viernes, 19 de abril de 2013

'Der Spiegel' acusa a las familias del sur de Europa de esconder su riqueza para que los alemanes paguen los rescates

BERLÍN.- El prestigioso semanario alemán Der Spiegel ha decidido apoyar el controvertido informe del Banco Central Europeo (BCE) que sostenía, con cifras de los años 2009 y 2010, que los hogares alemanes eran, de media, los más pobres de toda la zona del euro.
En un extenso artículo, y con los datos de la autoridad monetaria europea en la mano, la revista alemana ha defendido la existencia de un debate en el que se argumente por qué países como Alemania deben seguir corriendo con los gastos que ha asumido hasta ahora en los rescates de Grecia, Chipre o Portugal, por ejemplo.

El documento del BCE, publicado el pasado 9 de abril, se basa en el patrimonio medio de los hogares de cada país del euro. Según se observa en el informe, los hogares de Alemania tendrían un patrimonio medio de poco más de 50.000 euros, la cifra más reducida del bloque. En Grecia esta cifra se aproximaba a los 100.000 euros y en Chipre, el último país que acaba de ser rescatado por la Troika (aunque ha tenido que poner parte del dinero), se quedaría cerca de los 270.000 euros. En el caso de España, el patrimonio medio de las familias se sitúa, según el BCE, en 183.000 euros.

"Las imágenes que nos llegan desde las capitales europeas en crisis son confusas, cuando menos. En la capital chipriota Nicosia, por ejemplo, miles protestaron contra una tasa en los depósitos bancarios llevando imágenes de Hitler (…) en donde se podía leer: Merkel, tu dinero nazi es más sangriento que cualquier dinero lavado", expone en su artículo Der Spiegel, que acto seguido se pregunta por qué en estos lugares se quejan de un dinero –el alemán- que luego piden y esperan recibir.

Pero las preguntas del semanario no se quedan ahí. Por un lado –dice la revista- están las emociones que sostienen que Alemania es el gran país rico que se beneficia, y se ha beneficiado, del resto de Europa; por el otro están "los números", como los que presenta el BCE, y que muestran un país mucho más pobre y austero de lo que considera el pensamiento popular europeo.

Der Spiegel se queja de que ni la propia autoridad monetaria europea ni tampoco el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, hayan hecho demasiado caso de este documento. Eso quizá se deba a que el BCE, además de presentar datos basados en cifras de hace tres y cuatro años, no tuvo en cuenta a la hora de llegar a su conclusión sobre la pobreza de los hogares alemanes la proporción de propietarios existente en unos países y otros (en Alemania predomina el alquiler cuando la vivienda en propiedad se cuenta como parte del patrimonio) ni tampoco el tamaño de las unidades familiares, que son habitualmente más grandes en el sur de Europa.
La revista se hace eco de estas carencias –explica, eso sí, que se han destacado en la prensa de la periferia europea para desdeñar el informe- pero contraargumenta diciendo que las cifras representan la realidad porque los alemanes son consumidores mucho más avezados que el resto de ciudadanos europeos, y que por eso no tienen tanto patrimonio ahorrado, además de mencionar los conflictos bélicos del siglo XX para sostener la teoría del BCE: "La mayoría de los países de la zona del euro no se vieron afectados por esos desastres. O bien salieron vencedores de las guerras mundiales, como Francia, o bien se mantuvieron neutrales, como España. En cualquiera de los dos casos sus ciudadanos fueron capaces de construir un patrimonio y mantenerlo durante generaciones".

La tesis de la publicación alemana es clara: en los países del sur de Europa hay, efectivamente, crisis. Pero no se entiende que Alemania tenga que pagar por buena parte del saneamiento de los mismos cuando 'debajo del colchón' de esos mismos lugares existe una cantidad ingente de dinero, según el propio BCE.

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