MOSCÚ.- Los ministros de Finanzas y presidentes de
los bancos centrales del G-20 aprobaron anoche una
declaración en la que se comprometen a no entrar en una guerra de
divisas para favorecer la economía propia mediante medidas como la
devaluación de sus respectivas monedas.
"Nos abstendremos de una devaluación competitiva. No fijaremos
nuestros tipos de cambio por motivos competitivos, nos resistiremos a
toda forma de proteccionismo y mantendremos abiertos nuestros mercados",
señala el comunicado final tras dos días de reunión en Moscú.
El texto destaca también un compromiso "para cooperar para lograr
una reducción duradera de los desequilibrios mundiales" y "avanzar más
rápidamente hacia un sistema cambiario más influido por el mercado y con
mayor flexibilidad de cambio".
"Reiteramos que la excesiva volatilidad de los flujos financieros y
los movimientos desordenados en los tipos de cambio tienen
consecuencias adversas para la estabilidad económica y financiera",
prosigue.
El documento menciona expresamente las iniciativas de la UE,
Estados Unidos y Japón para reducir los riesgos para la economía global.
"Gracias a las importantes medidas adoptadas en Europa, Estados Unidos,
Japón y a la resistencia de la economía china han remitido los riesgos
para la economía global y las condiciones de los mercados financieros
han mejorado", indica. "Sin embargo, reconocemos que los riesgos
importantes permanecen y el crecimiento global es aún demasiado débil,
con un paro que continúa siendo inaceptablemente alto en muchos países",
sigue.
"En estas circunstancias es necesario un esfuerzo continuado para
seguir construyendo una unión económica y monetaria más fuerte en la
eurozona y resolver las incertidumbres relacionadas con la situación
fiscal en Estados Unidos y Japón, así como impulsar las fuentes
domésticas de crecimiento en las economías con superávit, teniendo en
cuenta las circunstancias especiales de los grandes productores de
materias primas", explica.
Por último, incluye un compromiso "para construir un sistema
financiero más resistente" y "desarrollar una estrategia fiscal creíble a
medio plazo" antes de la cumbre de jefes de Estado y Gobierno del G-20
prevista para los días 5 y 6 de septiembre en San Petersburgo.
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