LONDRES.- El Grupo de los Siete considera emitir un comunicado esta semana
reafirmando su compromiso en torno a tasas de cambio "determinadas por
el mercado" en respuesta a la acalorada retórica sobre una guerra
cambiaria, dijeron el lunes dos funcionarios del G20.
Ambos funcionarios, procedentes de distintos países, dijeron que,
de ser acordado, el comunicado podría ser divulgado casi al tiempo que
los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del G20 se reúnan en
Moscú el viernes y sábado.
"(El documento) se centra en un compromiso en que las tasas de
cambio sean determinadas por el mercado y que (los gobiernos) no
utilicen políticas para manipular las monedas", dijo a Reuters un
funcionario.
Los términos podrían estar sujetos a cambios pero el texto se
parece mucho a la última declaración emitida por el G7 sobre las
monedas, en 2011.
Entonces, afirmó su apoyo por los tipos de cambios determinados
por el mercado y prometió: "consultaremos en forma estrecha con respecto
a las acciones en los mercados de cambios y cooperaremos según sea
apropiado".
Varios países han reaccionado con alarma a las políticas
monetarias agresivamente expansivas del nuevo Gobierno de Japón, que han
llevado al yen a debilitarse fuertemente.
La semana pasada, Francia llegó incluso a pedir una meta de
mediano plazo para el euro. Berlín rechazó esa sugerencia y dijo que no
veía que la moneda estuviera sobrevalorada, tal como están las cosas
actualmente.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, la semana
pasada hizo una sutil intervención verbal al decir que vigilaría el
impacto del fortalecimiento del euro, lo que alcanzó para frenar el
avance de la unidad, temporalmente.
La Reserva Federal estadounidense y el Banco de Japón están
expandiendo sus hojas de balance rápidamente con impresión de dinero, al
tiempo que la del BCE se contrae, en parte debido a que los bancos
cancelan unos créditos baratos que les había dado el organismo monetario
en fondos de emergencia el año pasado.
Si todo el resto se mantiene constante, eso podría hacer subir
aún más al euro, mientras otros siguen, en forma explícita o implícita,
políticas que deprimen a sus monedas, lo último que necesita una zona
euro en dificultades económicas.
El principal funcionario monetario de la UE, Olli Rehn, pidió el
fin de semana una "coordinación más cercana" en monedas, notando los
problemas particulares que el euro fuerte implicaría para los miembros
del sur de la zona euro, muy endeudados.
En cambio, el funcionario del BCE Joerg Asmussen dijo que el problema de Francia era su competitividad interna, no el euro.
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