jueves, 7 de febrero de 2013

Grandes divisiones amenazan la cumbre sobre el presupuesto europeo

BRUSELAS.- Las divisiones entre los países europeos marcan este jueves la cumbre sobre el presupuesto común 2014-2020, con un bloque de la austeridad liderado por Reino Unido y otro por Francia e Italia, que se resiste a perder las ayudas europeas. 

"La UE no debe ser inmune a las presiones que tenemos para reducir el gasto" advirtió el primer ministro británico, David Cameron.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, tampoco se mostró demasiado optimista sobre esta segunda ronda de negociaciones, tras el fracaso del Consejo Europeo en noviembre, que terminó sin acuerdo sobre el presupuesto.
"Las posturas son muy distantes", afirmó.
"Esperamos alcanzar un acuerdo. Es nuestro deber", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al iniciar la cita que podría prolongarse hasta la madrugada.
Bajo la presión de los países más ricos del bloque, el presidente del Consejo Europeo prevé recortes adicionales de más de 15.000 millones de euros a su anterior propuesta sobre el presupuesto comunitario, que lo dejaría ahora en unos 958.000 millones de euros para los siete años (menos del 1% del PIB europeo).
Pero Reino Unido quiere rebajarlo más aún, hasta dejarlo al menos en unos 945.000 millones de euros.
Las divisiones son claras: de un lado están los contribuyentes netos que quieren gastar poco (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia) y de otro, los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia, que quieren que este presupuesto ayude a compensar los recortes que se les exigen en los presupuestos nacionales y sirvan para reactivar el crecimiento.
Italia, de hecho, amenazó con vetar cualquier acuerdo que "no respete las líneas rojas" que estableció.
El presidente francés, Francois Hollande, advirtió que no dará su visto bueno a ninguna propuesta sobre el presupuesto que "olvide la agricultura e ignore el crecimiento". Francia, Italia y España están alineadas en defensa de la PAC (Política Agrícola Común, principal partida del presupuesto comunitario).
Van Rompuy deberá hacer malabarismos para dejar a todos contentos. Pero como dijo un diplomático, la idea es que todos regresen a sus países "lo menos insatisfechos posible".
La gran incógnita es saber cuánto están dispuestos a ceder.
Londres quiere mantener también intacto el "cheque británico", la compensación que Reino Unido recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de la PAC.
El primer ministro británico, David Cameron, se encuentra en una situación incómoda: hace quince días anunció un referéndum para que los británicos decidan, en principio, antes de que termine 2017 si desean permanecer en la UE.
Tras el anuncio, el premier británico aumentó su popularidad en los sondeos y logró calmar a la creciente ala antieuropea de su Partido Conservador.
Pero ahora no querrá perder los apoyos ganados.
Alemania ¿impulsora de la austeridad en Europa? ve también con buenos ojos los recortes presupuestarios que exigen los británicos.
España acude mejor parada a esta cumbre que a la de noviembre, en la que el presidente del gobierno logró compensaciones específicas para el sector agrario (500 millones de euros) y las políticas de cohesión (2.800 millones de euros), las partidas que más fondos recibe su país de los europeos.
El presidente del gobierno español no hizo declaraciones a la prensa, en medio del escándalo de corrupción que involucra a su gobierno.
Ahora la cuarta economía de la zona euro intentará "salir bien en los puntos que nos interesan", indicó una fuente diplomática.
Van Rompuy prevé anunciar además la ayuda de unos 5.000 millones de euros para fondos destinados a fomentar el empleo juvenil en las regiones más afectadas de la zona euro.
Todo indica que los nuevos recortes se concentrarán en infraestructura (transporte y telecomunicaciones) asuntos exteriores y la administración de la UE (especialmente sueldos y pensiones de los funcionarios), que podría sufrir una reducción de entre 2.000 y 2.500 millones de euros.
Y el capítulo llamado Connecting Europe (conectando Europa) "es el que sufrirá un buen tajo" de 10.000 millones de Euros, dijo una fuente europea.
Pero incluso en caso de que los veintisiete alcancen un acuerdo --que debe se aprobado por unanimidad--, éste tendrá que ser sancionado por el Parlamento Europeo (PE).
"Si se concreta la propuesta actual, sería un retroceso en nuestro plan presupuestario", advirtió el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz.
"Con los números que están sobre la mesa, nos dirigimos hacia una unión deficitaria", advirtió.

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