MADRID.- La morosidad de la banca española se situó en
el primer semestre de 2012 en el 9,7%, la más elevada desde que el
Banco de España realiza el seguimiento estadístico sobre ella, según el
artículo 'Evolución económica y financiera de las empresas cotizadas en
el primer semestre de 2012', de Óscar Casado Galán y Juan Ignacio Luengo
Crespo.
El dato se debe al comportamiento de las principales magnitudes
macroeconómicas y a la contracción de la demanda "con la atonía del
mercado de trabajo y del mercado inmobiliario", al que, según los
expertos, las entidades de crédito presentan una elevada exposición.
El aumento que ha sufrido la morosidad desde 2007 ha hecho que se
incremente el volumen de refinanciaciones y de adquisiciones o
adjudicaciones de activos, especialmente los inmobiliarios.
Los autores del artículo recuerdan que los bienes recibidos en
pago de deudas se clasifican en el balance de las entidades como
'activos no corrientes en venta', mientras que las promociones en curso y
los activos arrendados se clasifican como 'otro tipo de activos'.
De este modo, el importe de los activos no corrientes en venta se
incrementó un 35,7%, las inversiones inmobiliarias un 6,8% y las
existencias un 7,1% para el conjunto de las entidades de crédito
respecto a junio de 2011.
Por su parte, la tasa de cobertura aumentó en el primer semestre
debido al efecto de la aplicación de los nuevos requisitos de los dos
decretos De Guindos.
En este periodo de tiempo, se observó un crecimiento agregado del
volumen de crédito del 3,2%, lo que convierte al primer semestre de 2012
en el segundo consecutivo de crecimiento.
Este aumento se debe, según los expertos, a las entidades de
crédito que se encontraban inmersas en procesos de integración durante
este semestre y cuyos balances se vieron incrementados con la inversión
crediticia procedente de las integradas.
En el primer semestre de 2012 aumentó la exposición de las
entidades a la deuda soberana española, financiado por los fondos
facilitados por el Banco Central Europeo (BCE) a las entidades
españolas.
En este sentido, los autores del artículo señalan que la inversión
crediticia de las entidades de crédito al sector público aumentó en un
10% y la cartera de renta fija pública en manos de las entidades subió
un 15,6%.
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