miércoles, 27 de febrero de 2013

La Unión Europea se aferra a los ajustes y alerta contra el populismo

BRUSELAS.- La UE no alterará el rumbo ni la receta económica. Pese al sonoro toque de atención de las elecciones italianas, Bruselas mantiene su apuesta por la austeridad y las reformas como única alternativa para dejar atrás la crisis. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, admitió que los países del sur del continente afrontan durísimos sacrificios, pero pidió no caer en «la tentación del populismo» con medidas que solo agravarían el impacto de la recesión. El exprimer ministro portugués reclamó a los líderes europeos que se comporten con «valentía» y expliquen a sus ciudadanos el coste que tendría seguir el «camino de la irresponsabilidad» en la gestión de las finanzas públicas.

Barroso evitó referirse directamente a la situación en Italia, pero abogó por actuar con «seriedad» y no modificar la estrategia económica por «los resultados electorales específicos de una país». En una intervención muy vehemente, el responsable comunitario recalcó la importancia de que los mandatarios actúen con «determinación, consistencia y coherencia». «La pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente: ¿tendríamos que fijar nuestra política económica por consideraciones electorales a corto plazo o por lo que se debe hacer para que Europa vuelva a crecer de manera sostenible? Para mí, la respuesta es clara», remarcó. Convencido de que la austeridad dará sus frutos, recordó que la esperanza empieza a asomar en España, Portugal e Irlanda.
En contra de la opinión de muchos expertos e incluso del FMI, Bruselas insiste en que el rigor presupuestario y las reformas no tienen vuelta de hoja. La Comisión defiende que los problemas en el sur de Europa han engordado durante años ante la falta de medidas para dinamizar las economías y recuperar competitividad. En el caso de Italia, ayer volvía a recordarse que arrastra una deuda descomunal del 120% del PIB, la mayor del continente solo después de la de Grecia. Según diversos estudios, un pasivo tan elevado lastra directamente el crecimiento y la creación de empleo. Antes de la comparecencia de Barroso, uno de sus portavoces destacó que Mario Monti, la apuesta electoral de la UE, tomó decisiones que el país necesitaba desde hace dos décadas.
Calco germano
Aunque en los últimos meses Bruselas ha introducido algunos elementos de flexibilidad en su política económica, lo cierto es que parece un calco de la estrategia alemana. En otro signo de fuerte sintonía, la Comisión y el Gobierno germano realizaron una lectura muy similar de los comicios transalpinos. El ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, subrayó que los partidos italianos son conscientes de que «se necesita continuar con las reformas y la consolidación fiscal». Pese a que las palabras de Westerwelle pueden sonar duras, nada que ver con los editoriales de muchos periódicos del país. El conservador 'Die Welt' llegó a calificar los resultados de «reacción infantil» y lamentó el rechazo de los votantes a afrontar la «realidad» económica que les rodea.
Francia, que desde la llegada de François Hollande al poder intenta sin éxito suavizar la disciplina del Merkel, reaccionó de una forma muy diferente a la de su socio germano. El ministro de Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, subrayó que los votantes italianos habían alzado la voz contra «la política impuesta por los mercados». «Los ciudadanos no están dispuestos a pasar por el aro», proclamó. El titular de Finanzas galo, Pierre Moscovici, rebajó el tono de su colega y abundó en la tesis que han defendido frente al dictado alemán. A su juicio, la receta apropiada no es abandonar la austeridad, sino dosificarla en el tiempo. Bruselas y Alemania, sin embargo, temen que si la presión baja los socios del Sur aparcarán muchas reformas imprescindibles.

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