BRUSELAS.- Rusia, a juzgar por su respaldo al plan "B" del rescate financiero de
Chipre, ha conseguido salvar buena parte de los muebles en la crisis
financiera del país insular, donde según agencias calificadoras de
riesgo había capitales rusos por más de 20.000 millones de dólares.
El
primer y finalmente abortado esquema de rescate de las finanzas
chipriota, que preveía gravar con un impuesto extraordinario todos los
depósitos bancarios, provocó una airada reacción de Moscú.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó la medida de
"injusta, poco profesional y peligrosa", mientras que otros altos
cargos, como el primer ministro, Dmitri Medvédev, la tacharon de
confiscatoria y de atentado contra uno de los pilares de la economía de
mercado: la propiedad privada.
Moscú acusó al Eurogrupo de no tener en cuenta los intereses rusos e
incluso se negó, a pesar de que antes se había mostrado dispuesta a
ello, a reestructurar el crédito de 2.500 millones de euros que en 2011
había concedido a Nicosia.
El ministro de Finanzas chipriota, Mijalis Sarris, durante dos días
tocó puertas en la capital rusa, pero todos sus esfuerzos resultaron
infructuosos y tuvo que volver a su país con las manos vacías.
La estéril estancia de Sarris en la capital rusa coincidió con una
reunión, también en Moscú, entre representantes del Gobierno ruso y la
Comisión Europea.
"Rusia se sumará al arreglo de los problemas financieros de Chipre
sólo después de que se alcance un acuerdo entre las autoridades
chipriotas y la Unión Europea", dijo al término de esa reunión Medvédev.
La declaración de primer ministro ruso ya entonces llamó la atención
por su tono comedido y la ausencia de alusiones a los intereses de Rusia
en Chipre.
Mayor sorpresa aún fue el abierto respaldo del Kremlin al segundo
plan de rescate de Chipre, mucho más severo que el primero en su castigo
a los grandes ahorradores y que, en un comienzo, algunos expertos consideraron todavía más lesivo para los capitales rusos.
Nada más conocerse los nuevos términos de rescate, Putin impartió instrucciones para negociar con la autoridades chipriotas la reestructuración del crédito de 2.500 millones de euros, alivio que hacía pocos días le había negado a Nicosia.
Para
algunos expertos, el giro de 180 grados de la postura rusa frente al
rescate financiero de Chipre obedece a que las pérdidas rusas en la isla
mediterránea serán muy inferiores a las que calculó Moscú inicialmente.
Las medidas draconianas que prevé el rescate afectan a los dos
principales bancos chipriotas, pero no al Russian Commercial Bank,
filial en Chipre del grupo ruso VTB, considerado uno de los principales
depositarios de capitales rusos en la isla.
El número dos del Gobierno ruso, Ígor Shuválov, declaró este martes
que las empresas rusas afectadas por la situación en Chipre no han
solicitado de momento ayuda al Ejecutivo para desbloquear sus fondos.
Según Shuválov, era evidente desde hacía tiempo que la situación en Chipre era "extremadamente inestable".
Los dos mayores consorcios de hidrocarburos rusos, el gasístico
Gazprom y el petrolero Rosneft, así como una serie de compañías de
primera línea, declararon que la crisis en Chipre no les ha afectado en
modo alguno.
No obstante, el presidente del banco estatal de desarrollo y comercio
exterior ruso Vnesheconombank (VEB), Vladímir Dmitriev, manifestó la
disposición de la entidad de prestar asistencia a las empresas rusas que
se encuentren una situación difícil por los problemas en Chipre.
"Esta declaración del VEB muestra que al menos una estructura (rusa)
ha sufrido importantes pérdidas como consecuencia de la crisis
chipriota. Lo más probable es que este mecanismo de asistencia sea
ideado para una o dos compañías", dijo un alto ejecutivo de un banco
ruso, citado por el periódico "PBK Daily".
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