BRUSELAS.- La presidencia irlandesa de la UE y los
negociadores de la Eurocámara han cerrado el acuerdo final para
encomendar al Banco Central Europeo (BCE) la supervisión de las
entidades de la eurozona, primer paso hacia la creación de una unión
bancaria que rompa el "circulo vicioso" entre bancos y Estados.
El BCE sólo controlará directamente a las entidades con activos
superiores a 30.000 millones de euros (alrededor de 150 de las 6.000 de
la eurozona) -mientras que los más pequeños seguirán bajo la
responsabilidad de las autoridades nacionales- y no asumirá plenamente
sus nuevas funciones hasta marzo de 2014, tal y como quería Alemania.
La creación de un supervisor único es la condición previa impuesta
por Berlín para la recapitalización directa de las entidades en crisis a
cargo del fondo de rescate (MEDE), sin pasar por el Estado afectado. El
Eurogrupo se ha comprometido a pactar antes de junio cómo se hará la
recapitalización directa.
"Se trata de una primera etapa fundamental hacia una auténtica
unión bancaria que debe restaurar la confianza en los bancos de la
eurozona y garantizar la solidez y la fiabilidad del sector bancario",
ha dicho el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier.
"El supervisor único es el elemento central de la unión bancaria y
un paso vital para romper el círculo vicioso entre bancos y Estados",
ha resaltado el ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan.
Por su parte, el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ha
admitido que se trata de un "paso adelante". "Sin embargo, los problemas
profundamente dolorosos a los que se enfrenta Chipre demuestran que es
insuficiente", ha avisado. A su juicio, es necesario crear cuanto antes
un mecanismo único para liquidar los bancos con problemas y un sistema
común de garantía de depósitos.
En la recta final de las negociaciones, la Eurocámara ha logrado
como concesiones más poder para controlar el trabajo del BCE en tanto
que supervisor y un mayor papel en el nombramiento del presidente y
vicepresidente del nuevo consejo de supervisión que se creará en el seno
del órgano presidido por Mario Draghi.
El compromiso final encomienda al BCE la supervisión directa de
los bancos cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20%
del PIB del país en el que estén establecidos, y también de aquellos que
hayan recibido fondos del MEDE. Según los cálculos del Gobierno, el 95%
de la banca española quedará bajo control del BCE.
Además, el órgano presidido por Mario Draghi tendrá derecho a
asumir en cualquier momento el control directo de un banco pequeño si lo
considera necesario.
Para separar la política monetaria de las nuevas tareas de
supervisión, se creará un nuevo consejo de supervisión en el BCE en el
que se garantiza además la igualdad de trato a los países de fuera del
euro. No obstante, la última palabra la seguirá teniendo el consejo de
gobierno de la autoridad monetaria, donde sólo están representados los
países euro, porque así lo marca el Tratado.
Por lo que se refiere al reparto de poder en el seno de la
Autoridad Bancaria Europea (EBA), que seguirá siendo la responsable de
elaborar los estándares técnicos para todos los bancos de la UE, Reino
Unido ha logrado su propósito de lograr derechos especiales para no
quedar siempre en minoría frente a los países del euro.
El Ejecutivo comunitario espera que todos los países de fuera del
euro se sumen al mecanismo de supervisión única, excepto Reino Unido,
Suecia y República Checa.
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