación, permitieron que los bancos
europeos accedieran a fondos y "se consiguió evitar el problema de
liquidez en gran parte del sector", especialmente en los países
periféricos, donde los bancos desconfían para redepositar los excesos de
financiación.