WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propuso el miércoles
un presupuesto de 3,77 billones de dólares (2,88 billones de euros) que
combina controvertidos recortes a programas de seguridad social con
aumentos de impuestos para los más ricos.
El paquete está destinado a atraer a los republicanos a
negociar un amplio plan de reducción del déficit, pero los detalles
reflejan una propuesta que Obama presentó el año pasado y que fue
rechazada por los líderes republicanos.
El presupuesto de Obama para el año fiscal 2014, que
comenzará el 1 de octubre, recortará el déficit en tres años al obligar a
las personas que ganan más de un millón de dólares anualmente a pagar
más en impuestos, al mismo tiempo que aplicaría recortes de gastos que
reemplazarían a las reducciones actuales que entraron en vigor el mes
pasado.
Sin embargo, ese plan tiene pocas posibilidades de
convertirse en ley, dado que muchos republicanos rechazan los esfuerzos
de Obama por subir los impuestos a algunos estadounidenses y muchos
demócratas se oponen a los recortes al popular programa de jubilación de
la seguridad social.
Ambas partes quieren reducir el déficit, que el
presupuesto de Obama proyecta que caerá a 744.000 millones de dólares en
2014, o un 4,4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), desde un
estimado de 973.000 millones de dólares en 2013.
El mandatario afirmó que su propuesta, particularmente
los recortes en salud y pensión que resultan dolorosos para sus
correligionarios demócratas, indican que se ha movido en la dirección de
los republicanos.
"En lo que respecta a la reducción del déficit, ya he
cumplido con los republicanos en más de la mitad (de las demandas)",
declaró Obama en comentarios formulados en la Casa Blanca.
"Por eso, en los próximos días y semanas, espero que
los republicanos salgan al frente y demuestren que son tan serios (...)
sobre los déficit y la deuda como dicen serlo", agregó.
El presupuesto de Obama apunta a lograr una reducción
del déficit de 1,8 billones de dólares en 10 años. Si eso se suma a
recortes de déficit por 2,5 billones de dólares a partir de planes
pasados, el total superaría una bajada de 4 billones de dólares que
ambos partidos han dicho que sería una meta aceptable.
La proporción del déficit al PIB caería a un 2,8 por
ciento en 2016, más abajo del nivel de un 3 por ciento que los
economistas afirman que es necesario para colocar a la deuda en vías de
reducción como un porcentaje de la economía.
Los republicanos desestimaron la propuesta de Obama.
El presidente de la Cámara de Representantes y líder
republicano, John Boehner, que es el principal oponente de Obama en las
negociaciones del déficit, afirmó que los recortes propuestos por el
mandatario a programas sociales eran dignos de elogio, pero no
suficientes.
"Yo esperaría que él no tome como rehenes a estas
modestas reformas para su exigencia de mayores alzas de impuestos",
sostuvo Boehner.
"El presidente consiguió sus alzas de impuestos en
enero, no necesitamos subir impuestos al pueblo estadounidense. De modo
que tengo la esperanza de que en las próximas semanas tengamos una
oportunidad, a través del proceso presupuestario, de llegar a algún
acuerdo", agregó.
La esperanza de Obama es crear una coalición de
legisladores que se muevan hacia su posición, aunque la mayoría de los
observadores lo consideran improbable. El mandatario invitó a 12
republicanos a cenar el miércoles en la Casa Blanca.
Ambas partes no lograron impedir que entraran en efecto
recortes de gastos generales por 85.000 millones de dólares el 1 de
marzo.
La propuesta presupuestaria de Obama reemplazaría a
aquellos recortes con su plan original de reducción del déficit
presentado en diciembre. Esa oferta contemplaba reducciones de gastos
por 930.000 millones de dólares e ingresos impositivos por alrededor de
580.000 millones de dólares.
El presupuesto de Obama reitera su llamamiento a que
los más ricos ayuden más con la reducción del déficit. Obligaría a los
que ganan más de 1 millón de dólares al año o más a pagar al menos un 30
por ciento de sus ingresos en impuestos, excluyendo donaciones de
caridad.
También propone usar una medición menos generosa de la
inflación para calcular aumentos del beneficio por el costo de la vida a
los titulares de algunos programas federales.
Este cambio tendría el efecto de reducir los pagos a
algunos de los beneficiarios de los populares programas de jubilación de
la seguridad social.
Aunque Obama ha prometido que protegerá a algunos de
los beneficiarios más vulnerables, la propuesta ha generado una fuerte
oposición de parte de algunos demócratas y de grupos del sector laboral.
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