miércoles, 17 de abril de 2013

Una nueva fase de reformas en España no remediará el desplome del país

MADRID.- España se esforzó mucho para abordar los puntos principales de un plan de reforma impuesto por Europa, pero los analistas dudan de que el segundo plan de reformas que presentará el Ejecutivo a finales de abril será lo suficientemente ambicioso para lograr que la economía salga de una profunda recesión.

Las reformas que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha puesto en marcha en su primer mandato se dirigieron a los problemas más acuciantes del país, una tasa de desempleo del 26 por ciento, los elevados niveles de deuda privada y pública y un sector bancario deprimido, pero fueron tímidas de cara a unos ciudadanos agobiados por la crisis y desilusionados.
Gracias al notable descenso de los costes de financiación y el mejor acceso a los mercados internacionales de capital desde que el Banco Central Europeo dijo el año pasado que haría lo que fuera necesario para apoyar las economías de la zona euro con problemas, el Gobierno español se siente menos presionado para implementar medidas duras.
Es probable que ante el creciente malestar en las calles y con las elecciones de 2015 en el horizonte, Rajoy intente ahora evitar nuevas protestas en vez de implementar las reformas necesarias para que la economía española retome la senda de crecimiento lo antes posible.
Estas requerirían una reforma de calado en el mercado laboral, una nueva reorganización del sector financiero, la completa reestructuración de un ineficiente sistema de administración pública y del estado del bienestar, así como una reestructuración del sistema fiscal.
"El hecho de no aprobar reformas estructurales y de no desarrollar una estrategia creíble para lograr el ajuste fiscal necesario podría poner la deuda de España en un camino insostenible", dijo Rubén Segura-Cayuela, economista de Merrill Lynch y ex asesor económico del gobierno de centro-izquierda de José Luis Rodríguez Zapatero.
"Veo voluntad política para contentar a Bruselas y seguir la hoja de ruta marcada, pero eso no quiere decir que implementen unas reformas lo suficientemente ambiciosas", agregó.
La cautela mostrada por las agencias de calificación sobre el progreso de la consolidación fiscal de España impulsó a Merrill Lynch a descontar una nueva rebaja del rating soberano en la segunda mitad del año debido a lo que calificó como inacción gubernamental y complacencia.
Rajoy ha indicado que la actualización del plan de reformas que presentará a Bruselas se centrará en medidas para impulsar el crecimiento, como financiación y exenciones fiscales para pymes y en acabar reformas incompletas como la del sector energético y el sistema de pensiones.
Gran parte de las mismas serán presumiblemente un refrito de las medidas estructurales prometidas el año pasado, que se vieron retrasadas mientras el Gobierno se concentraba en anuncios presupuestarios de emergencia dirigidos a aliviar el nerviosismo de los inversores durante el clímax de la crisis de deuda de la eurozona.
La necesidad de recortar el déficit público en al menos otros 40.000 millones de euros significará subidas de impuestos temporales y que las rebajas salariales se conviertan en permanentes, a pesar de las afirmaciones del Gobierno en sentido contrario.
Otras medidas - centradas en las pensiones, el sector eléctrico, una autoridad fiscal independiente, pequeños cambios en el sistema fiscal y una reforma de la administración pública a nivel nacional y local - no serán suficientes para devolver la economía a la senda de crecimiento o para crear puestos de trabajo para los seis millones de desempleados.
Los analistas no creen que Rajoy va a sorprender positivamente a los mercados ya que comienza a cortejar a unos votantes enfurecidos por los recortes y los escándalos de corrupción de cara a los comicios en 2015,
"Los conservadores tienen algo muy raro y muy valioso, que es la mayoría absoluta. Ellos pueden hacer lo que quieran", dijo Javier Díaz-Giménez, economista de la escuela de negocios IESE de Madrid.
Y por si no fuera poco que los últimos planes sean probablemente modestos, también hay dudas sobre su aplicación.
De las cerca de 90 medidas que contuvo el plan de reformas del año pasado, dos tercios todavía no están en funcionamiento, o por seguir atrapadas en trámites parlamentarios largos o porque aún no han sido aprobadas por el Ejecutivo.
Una de las reformas de Rajoy más aplaudidas hasta la fecha ha sido la reforma laboral, cuyo objetivo era recortar los elevados costes de despido y facilitar a las empresas una renegociación de los convenios.
La reforma ha sido calificada como paso en la dirección correcta, sobre todo por parte de las empresas internacionales, y seis de los 11 fabricantes de automóviles extranjeros presentes en España anunciaron nuevas inversiones y contrataciones en los últimos meses.
Sin embargo, algunas empresas también mostraron recelos. Un ejecutivo de Grupo Roca, una empresa líder en cerámica sanitaria y con gran presencia internacional, dijo que si bien el objetivo de la reforma era racionalizar los despidos durante una recesión, seguían vigentes un gran número de obstáculos y su compañía aún no ha notado las ventajas de la nueva ley.
También la reestructuración del sector bancario ha despertado preocupaciones.
España recibió 41.000 millones de sus socios comunitarios para sanear los activos tóxicos inmobiliarios de la banca, pero algunos dijeron que el frente sigue abierto al comenzar a notarse en los balances de los bancos también un deterioro en los créditos de empresas y de consumo en medio de la prolongada recesión económica.
Bruselas, por su parte, quiere ver una implementación más rigurosa de la nueva ley que permite al gobierno castigar a las regiones que incumplan sus objetivos de recorte de gasto. El año pasado, los déficit de Valencia y de Murcia se situaron más de un 100 por cien por encima del objetivo estipulado, sin que ninguna de las dos regiones se viera penalizada por el gobierno central.
Mientras que persiste la presión para afinar estas reformas, el presidente del Gobierno tendrá dificultades de poner en marcha sus próximos proyectos teniendo en cuenta los problemas de calendario y el estado de ánimo de la nación.
Entre las prioridades en su programa se sitúan las pensiones, un tema sensible para muchos de sus votantes, y temas complicados como el adelgazamiento de las administraciones públicas y las reformas de la energía y del transporte.
La reforma de la burocracia y el recorte del estado del bienestar son otros hitos para el gobierno, pero es una tarea monumental que a pesar de realizarse sólo paso por paso, provoca protestas diarias en todo el país.
La liberalización de los sectores de la energía, las telecomunicaciones y el transporte se ha dificultado en gran medida por las enmiendas presentadas por los grupos de presión industriales.
"El gobierno está preocupado por el déficit (eléctrico) tarifario, pero no toma las medidas necesarias, lo que sería el enfoque correcto", dijo Gerard Llobet, economista de la escuela de negocios de Madrid CEMFI.
Pese a sus elogios en público al proceso de reformas en España, Bruselas pidió a mediados de abril a Madrid que tome medidas urgentes para corregir los desequilibrios de su economía que, a su juicio, presentan serios riesgos para el crecimiento y la estabilidad financiera.
Más de un tercio de los 17 millones de desempleados de la zona euro viven en España y el altamente endeudado sector privado español tardará años en hacer frente a su deuda, lo que tiene repercusiones adversas para la inversión y asfixia el consumo doméstico.
Mientras tanto, los bancos, recuperándose de las secuelas e la concesión desenfrenada de créditos durante la burbuja inmobiliaria, se muestran ahora reticentes a prestar dinero a las pocas empresas y consumidores dispuestos a asumir más deuda.
"España se enfrenta a una tasa de desempleo que hubo en EEUU durante la Gran Depresión y unas perspectivas económicas abismales, lo que exige fuertes sacrificios a los ciudadanos", dijo Bill Adams, economista del banco estadounidense PNC.
"España todavía puede estar uno o dos años en el purgatorio antes de que la economía tenga la esperanza de volver a la normalidad", sentenció este experto.

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