viernes, 29 de marzo de 2013

La historia muestra que limitar los capitales puede ser peor

LONDRES.- Cuando Argentina congeló el acceso a los depósitos bancarios en diciembre de 2001, la respuesta popular fue tan fuerte que el presidente y tres sucesores dimitieron en menos de un mes.   Chipre, donde los bancos reabrieron el jueves tras estar cerrados casi dos semanas, ha impuesto restricciones sobre el flujo de capitales, convirtiéndose en la primera nación de la zona euro en hacerlo desde la introducción de la moneda única, con el objetivo de limitar retiradas consecuencia del pánico.

El caso de Argentina y otros ejemplos supuso que algunos en los mercados financieros anticiparan una carrera para retirar dinero - una visión que podría asustar a los depositantes en otros países de la zona euro como España e Italia.
El primer día de reapertura de los bancos en Chipre no hubo indicios de eso, con colas ordenadas de unas pocas decenas de personas.
Las retiradas masivas de depósitos no solo tienen el potencial para derribar presidentes, sino que además pueden quebrar bancos y sistemas financieros enteros y, una vez que comienzan, son muy difíciles de frenar.
Imágenes de televisión de colas ante las sucursales o rumores de bancos que cierran o están en problemas pueden ser el detonante para que personas o empresas retiren sus depósitos. Y si bien el comienzo puede ser irracional, una vez que se afianza, sumarse es una reacción natural.
Ante los controles sobre los capitales, la reapertura de los bancos chipriotas estaba lejos de ser un día normal para los bancos. Las autoridades sostienen que los controles serán temporales, pero la experiencia pasada en Argentina, Islandia y otros casos muestra que eso es poco realista.
"Es un gran error introducir limitaciones (....), es más probable que alimenten el miedo entre los depositantes de que no podrán sacar su dinero", dijo Zsolt Darvas, investigador asociado del centro de estudios Bruegel, en Bruselas.
"La gente y las empresas sacarán todo lo que puedan cuando puedan".
Ioannis Kasoulides, ministro de Asuntos Exteriores de Chipre, dijo que espera levantar los controles de capital dentro de alrededor de un mes. Pero Philip Suttle, economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales, no está tan seguro.
"Probablemente estamos hablando de años, no de meses", dijo.
Las restricciones aplicadas en Islandia en 2008 para responder a su crisis bancaria y económica siguen vigentes.
Hace 12 años, cuando Argentina se enfrentaba a una crisis sistémica, los depositantes corrieron a retirar sus fondos. Tras dos días habían salido más de 2.000 millones de dólares, casi el 3 por ciento de los depósitos. Al día siguiente, Argentina congeló los depósitos 90 días y al final se extendieron un año, en una medida que se conoció como "corralito".
"(La medida) deprimió el ritmo inicial de retiradas, pero no disminuyó su cuantía final", dijo Darvas.
Eso demostró que las restricciones pueden alargar la duración de las crisis y retrasar el retorno a controles de capital normalizados, agregó el investigador.
El pánico en Argentina se intensificó cuando el país no pudo acordar un rescate con el Fondo Monetario Internacional.
En cambio, Chipre cerró los bancos mientras finalizaba un acuerdo internacional por 10.000 millones de euros.
Chipre es el primer Estado de la zona euro que impone quitas a sus depositantes, pero el Gobierno evitó que el país se fuera a la quiebra y su salida del euro, lo que habría hecho inevitable una fuga bancaria.
Los estudiosos del tema afirman que no hay un modo fácil de evitar el pánico. Congelar depósitos ha sido una respuesta frecuente, simplemente para contener la hemorragia. Podría haberse usado la opción de limitarlo a los dos mayores bancos de Chipre, Bank of Cyprus y el Cyprus Popular Bank.
Una segunda política es retrasar los pagos, para que los ahorradores tengan que esperar más para sacar dinero o pagar una multa por hacerlo anticipadamente.
Cuando cientos de británicos acudieron a las sucursales del británico Northern Rock en septiembre de 2007, el pánico sólo se detuvo cuatro días después, cuando el Gobierno prometió proteger todos los depósitos. No hubo restricción a las retiradas.
Pero hubo una "fuga silenciosa" contra el banco hipotecario, porque los chipriotas siguieron sacando sus fondos vía Internet. Tal tipo de éxodo es más dañino en esta época, especialmente si los grandes clientes corporativos pierden la confianza.
Otra amenaza es que determinados flujos, como los de los cheques de pagos a empleados, puedan paralizarse si la economía se mueve más hacia pagos en efectivo.
Las restricciones de capital presentan otros problemas para Chipre, como el grave daño al comercio, la amenaza de demandas legales y el costo de mantener los controles.
Los depósitos en Chipre estaban en 46.400 millones de euros a finales de febrero, un descenso de un seis por ciento desde comienzos de 2011, como parte de la marcha de los depositantes de los lugares más problemáticos de la eurozona en beneficio de refugios como países nórdicos, Reino Unido y Asia.

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