jueves, 3 de enero de 2013

Monti dice que sus rivales deberían excluir a los extremistas

ROMA.- Mario Monti, que aspira a un segundo mandato como primer ministro de Italia, dijo el jueves que el partido de izquierdas favorito a liderar el próximo gobierno debería apartar a elementos "extremos" que obstaculizan vitales reformas económicas.

El ex comisario europeo de 69 años fue nombrado en noviembre de 2011 para liderar a un gobierno tecnócrata no electo, con apoyos de izquierda y derecha, que salvara a Italia de la crisis financiera tras la dimisión del entonces primer ministro Silvio Berlusconi.
El viernes pasado entró en la carrera electoral a tres bandas, con el Partido Democrático (PD) a la izquierda y el Pueblo de la Libertad (PDL) fundado por Berlusconi a la derecha. Las elecciones están previstas para el 24 y 25 de febrero.
Los sondeos de opinión sugieren que la coalición de centro izquierda del PD, una unión de dos partidos liderada por Pier Luigi Bersani, es la favorita a formar Gobierno, ya sea sola o en alianza con otros grupos.
La postura proeuropea de Bersani le convierte en el aliado más probable del bloque centrista de Monti tras los comicios si el PD no logra una mayoría sólida en ambas cámaras.
"Si (Bersani) quiere un PD y una izquierda que de verdad mira por el interés de los trabajadores y actúa de forma dinámica para crear oportunidades de empleo, entonces debería, con un acto de valentía, silenciar un poco a esta ala que considero conservadora", comentó Monti al programa Uno Mattina en la televisión estatal.
Monti dijo que Stefano Fassina, asesor económico del PD, y Nichi Vendola, líder del aliado del PD Izquierda, Ecología y Libertad, favorecen las políticas laborales sobreprotectoras del sindicado izquierdista CGIL.
Monti ha culpado al CGIL y a una minoría de simpatizantes del PD de bloquear reformas laborales más radicales que pretendía introducir con su reforma del año pasado.
"Nunca haré callar a nadie", replicó Bersani tras reunirse con su rival en el partido, el alcalde de Florencia Matteo Renzi, al que Bersani derrotó el año pasado en unas primarias.
"El valor que se me pide ya lo he demostrado, y no se empleó para hacer callar a la gente, sino para hacerles participar", afirmó, refiriéndose a las primarias en las que se convirtió en líder de centroizquierda.
Susanna Camusso, jefa del CGIL, respondió que Monti no comprende el país ni la situación desesperada de los trabajadores.
Un sondeo publicado el miércoles dijo que la agrupación de Monti obtendría un 12 por ciento de los votos. Otro publicado la semana pasada dijo que podría obtener hasta el 16 por ciento, privando a sus rivales de una clara victoria pero no lo suficiente para gobernar.
Según la compleja ley electoral, la coalición de Bersani lograría una cómoda mayoría en la Cámara Baja sin una presencia equivalente en el Senado, lo que podría hacer de una alianza con el bloque de Monti algo crucial para tener una mayoría parlamentaria estable.
Monti también dijo que el PDL de Berlusconi ha cedido ante los grupos de presión, en especial el sector farmacéutico, y aguado un intento de su Gobierno por desregular servicios.
Al arrancar su campaña política el miércoles, Monti prometió recortar los impuestos laborales y redistribuir la riqueza de los más ricos hacia los más pobres si gana.
Eso marca un cambio desde su papel aplicando duras medidas de austeridad para reforzar las finanzas públicas italianas.

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