domingo, 20 de enero de 2013

Genera dudas la política monetaria del Banco de Inglaterra

LONDRES.- La política monetaria del Banco de Inglaterra generó esta semana dudas en torno a su efectividad para impulsar la deprimida economía del país, al considerarse que podría elevar el riesgo de inflación. El nuevo consejero del ente emisor, Ian McCafferty, expresó que restaurar el programa de compras de activos por parte del banco en un futuro inmediato no necesariamente implica un significativo empuje económico.

En opinión de McCafferty, la inflación será difícil de aplacar en los próximos dos años, mientras las presiones de los precios al alza continúan en ascenso.

Para el funcionario, quien integra el Comité de Política Monetaria del banco, no está claro que los instrumentos monetarios de la entidad puedan generar fácilmente un incremento sustancial de la demanda.

Consideró que un eventual estímulo a la demanda generaría dificultades inflacionarias.

El Banco de Inglaterra compró 375.000 millones de libras (unos 600.000 millones de dólares) de bonos del gobierno entre marzo de 2009 y octubre del pasado año.

No obstante, pese a la debilidad de la economía nacional, algunos economistas estiman inviable que el ente emisor reanude su programa de adquisición de bonos para estimular la economía.

Sobre el particular, McCafferty advirtió que algunos de los canales a través de los cuales este alivio cuantitativo funcionó en el pasado, en la actualidad son insuficientes como medidas destinadas a elevar la confianza y mejorar la liquidez del mercado.

Entretanto, las ventas minoristas en Reino Unido cayeron en diciembre pasado, lo cual respaldó la fragilidad de la economía nacional y la desconfianza de los consumidores, en opinión de economistas. 

Según un reporte de la Oficina Nacional de Estadísticas, divulgado también esta semana, el apartado -incluyendo las ventas de combustible- retrocedió 0,1 por ciento durante el mes analizado, cuando se esperaba un impulso por las compras navideñas.

Los especialistas proyectaban un incremento en torno al 0,2 por ciento, pero el dato real decepcionó a los inversores, atentos a cualquier señal de recuperación para una economía en dificultades.

Acorde con la fuente, el principal factor negativo recayó sobre la venta de artículos para el hogar, que descendió en tres por ciento, el mayor retroceso desde enero de 2010.

Asimismo, la venta de alimentos contribuyó significativamente en la caída, al disminuir un 0,3 por ciento en el mes referido.

El informe tuvo un impacto inmediato sobre la libra esterlina en el mercado de divisas, al bajar a un mínimo de ocho semanas frente al dólar, mientras escalaron los precios de los bonos emitidos por el gobierno.

En tanto, algunos economistas consideran que las perspectivas de recuperación dependerán en gran medida de un repunte de la actividad de los consumidores en los primeros meses del año en curso.

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