domingo, 3 de febrero de 2013

La economía rusa centra agenda del presidente Putin y del gabinete

MOSCÚ.- El estado de la economía rusa, después del modesto desempeño en 2012, y los síntomas de ralentización, concentraron la agenda de la reunión semanal del presidente Vladimir Putin y el gabinete, sobre un tema de máxima prioridad para el Kremlin.
 
Putin manifestó al Ejecutivo, presidido por el primer ministro Dmitri Medvedev, preocupación por los indicadores económicos que apuntan a una desaceleración del crecimiento y gradual caída de parámetros como la producción industrial y la productividad del trabajo, citó.

Llamó la atención el gobernante ruso sobre el pobre crecimiento de la producción industrial, inferior al 2,0 por ciento anual, la reducción de las inversiones en capital fundamental y alertó de las tendencias negativas del fenómeno demográfico para el potencial laboral del país en las próximas décadas.

Con estadísticas sobre la mesa, Putin dijo que la reducción de la población económicamente activa será en el orden de un millón de personas al año, a lo que se sumaría el incremento del número de desocupados por cada trabajador activo.

Insistió el jefe de Estado, en el poder por tercera vez (2000-2004, 2004-2008), en cumplir con los objetivos estratégicos de aumentar la productividad del trabajo en 1,5 veces, crear 25 millones de empleos, multiplicar las inversiones, propiciar un clima inversionista y eliminar el factor de la corrupción, causante de la sangría de recursos y obstáculo a los negocios, apuntó.

Medvedev, a su turno, planteó como tarea garantizar un crecimiento económico a largo plazo sobre la base de un fundamento tecnológico, enfoque que se inscribe en el desarrollo innovador de la economía, con productos de alto valor agregado, conforme al programa de gobierno esbozado por Putin en mayo pasado.

Durante la sesión especial con el consejo de ministros, Medvedev esbozó las líneas fundamentales del plan para el presente quinquenio, bautizado como el lustro de la efectividad, a partir de una proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en un 5,0 por ciento.

El crecimiento sostenido no debe ser inferior al cinco por ciento anual, es una tarea ambiciosa, compleja, pero es realizable, enfatizó el jefe de Gobierno.

La estrategia gubernamental concibe 10 líneas clave para el desarrollo económico-social de la Federación, hasta 2018, en el que la esfera social figura como un componente ineludible.

Unido a los objetivos de lograr altos ritmos de crecimiento del PIB, las autoridades hicieron énfasis en la necesidad de modernizar la esfera de los servicios a la población y mejorar la calidad de vida de los rusos, una de las cuestiones más reclamadas por la población, según los estudios de opinión púbica.

Las personas no están de acuerdo con el actual nivel de la calidad de la asistencia médica, la educación y de los servicios públicos, reconoció el Primer Ministro.

A juicio de Medvedev, los factores que favorecieron el crecimiento económico de Rusia en la pasada década ya no funcionan y el potencial del modelo orientado a las tradicionales esferas de exportación, centrado en las materias primas (los hidrocarburos, por ejemplo) se agotó prácticamente.

Coincidió con Putin, en que las mayores amenazas para el desarrollo de la economía nacional no provienen en esencia del exterior (por la crisis global), sino de los problemas internos, y relacionó las proyecciones sobre la fuerza laboral activa, la calidad de los cuadros de dirección gubernamental, el clima inversionista y la consolidación presupuestaria.

Advirtió al respecto que el Gobierno tendrá que adoptar "decisiones estratégicas, y en ocasiones, dolorosas", pero la solución de los problemas sociales, educacionales y otros aspectos dependerá de que se resuelvan los problemas económicos, consideró.

De acuerdo con analistas, Rusia perdió en el último lapso el despegue acelerado de la década anterior y cayó bajo los efectos de la desaceleración de la economía mundial, a juzgar por el registro de crecimiento del PIB en 2012 de apenas 3,4 por ciento, frente a 4,3 en 2011.

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