WASHINGTON.- Los líderes de Finanzas de
las economías del G-20 acordaron anoche que no hay necesidad de
establecer objetivos estrictos para reducir los niveles de deuda
pública, y afirmaron que continuarían observando de cerca los efectos
negativos de los enormes planes de estímulo monetario, como el que
aplica Japón.
El ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov, dijo en una
conferencia de prensa que sus homólogos en el G-20 creían que la
reducción de deuda en niveles generales es más importante que las cifras
específicas.
"Acordamos que estos serían parámetros moderados, que habría
cierta clase de objetivos estratégicos y metas que podrían ser
enmendadas o ajustadas, dependiendo de las situaciones específicas de
las economías", manifestó.
En un comunicado publicado tras la reunión de dos días, el Grupo
de las 20 mayores economías del mundo dijo que estaría "pendiente" de
cualquier efecto negativo de los extensos periodos de estímulo
monetario.
Los bancos centrales han inundado sus economías con fondos
baratos en un intento por elevar el endeudamiento y el gasto, pero estas
medidas han generado preocupación por el excesivo flujo de capital,
particularmente hacia las naciones en desarrollo.
Siluanov dijo que el G-20 acordó que era necesario realizar un
mayor seguimiento de los efectos arriesgados del programa por 1,4
billones de dólares de Japón, anunciado previamente este año para
alentar la economía nipona y combatir su deflación.
Las negociaciones del G-20 estuvieron dominadas por los problemas
de la zona euro, dijo Siluanov, donde las severas medidas de austeridad
no han podido sacar a la región de su crisis económica. La naturaleza
de las conversaciones desató cierta preocupación entre responsables de
otros países.
"Iba a ser una reunión del G-20, pero por un momento pareció un
encuentro del G-7. Todo lo que escuché era lo grave que es la situación
de Europa y lo duramente que está afectando eso a muchos países del
mundo", dijo el ministro de Finanzas indio, P. Chidambaram, en
comentarios en el Peterson Institute en Washington.
"Ellos tienen una política económica ultra expansiva. Ellos están
haciendo todo lo posible para rescatar a economías que parecen estar
derribándose una tras otra", aseveró.
Ha habido ciertos desacuerdos sobre la necesidad de fijar metas específicas para reducir la deuda.
Estados Unidos y Japón se opusieron a sellar un compromiso sobre
objetivos que vinculen la deuda a ciertos niveles del PIB. Rusia -que
este año preside el G-20- espera conseguir un acuerdo sobre estas metas
para el momento en el que los líderes del grupo de reúnan en San
Petersburgo en septiembre.
Las mayores economías del mundo está reformulando el énfasis en la austeridad que implementaron en los últimos años.
El argumento de la austeridad ha sido rebatido por la debilidad
de las economías que aplicaron medidas estrictas para disminuir sus
déficits, como Reino Unido, que ahora se dirige a su tercera recesión en
los últimos cinco años.
El viernes, la agencia Fitch despojó al Reino Unido de su
calificación crediticia "AAA" y la rebajó a "AA+", citando las
expectativas de que la deuda general del Gobierno se elevará al 101 por
ciento del PIB para 2015-2016 debido al débil crecimiento económico.
Siluanov dijo que se requería un mayor nivel de coordinación con
el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el tema de la liquidez
global y que se esperaban recomendaciones de la entidad para julio
próximo.
Los ministros del G-20 hicieron además un llamamiento a la Junta
de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) para que
supervise las reformas de los tipos referenciales de interés a corto
plazo como el Libor, después del escándalo por manipulación del
instrumento financiero.
A la FSB se le pidió presentar un informe sobre sus progresos en julio.
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